Por Guillermo Cruz
De acuerdo con el INEGI, 9 de cada 10 de las empresas mexicanas están controladas por grupos familiares y la esperanza de vida de la mayoría es alarmante.
El INEGI afirma que en México 70% de las empresas desaparecen antes de los cinco años.
Sin lugar a duda, la empresa familiar es la forma más frecuente e importante de estructura y organización empresarial y las estadísticas nos indican que de ellas depende más del 60% del Producto Interno Bruto del país.
A pesar de su importancia en la economía y en nuestro país, no hay un programa real de apoyo a las empresas familiares para buscar su sobrevivencia y crecimiento en tasas mayores a las actuales.
“Por supuesto todos nos preguntamos sobre las razones de la enorme mortandad de las empresas y que hacer para resolverlo”
En nuestro carácter de empresarios, es nuestro deber entender sus dinámicas, sentimientos, costumbres y paradigmas para adoptar procesos de institucionalización y sucesión, que permitan a las empresas crecer y mantener su energía emprendedora a través de las generaciones y promover su continuidad y crecimiento patrimonial. Por supuesto que ningún caso es igual al otro, cada uno representa un reto diferente, aunque se observan en las empresas síntomas similares y hay una serie de estrategias, acciones y prácticas que deben ser implementadas adaptándose al caso específico.
Estudios y estadísticas diversas muestran que las empresas familiares tienen niveles de crecimiento en ventas y utilidades superiores a aquellas que no lo son. También han demostrado que las empresas familiares superan a sus contrapartes no familiares en términos de ventas, rentabilidad y otras medidas de crecimiento, sorprendentemente llegan esas estadísticas a demostrar que pueden ser hasta siete veces más grandes sus niveles de incremento. Sin embargo, su debilidad radica principalmente en los altos grados de informalidad y conflicto.
La empresa familiar es un ser viviente que requiere pasar por generaciones logrando equidad y armonía respecto al manejo patrimonial y administrativo. Por ello cada empresa requiere ser escuchada, analizando sus necesidades y aplicando las prácticas que le permitan lograr un clima de entendimiento y complementariedad entre sus miembros familiares, alcanzar sus objetivos de negocio, promoviendo la transparencia y por supuesto logrando una operación eficaz y eficiente.
En otras palabras, en realidad se requiere instalar ciertas mejores prácticas de empresa familiar las cuales deben ser adaptadas de manera específica por un especialista a las condiciones y necesidades particulares.
Presiente de ACAD/Board Solutions y Presidente de la Comisión Nacional de Negocios y Financiamiento
atencionaclientes@acad-mx.com
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