A “rayuelazos” le recordó el bastón de mando al gabinete federal de Morena que a Trump se le respeta y ante él sólo procede la genuflexión: “mucho cuidado con el tono, chula, recomendaría San Lázaro. No se trata precisamente de una personalidad sensata”
Ni un día le duró al gobierno federal una posición digna ante los embates y bravuconadas de Trump con la nueva amenaza de aranceles del 25% a todos nuestros productos ante los saldos nefastos de los abrazos al narco del sexenio anterior reflejados en los incrementos de consumo y trasiego de fentanilo a su país proveniente de México.
Se acabaron las babosadas de negar la producción de fentanilo en México y las estúpidas cartas a Xi Jinping pidiéndole información de las importaciones ilegales en las corruptas aduanas de mexicanas de los precursores chinos para su producción en nuestro país.
A Trump no le van a ganar el duelo de albures en las mañaneras, lo que se requiere es cabeza fría y una estrategia sólida. Lo bueno es que Sheinbaum le plantó cara y no se dobló de entrada evadiendo cobardemente dar una respuesta, lo malo es que le duró un día.
Al igual que en los debates presidenciales cuando la regañaron a rayuelazos por no defender al líder de la secta de Morena, a pesar de ser esa precisamente la mejor estrategia de debate para la candidata, se le conminó gentilmente a recular y demostrar quien conduce el país y quien define las posturas políticas.
Ooootra vez se entregaron más rápido que una pizza y demostraron que no entienden al bully de Trump, que no saben cómo lidiar con él, que no tienen una estrategia para la renegociación del TMEC en 2026 aún, que no pueden refutar las acusaciones de Canadá y Estados Unidos de hacer trampa con productos y componentes de integración Chinos en la manufactura mexicana y que los secretos de la narcopolítica y dinero mal habido de los hijos de YSQ son la principal hipoteca de la dignidad y nacionalismo mexicano.
Mientras Trudeau y Trump cenan en Mar-a-Lago el gobierno mexicano sigue mendigando diálogo y no pasa de llamadas telefónicas que allá presumen como victorias políticas y acá niegan vergonzosamente.
Mucha atención mereció los amagos de Trump pero incluso peores fueron las descalificaciones Canadienses de llamarse muy ofendidos por ser comparados con nuestro país, no en balde los gobiernos de Ottawa y Alberta ya habían antes externado su deseo de sacar a México del TMEC, a lo cual su propio presidente no dijo estar cerrado de plano.
Mientras Trump ofrece aranceles como medida migratoria y de combate al crimen organizado de la industria del fentanilo, en Canadá cada día se alzan más voces pidiendo nuestra expulsión del TMEC por hacer trampa junto con China abusando de la buena fe de nuestros socios comerciales.
Sobre eso “callaron como momias” en el gobierno federal y la presidenta Sheinbaum se durmió en su hamaca sin buscar a Trudeau para un adecuado manejo de crisis diplomática. Sólo se ocuparon de postrarse ante Trump mostrando un enorme desprecio a las inquietudes del vecino país del extremo norte del continente.
Agazapado y sonriente debe estar Ebrard de la novatada de Sheinbaum y De la Fuente, quienes ya demostraron NO conocer a los socios comerciales, no tener reflejos para el manejo de crisis y estar aterrorizados como conejos lampareados.
Muy bravos y pendencieros en México con sus detractores y muy cobardes y enanos en el concierto internacional. Toda la enjundia y pasión con la que insultan y descalifican a sus críticos en las mañaneras y medios de comunicación afines, les fue arrebatada, por no decir castrada, por Trudeau y Trump.
Lo peor de todo es que esa NO es una buena noticia para México, no es una reculada que debamos festinar, sino al contrario, lamentar y preocuparnos profundamente. Les tienen tomado el pulso y la medida, saben que no son ni representan nada. Saben que el centro de gravedad está más preocupado por ir a dar a la corte de Brooklyn o alguno de sus hijos huachicoleros, que por defender las empresas, productos, bienes, exportaciones y empleos de los mexicanos.