/ sábado 14 de septiembre de 2024

La revolución cubana (parte 3)

23 de julio de 1953: el asalto al Moncada

Comprendiendo que continuar la lucha en esas condiciones era un suicidio colectivo, Fidel ordenó la retirada. Al mismo tiempo que esto ocurría en Santiago, 28 revolucionarios asaltaban al cuartel de Bayamo, operación que también fracasó. Fidel Castro fue detenido.

Inmediatamente después de estos hechos, la dictadura reaccionó con una brutal represión. Batista decretó el estado de sitio en Santiago de Cuba y la suspensión de las garantías constitucionales en todo el territorio nacional; clausuró el periódico “Noticias de Hoy! órgano del partido socialista popular, y aplicó la censura a la prensa y la radio de todo el país.

En relación con los asaltantes del Moncada, ordenó que se asesinara a diez revolucionarios por cada soldado muerto en combate. Excepto unos pocos combatientes que pudieron escapar ayudados por el pueblo, casi todos los demás fueron capturados y gran parte de ellos asesinados en los días sucesivos. Sólo seis asaltantes de los dos cuarteles habían perecido en la lucha; pero las fuerzas represivas del régimen asesinaron a 55, y a dos personas ajenas a los acontecimientos.

Además, a diferencia del trato humano dado por los revolucionarios a los militares que cayeron en su poder, los asaltantes prisioneros fueron torturados antes de ser ultimados, y después se les presentó como caídos en combate. Más tarde, ante el tribunal que lo juzgaba, Fidel Castro denunció estos crímenes diciendo:

"No se mató durante un minuto, una hora o un día entero, sino que en una semana completa, los golpes, las torturas, los lanzamientos de azotea y los disparos no cesaron un instante como instrumento de exterminio manejados por artesanos perfectos del crimen. El cuartel Moncada se convirtió en un taller de tortura y muerte, y unos hombres indignos convirtieron el uniforme militar en delantales de carniceros".

Los crímenes cometidos en esos días por el régimen los denunció Fidel Castro en su alegato de autodefensa llamado: “La historia me absolverá”. Allí Fidel pasó de acusado a acusador y denunció todos los males que hacían sufrir al pueblo cubano. En su histórico alegato en el juicio por los asaltos a los cuarteles Moncada, y Carlos Manuel de Céspedes, Fidel señaló como razones para una revolución en Cuba, la crisis de las instituciones políticas y los gravísimos problemas sociales existentes, agravados todos por el ilegal golpe de estado de Fulgencio Batista el 10 de marzo de 1952.

El asalto al Moncada tuvo una trascendencia extraordinaria para el pueblo cubano y para el movimiento de liberación nacional que se iniciaba.

Años después, en 1961, el entonces comandante Raúl Castro Ruz y Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), al referirse a la importancia histórica de este acontecimiento manifestó:

“En primer lugar inició un período de la lucha armada que no terminó hasta la derrota de la tiranía. En segundo lugar, creó una nueva dirección y una nueva organización que repudiaba el quietismo y el reformismo, que eran combatientes y decididos y que en el propio juicio levantaban un programa con más importantes desmanes de la transformación socioeconómica y política exigida por la situación de Cuba. Como expresó Fidel: el Moncada nos enseñó a convertir los reveses en victorias.”

En junio de 1955 Fidel fue amnistiado por la dictadura batistiana, salió de la cárcel y creó el M-26-7 en la clandestinidad, movimiento que se unió al Movimiento Nacional Revolucionario y a Acción Nacional Revolucionaria.

Si Fulgencio Batista hubiese sabido que ese joven amnistiado le quitaría la tutela del país en un corto lapso, habría dispuesto de su vida, y la de sus principales cómplices. Ese lejano y casi olvidado lugar sería hoy la tumba de Fidel Castro Ruz.

El antiguo Cuartel Moncada es hoy la Ciudad Escolar 26 de julio. (continuaré)


23 de julio de 1953: el asalto al Moncada

Comprendiendo que continuar la lucha en esas condiciones era un suicidio colectivo, Fidel ordenó la retirada. Al mismo tiempo que esto ocurría en Santiago, 28 revolucionarios asaltaban al cuartel de Bayamo, operación que también fracasó. Fidel Castro fue detenido.

Inmediatamente después de estos hechos, la dictadura reaccionó con una brutal represión. Batista decretó el estado de sitio en Santiago de Cuba y la suspensión de las garantías constitucionales en todo el territorio nacional; clausuró el periódico “Noticias de Hoy! órgano del partido socialista popular, y aplicó la censura a la prensa y la radio de todo el país.

En relación con los asaltantes del Moncada, ordenó que se asesinara a diez revolucionarios por cada soldado muerto en combate. Excepto unos pocos combatientes que pudieron escapar ayudados por el pueblo, casi todos los demás fueron capturados y gran parte de ellos asesinados en los días sucesivos. Sólo seis asaltantes de los dos cuarteles habían perecido en la lucha; pero las fuerzas represivas del régimen asesinaron a 55, y a dos personas ajenas a los acontecimientos.

Además, a diferencia del trato humano dado por los revolucionarios a los militares que cayeron en su poder, los asaltantes prisioneros fueron torturados antes de ser ultimados, y después se les presentó como caídos en combate. Más tarde, ante el tribunal que lo juzgaba, Fidel Castro denunció estos crímenes diciendo:

"No se mató durante un minuto, una hora o un día entero, sino que en una semana completa, los golpes, las torturas, los lanzamientos de azotea y los disparos no cesaron un instante como instrumento de exterminio manejados por artesanos perfectos del crimen. El cuartel Moncada se convirtió en un taller de tortura y muerte, y unos hombres indignos convirtieron el uniforme militar en delantales de carniceros".

Los crímenes cometidos en esos días por el régimen los denunció Fidel Castro en su alegato de autodefensa llamado: “La historia me absolverá”. Allí Fidel pasó de acusado a acusador y denunció todos los males que hacían sufrir al pueblo cubano. En su histórico alegato en el juicio por los asaltos a los cuarteles Moncada, y Carlos Manuel de Céspedes, Fidel señaló como razones para una revolución en Cuba, la crisis de las instituciones políticas y los gravísimos problemas sociales existentes, agravados todos por el ilegal golpe de estado de Fulgencio Batista el 10 de marzo de 1952.

El asalto al Moncada tuvo una trascendencia extraordinaria para el pueblo cubano y para el movimiento de liberación nacional que se iniciaba.

Años después, en 1961, el entonces comandante Raúl Castro Ruz y Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), al referirse a la importancia histórica de este acontecimiento manifestó:

“En primer lugar inició un período de la lucha armada que no terminó hasta la derrota de la tiranía. En segundo lugar, creó una nueva dirección y una nueva organización que repudiaba el quietismo y el reformismo, que eran combatientes y decididos y que en el propio juicio levantaban un programa con más importantes desmanes de la transformación socioeconómica y política exigida por la situación de Cuba. Como expresó Fidel: el Moncada nos enseñó a convertir los reveses en victorias.”

En junio de 1955 Fidel fue amnistiado por la dictadura batistiana, salió de la cárcel y creó el M-26-7 en la clandestinidad, movimiento que se unió al Movimiento Nacional Revolucionario y a Acción Nacional Revolucionaria.

Si Fulgencio Batista hubiese sabido que ese joven amnistiado le quitaría la tutela del país en un corto lapso, habría dispuesto de su vida, y la de sus principales cómplices. Ese lejano y casi olvidado lugar sería hoy la tumba de Fidel Castro Ruz.

El antiguo Cuartel Moncada es hoy la Ciudad Escolar 26 de julio. (continuaré)