por Sergio Gutiérrez Luna
Detrás de la defensa por la permanencia de los OPLE’S existe una realidad económica que genera resistencia porque ha creado un sistema de subsistencia y privilegios, es dinero que orbita alrededor de éstos y que no quiere desaparecer.
En primer término, están los contratos que se derivan de las elecciones, porque la impresión de boletas, papelería electoral, mamparas y todo lo que utiliza en una elección es licitado para que empresas privadas realicen esta labor. Son contratos millonarios que dependen de la magnitud del estado o elección.
Pocas empresas son las que realizan estos trabajos y eso ha generado, muchas veces, una distorsión del mercado con el consecuente aumento desproporcionado de los precios -y de las ganancias para los particulares-y también se han suscitado acuerdos para favorecer a determinados proveedores.
Sobre esto hay registros de escándalos públicos y también hay registro sotto voce en casi todas las elecciones. Los contratos derivados de las elecciones son, a veces, la fortuna de unos cuantos. Ahí la primera resistencia económica.
Esto lo podríamos atemperar si regulamos la adquisición consolidada de materiales para las elecciones, máxime cuando la mayoría de las elecciones locales están homologadas con la elección federal.
En este contexto, bajo nuestra propuesta de que el INE asuma la totalidad de la organización de las elecciones locales, podría dirigir de mejor forma las licitaciones que sobre las elecciones locales se derivan para generar importantes ahorros, que ahora no se pueden, por la dispersión en las negociaciones y licitaciones con las empresas privadas.
El segundo tema que nos ocupa es el de los sueldos. Los presidentes y consejeros de los OPLE’S defienden con tanta convicción la subsistencia de éstos, ¿por una verdadera convicción democrática o por sus privilegios?
De una investigación que realizamos sobre los sueldos en las páginas de internet de todos los OPLE’S,encontramos que lo primero que subyace en la mayoría es la opacidad: muchos cuentan con información desactualizada, contemplando los sueldos de otros años pero no del actual. Así sucede en Aguascalientes, Chiapas, Michoacán, Morelos, San Luis Potosí entre otros; y en otros casos no existe información como en los casos de Durango, Quintana Roo, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán.
De los que sí contemplan información tenemos algunos sueldos de muestra, los presidentes de los OPLE’S perciben de la siguiente manera: Campeche, $113,812; Ciudad de México, $176,773; Colima, $119,412; Jalisco, $176,773; y Sonora, $152,351, sólo por poner algunos ejemplos; y los consejeros ganan un poco menos. Son muy buenos sueldos para provincia. Ahí la segunda resistencia.
La tercera resistencia, que ha sido muy diligente, es la de algunos académicos y especialistas cuya actividad o gran parte de ésta depende de la existencia de los OPLE’S, porque a través de estos (y del INE también) obtienen contratos de asesorías, conferencias, publicaciones, consultorías y demás.
De desaparecer los OPLE’S, también desaparecerían esos privilegios derivados de esa bonita convivencia que han generado. ¿Estarían dispuestos a que se prohibiera el pago por actividades académicas por parte de las autoridades electorales, para que fueran sólo voluntarias?
¿Estamos ante una defensa de la democracia o defensa de privilegios?XXX
Twitter: @Sergeluna_S