Fernando Sánchez Argomedo / Presidente de la Comisión Nacional de Innovación de COPARMEX
México se encuentra en una encrucijada en cuanto a su papel en el escenario global de innovación. A menudo reconocido como un importante centro de manufactura, especialmente en la industria automotriz y de la electrónica, el país enfrenta retos y oportunidades para transformarse en un verdadero generador de innovación.
La maquila ha sido una de las bases económicas de nuestra nación desde la implementación del Programa de Industria Maquiladora de Exportación en 1965. Este programa permitió que empresas extranjeras establecieran plantas de ensamblaje en México, aprovechando la mano de obra barata y las ventajas fiscales. Actualmente, somos uno de los principales exportadores de productos manufacturados, con una vasta red de maquiladoras que producen desde partes automotrices hasta dispositivos electrónicos de alta tecnología.
A pesar de su fuerte enfoque en la manufactura, México ha estado esforzándose por aumentar su capacidad de innovación. Se han implementado políticas públicas y programas dirigidos a fomentar la investigación y el desarrollo (I+D). Instituciones como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) apoyan proyectos de innovación y desarrollo tecnológico, y se han creado parques tecnológicos e incubadoras de empresas para promover el emprendimiento innovador.
Sin embargo, cuando se trata de medir la innovación a través de patentes, México aún tiene un largo camino por recorrer. Según datos de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), en 2022 México registró aproximadamente 1,000 patentes, una cifra que palidece en comparación con países industrializados como Estados Unidos, que registró más de 300,000 patentes, o Alemania, con más de 67,000.
Los desafíos que enfrenta nuestro país en su camino hacia la innovación incluyen la falta de inversión en I+D, la necesidad de mejorar la calidad de la educación en ciencias y tecnología, y la creación de un ecosistema que fomente la colaboración entre universidades, empresas y el gobierno.
A pesar de estos desafíos, México tiene un gran potencial para convertirse en un innovador global. La cercanía geográfica y las relaciones comerciales con Estados Unidos, la creciente comunidad de emprendedores y startups, y la rica diversidad de recursos naturales y culturales son factores que pueden impulsar la innovación.
Nos encontramos en una posición única, donde podemos seguir siendo un centro de manufactura vital mientras desarrollamos nuestra capacidad de innovación. Para convertirse en un verdadero líder en innovación, el país necesita invertir en educación, en I+D y en la creación de un ambiente propicio para el emprendimiento y la creatividad. Solo así podrá competir con los países más industrializados del mundo en términos de patentes y avances tecnológicos.
El gran reto que tenemos desde COPARMEX y desde la Comisión de Innovación es impulsar el desarrollo de nuevos productos a partir de nuevos paradigmas y no ser sólo maquiladores.
@fsargomedo