/ sábado 11 de febrero de 2023

La riqueza del Golfo de Ulloa 

El Golfo de Ulloa se ubica en la costa occidental del Estado de Baja California Sur (BCS) entre Punta Abreojos y Cabo San Lázaro. Es considerado como uno de los centros de actividad biológica” que son aquéllos que tienen una alta biodiversidad y, por lo tanto, alta productividad. Entre las especies de interés para la conservación que se encuentran en la zona hay mamíferos y tortugas marinas. Es un área de pescadores ribereños que se dedican a la pesca de especies tales como los tiburones, las rayas, diversos peces pelágicos, así como caracoles, almejas, abulones, calamares, cangrejos, jaibas, langostas y camarones.

En BCS, las comunidades ribereñas siempre están preocupados por la pesca ilegal y por la pesca industrial de los estados vecinos; sin embargo, se enfrentan desde hace unos años a la amenaza de la minería submarina. La actividad minera submarina implica una serie de impactos en los ecosistemas marinos. Además, afectaría en especial en la pesca ribereña, que es la actividad económica más antigua de la zona, y también al turismo sustentable que se práctica desde décadas en el lugar y con mucha fuerza en los últimso años.

En octubre de 2012 los pescadores ribereños empezaron a ver una embarcación a lo lejos, y la monitorearon porque no tenían claro si era una embarcación de pesca ilegal. Para el 2013 empezaron a varar diversos mamíferos y tortugas marinas an las playas. En una primera instancia, se acusó a la pesca ribereña; sin embargo, se logró demostrar que no hubo ninguna relación directa con esta actividad y se puso sobre la mesa la idea de que se hacían exploraciones oceánicas y la mortandad de la fauna marina era una consecuencia directa. La autoridad culpó a los pescadores de contribuir a la muerte de especies y no actuó en investigar a fondo.

En 2014 se realizó una reunión pública, con una asistencia estimada de alrededor de 500 personas y donde se presentaron 30 ponencias, de las cuales 28 fueron en contra de la minería submarina. Demandaban el desarrollo de la manifestación de impacto ambiental (MIA) correspondiente y que se hiciera pública.

El método propuesto para realizar la minería submarina en el Golfo de Ulloa es el dragado. CPOn este método se espera explotar siete millones de toneladas de arena fosfática al año en una extensión de 91,000 hectáreas, donde el barco draga trabajaría 24 horas al día por 50 años. Esto se traduce en 20,000 toneladas diarias y al hacer una valoración de la técnica contemplada por el periodo de tiempo estimado, las afectaciones ecosistémicas serían de gran magnitud.

Otro problema ambiental asociado a la minería submarina es el uso de agua dulce para limpiar las arenas fosfáticas negras. Esto, debido a que el agua lixiviada se desecharía al mar, aunado a la contaminación que se genera por la derrama de combustibles y los desechos orgánicos. Estas actividades obligan a una MIA rigurosa que identifique las verdaderas afectaciones a lo largo de la pluma de dispersión de los sedimentos.

La afectación resultante por la recolección de las arenas fosfáticas va a impactar de manera directa la fotosíntesis marina ya que el fosfato generará una marea roja que impactará a todos los organismos vivos.

Nuestro país cuenta con alrededor de 50 especies de mamíferos marinos de las cuales 35 están en el fondo de Ulloa, como la ballena gris, tan emblemática de la zona y declarada como especie paraguas. Lamentablemente, además de las afectaciones que enfrentarán, se debe de contemplar la magnitud del ruido generado durante la operación. Las tortugas marinas, el abulón, la langosta y el camarón así como las especies de fondo, las pelágicas, los tiburones y las rayas, serán afectadas sin duda.

El deterioro esperado del ecosistema del Golfo de Ulloa se traducirá en un ecocidio, que afectará no solo a las actuales generaciones sino a las futuras también. La minería de aguas profundas o minería submarina sí tiene impactos importantes, no únicamente en los fondos marinos. Si bien la demanda por metales estratégicos de alta demanda hoy en día como cobalto, níquel, manganeso, nódulos polimetálicos, etc., es creciente para la modernización y necesaria para las energías renovables, lleva a que las empresas mineras aumenten las solicitudes para obtener concesiones. Pero lamentablemente, los métodos de explotación son muy agresivos para el medio ambiente y ponen en riesgo a los ecosistemas marinos en su conjunto.

La valoración económica de la vida marina frente a la minería submarina, nos lleva a concluir que esta actividad constituye una de las mas fuertes amenazas para los ecosistemas marinos del planeta. Por lo que corresponde a México, la autoridad ambiental debe de anteponer el cuidado ambiental frente a los impactos negativos resultantes en el Golfo de Ulloa si se llega a autorizar este tipo de minería. La riqueza marina de Baja California Sur merece ser cuidada por el bien de la humanidad.

No podemos poner en riesgo al Golfo de Ulloa y perder uno de los lugares biodiversos más importantes del país y del planeta. Sobre todo ahora que nuestro país reconfirmó el compromiso de cuidar el 30% de los mares para el 2030.

El Golfo de Ulloa se ubica en la costa occidental del Estado de Baja California Sur (BCS) entre Punta Abreojos y Cabo San Lázaro. Es considerado como uno de los centros de actividad biológica” que son aquéllos que tienen una alta biodiversidad y, por lo tanto, alta productividad. Entre las especies de interés para la conservación que se encuentran en la zona hay mamíferos y tortugas marinas. Es un área de pescadores ribereños que se dedican a la pesca de especies tales como los tiburones, las rayas, diversos peces pelágicos, así como caracoles, almejas, abulones, calamares, cangrejos, jaibas, langostas y camarones.

En BCS, las comunidades ribereñas siempre están preocupados por la pesca ilegal y por la pesca industrial de los estados vecinos; sin embargo, se enfrentan desde hace unos años a la amenaza de la minería submarina. La actividad minera submarina implica una serie de impactos en los ecosistemas marinos. Además, afectaría en especial en la pesca ribereña, que es la actividad económica más antigua de la zona, y también al turismo sustentable que se práctica desde décadas en el lugar y con mucha fuerza en los últimso años.

En octubre de 2012 los pescadores ribereños empezaron a ver una embarcación a lo lejos, y la monitorearon porque no tenían claro si era una embarcación de pesca ilegal. Para el 2013 empezaron a varar diversos mamíferos y tortugas marinas an las playas. En una primera instancia, se acusó a la pesca ribereña; sin embargo, se logró demostrar que no hubo ninguna relación directa con esta actividad y se puso sobre la mesa la idea de que se hacían exploraciones oceánicas y la mortandad de la fauna marina era una consecuencia directa. La autoridad culpó a los pescadores de contribuir a la muerte de especies y no actuó en investigar a fondo.

En 2014 se realizó una reunión pública, con una asistencia estimada de alrededor de 500 personas y donde se presentaron 30 ponencias, de las cuales 28 fueron en contra de la minería submarina. Demandaban el desarrollo de la manifestación de impacto ambiental (MIA) correspondiente y que se hiciera pública.

El método propuesto para realizar la minería submarina en el Golfo de Ulloa es el dragado. CPOn este método se espera explotar siete millones de toneladas de arena fosfática al año en una extensión de 91,000 hectáreas, donde el barco draga trabajaría 24 horas al día por 50 años. Esto se traduce en 20,000 toneladas diarias y al hacer una valoración de la técnica contemplada por el periodo de tiempo estimado, las afectaciones ecosistémicas serían de gran magnitud.

Otro problema ambiental asociado a la minería submarina es el uso de agua dulce para limpiar las arenas fosfáticas negras. Esto, debido a que el agua lixiviada se desecharía al mar, aunado a la contaminación que se genera por la derrama de combustibles y los desechos orgánicos. Estas actividades obligan a una MIA rigurosa que identifique las verdaderas afectaciones a lo largo de la pluma de dispersión de los sedimentos.

La afectación resultante por la recolección de las arenas fosfáticas va a impactar de manera directa la fotosíntesis marina ya que el fosfato generará una marea roja que impactará a todos los organismos vivos.

Nuestro país cuenta con alrededor de 50 especies de mamíferos marinos de las cuales 35 están en el fondo de Ulloa, como la ballena gris, tan emblemática de la zona y declarada como especie paraguas. Lamentablemente, además de las afectaciones que enfrentarán, se debe de contemplar la magnitud del ruido generado durante la operación. Las tortugas marinas, el abulón, la langosta y el camarón así como las especies de fondo, las pelágicas, los tiburones y las rayas, serán afectadas sin duda.

El deterioro esperado del ecosistema del Golfo de Ulloa se traducirá en un ecocidio, que afectará no solo a las actuales generaciones sino a las futuras también. La minería de aguas profundas o minería submarina sí tiene impactos importantes, no únicamente en los fondos marinos. Si bien la demanda por metales estratégicos de alta demanda hoy en día como cobalto, níquel, manganeso, nódulos polimetálicos, etc., es creciente para la modernización y necesaria para las energías renovables, lleva a que las empresas mineras aumenten las solicitudes para obtener concesiones. Pero lamentablemente, los métodos de explotación son muy agresivos para el medio ambiente y ponen en riesgo a los ecosistemas marinos en su conjunto.

La valoración económica de la vida marina frente a la minería submarina, nos lleva a concluir que esta actividad constituye una de las mas fuertes amenazas para los ecosistemas marinos del planeta. Por lo que corresponde a México, la autoridad ambiental debe de anteponer el cuidado ambiental frente a los impactos negativos resultantes en el Golfo de Ulloa si se llega a autorizar este tipo de minería. La riqueza marina de Baja California Sur merece ser cuidada por el bien de la humanidad.

No podemos poner en riesgo al Golfo de Ulloa y perder uno de los lugares biodiversos más importantes del país y del planeta. Sobre todo ahora que nuestro país reconfirmó el compromiso de cuidar el 30% de los mares para el 2030.