/ miércoles 17 de julio de 2024

La seguridad de Europa a 75 años de la OTAN

Por Xavier Andraca

Durante los últimos 75 años, ningún bloque de países ha estado tan estrechamente vinculado a Estados Unidos como Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial (SGM), debido a sus lazos comerciales, financieros y de inversión, así como un sólido compromiso militar encarnado en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que este año cumplió 75 años. Sin embargo, la era en la que Europa podía contar con Estados Unidos para velar por su seguridad podría estar llegando a su fin.

Sin importar quién gane las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la atención de Washington se ha centrado en China y la región del Indo-Pacífico por su importancia geoestratégica actual. Además, el cuestionamiento en torno al compromiso de Estados Unidos con la OTAN se ha hecho más evidente ante un posible regreso del expresidente Donald Trump a la Casa Blanca. En caso de que Estados Unidos redujera su apoyo a la alianza, Europa se enfrentaría a los conflictos prácticamente sola, en un momento en el que Rusia ha iniciado la primera gran guerra terrestre en Europa desde la SGM, y los conflictos en el Medio Oriente podrían aumentar los flujos migratorios hacia la Unión Europea (UE), entre otros.

A pesar de su fortaleza económica, con un PIB colectivo solo superado por el de Estados Unidos y aproximadamente diez veces mayor que el de Rusia, Europa ha tenido dificultades para convertir sus recursos económicos en poder geopolítico capaz de controlar a Moscú por sí sola. La guerra en Ucrania ha resaltado esta debilidad y subrayado la necesidad de que Europa reevalúe sus capacidades estratégicas.

Esta nueva realidad ha impuesto un cambio en el pensamiento estratégico europeo, especialmente en Alemania y Francia, quienes han reconocido la urgencia de la situación frente a la realidad de una guerra a gran escala en el continente, lo que ha transformado el enfoque de la UE de un proyecto de paz a uno que ahora debe abrazar el poder militar. La declaración del canciller alemán Olaf Scholz de un Zeitenwende (un cambio de era) y la advertencia del presidente francés Emmanuel Macron de que Europa "podría morir" si no se adapta rápidamente son indicativos de este cambio.

Francia pasó de oponerse a la ampliación de la OTAN y de la UE a convertirse en un firme defensor de ella, comenzando por Ucrania. Alemania, tradicionalmente reacia a un gasto significativo en defensa, se ha comprometido a convertirse en uno de los principales países en invertir en defensa del mundo. Estas decisiones podrían llevar a que las instituciones de la UE vean la política económica del bloque con un enfoque en la reducción de riesgos y el uso de la fuerza económica como herramienta geopolítica.

Otro factor pertinente a considerar en este tema es el papel que el Reino Unido desempeña actualmente en la seguridad europea a pesar del brexit. La guerra en Ucrania ha vuelto a centrar el enfoque estratégico de Gran Bretaña en Europa. Ya desde el inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, Londres ha sido uno de los mayores defensores de Kiev, y ha proporcionado una ayuda militar significativa, además de abogar por la futura membresía de Ucrania en la OTAN. Igualmente, la infraestructura estratégica del Reino Unido, como las instalaciones de regasificación y los oleoductos del mar del Norte, desempeñan un papel vital en la seguridad energética de Europa, especialmente a medida que el continente busca reducir su dependencia del gas ruso.

El reciente cambio de gobierno en el Reino Unido con la llegada al poder del laborista Keir Starmer podría suponer un mayor impulso en favor de una cooperación amplia en seguridad con la UE, que comple,ente los esfuerzos de la OTAN y de los mecanismos institucionales de la UE en materia militar y de seguridad. Esta alineación con las prioridades de seguridad europeas resulta crucial, especialmente si Trump regresa a la Casa Blanca y cambia el enfoque de EE. UU. lejos de Europa.

A medida que Estados Unidos se concentra en el Indo-Pacífico y con la posibilidad del regreso de Trump a la Presidencia estadounidense, Europa debe prepararse para un futuro con menos apoyo de su aliado tradicional. Esto implica aumentos significativos en el gasto en defensa, cambios estratégicos en la política y una mayor integración de las capacidades militares entre los Estados miembros de la Unión. La guerra en Ucrania ha subrayado la necesidad de que Europa abrace el poder militar y reafirme su influencia geopolítica, con un Reino Unido realineando su enfoque estratégico hacia Europa y abogando por una cooperación más estrecha. Sin embargo, el éxito en este esfuerzo dependerá de si pueden superarse las divisiones internas y demostrar un compromiso sostenido con la seguridad colectiva, así como una firme creencia en los valores de la Unión entre sus Estados miembros.

Xavier Andraca Vilar

xavierandracavilar@gmail.com

Asociado del Programa de Jóvenes del Comexi y miembro de la Unidad de Estudio y Reflexión Europa+.

Es licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana. Cuenta con cursos sobre Guerra y Diplomacia por parte de la Universidad de King's College de Londres, así como en Gestión de la Seguridad Internacional por la Universidad de Róterdam, y Diplomacia y Protección Consular por parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. Se ha desempeñado tanto en el sector público como en el privado enfocado en análisis de la coyuntura política, la seguridad internacional, la relación bilateral entre Estados Unidos y México y la política europea. Actualmente se desempeña como director junior de la firma de consultoría política Global Nexus, con sede en Washington D. C.

Por Xavier Andraca

Durante los últimos 75 años, ningún bloque de países ha estado tan estrechamente vinculado a Estados Unidos como Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial (SGM), debido a sus lazos comerciales, financieros y de inversión, así como un sólido compromiso militar encarnado en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que este año cumplió 75 años. Sin embargo, la era en la que Europa podía contar con Estados Unidos para velar por su seguridad podría estar llegando a su fin.

Sin importar quién gane las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la atención de Washington se ha centrado en China y la región del Indo-Pacífico por su importancia geoestratégica actual. Además, el cuestionamiento en torno al compromiso de Estados Unidos con la OTAN se ha hecho más evidente ante un posible regreso del expresidente Donald Trump a la Casa Blanca. En caso de que Estados Unidos redujera su apoyo a la alianza, Europa se enfrentaría a los conflictos prácticamente sola, en un momento en el que Rusia ha iniciado la primera gran guerra terrestre en Europa desde la SGM, y los conflictos en el Medio Oriente podrían aumentar los flujos migratorios hacia la Unión Europea (UE), entre otros.

A pesar de su fortaleza económica, con un PIB colectivo solo superado por el de Estados Unidos y aproximadamente diez veces mayor que el de Rusia, Europa ha tenido dificultades para convertir sus recursos económicos en poder geopolítico capaz de controlar a Moscú por sí sola. La guerra en Ucrania ha resaltado esta debilidad y subrayado la necesidad de que Europa reevalúe sus capacidades estratégicas.

Esta nueva realidad ha impuesto un cambio en el pensamiento estratégico europeo, especialmente en Alemania y Francia, quienes han reconocido la urgencia de la situación frente a la realidad de una guerra a gran escala en el continente, lo que ha transformado el enfoque de la UE de un proyecto de paz a uno que ahora debe abrazar el poder militar. La declaración del canciller alemán Olaf Scholz de un Zeitenwende (un cambio de era) y la advertencia del presidente francés Emmanuel Macron de que Europa "podría morir" si no se adapta rápidamente son indicativos de este cambio.

Francia pasó de oponerse a la ampliación de la OTAN y de la UE a convertirse en un firme defensor de ella, comenzando por Ucrania. Alemania, tradicionalmente reacia a un gasto significativo en defensa, se ha comprometido a convertirse en uno de los principales países en invertir en defensa del mundo. Estas decisiones podrían llevar a que las instituciones de la UE vean la política económica del bloque con un enfoque en la reducción de riesgos y el uso de la fuerza económica como herramienta geopolítica.

Otro factor pertinente a considerar en este tema es el papel que el Reino Unido desempeña actualmente en la seguridad europea a pesar del brexit. La guerra en Ucrania ha vuelto a centrar el enfoque estratégico de Gran Bretaña en Europa. Ya desde el inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, Londres ha sido uno de los mayores defensores de Kiev, y ha proporcionado una ayuda militar significativa, además de abogar por la futura membresía de Ucrania en la OTAN. Igualmente, la infraestructura estratégica del Reino Unido, como las instalaciones de regasificación y los oleoductos del mar del Norte, desempeñan un papel vital en la seguridad energética de Europa, especialmente a medida que el continente busca reducir su dependencia del gas ruso.

El reciente cambio de gobierno en el Reino Unido con la llegada al poder del laborista Keir Starmer podría suponer un mayor impulso en favor de una cooperación amplia en seguridad con la UE, que comple,ente los esfuerzos de la OTAN y de los mecanismos institucionales de la UE en materia militar y de seguridad. Esta alineación con las prioridades de seguridad europeas resulta crucial, especialmente si Trump regresa a la Casa Blanca y cambia el enfoque de EE. UU. lejos de Europa.

A medida que Estados Unidos se concentra en el Indo-Pacífico y con la posibilidad del regreso de Trump a la Presidencia estadounidense, Europa debe prepararse para un futuro con menos apoyo de su aliado tradicional. Esto implica aumentos significativos en el gasto en defensa, cambios estratégicos en la política y una mayor integración de las capacidades militares entre los Estados miembros de la Unión. La guerra en Ucrania ha subrayado la necesidad de que Europa abrace el poder militar y reafirme su influencia geopolítica, con un Reino Unido realineando su enfoque estratégico hacia Europa y abogando por una cooperación más estrecha. Sin embargo, el éxito en este esfuerzo dependerá de si pueden superarse las divisiones internas y demostrar un compromiso sostenido con la seguridad colectiva, así como una firme creencia en los valores de la Unión entre sus Estados miembros.

Xavier Andraca Vilar

xavierandracavilar@gmail.com

Asociado del Programa de Jóvenes del Comexi y miembro de la Unidad de Estudio y Reflexión Europa+.

Es licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana. Cuenta con cursos sobre Guerra y Diplomacia por parte de la Universidad de King's College de Londres, así como en Gestión de la Seguridad Internacional por la Universidad de Róterdam, y Diplomacia y Protección Consular por parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. Se ha desempeñado tanto en el sector público como en el privado enfocado en análisis de la coyuntura política, la seguridad internacional, la relación bilateral entre Estados Unidos y México y la política europea. Actualmente se desempeña como director junior de la firma de consultoría política Global Nexus, con sede en Washington D. C.