Leonardo Nierman (1932-2023) como artista plástico, logró una polémica interesante entre la diversidad de críticos tanto nacionales como internacionales de su época, mismos, que se acercaron con especial interés a sus obras de pintura, escultura y tapices que tan frecuentemente le eran solicitadas por los galeristas.
Y esta polémica consistió en calificar que sus autorías integraban un elemento muy especial que compareció siempre en todos sus desarrollos creativos: La poesía. Y tales descripciones ---especialmente las relacionadas dentro de sus aplicaciones pictóricas--, comparecieron de una manera muy especial: Con colores y gamas jamás antes vistos, ni mucho menos elaborados con pinceles y brochas.
Pero sí. Ahí estaban y el lenguaje desarrollado por primera vez desde un punto de vista histórico, a los que opinaban les resultaba siempre algo a manera de descubrimiento, jamás antes visto. E incluso hasta misterioso
Puesto que, las gamas de color, se encontraban integradas dentro de los cuadros, como conceptos especiales que determinaban la expresión de pinceladas llenas de explosiones psíquicas y sentimentales elaboradas justamente con encendidas o muy suaves aplicaciones.
Al promover conceptos de originalidad, el lenguaje emitido por el artista Nierman, liberaró un calificativo imprevisto: “Es poesía pura”, se dijo entonces, manifestada con elementos artísticos y sobre todo, nacidos de una profunda e intensa y desconocida inspiración, en la cual en vez de vocablos idiomáticos, habían sido desde siempre manifestados con pinceles y paletas de colores, alejados totalmente de cualquier manifestación literaria o verbal.
Ahora bien. El Maestro Leonardo Nierman (1932-2023), y, quien cumpliría 92 años este primero de noviembre de 2024, nos ha dejado a los mexicanos, un legado –como explicamos antes--, orgullosamente nacional e internacional.
Y a los medios informativos, quienes guardamos un recuerdo estupendo de su ejemplar personalidad, nos explicaba a grandes rasgos, cómo había empezado esa poesía. Porque él aseguraba, que el esplendor de un romance, podía ser perfectamente explicado a base de formatos invertidos con explosiones pictóricas, las cuales, lograba armonizar y ligar con los diferentes géneros literarios.
Así y como explicamos líneas arriba, la revolución ideológica que en su momento se derivó de sus obras, resultó especialmente muy noticiosa, luego de que el profesional observador y crítico, Steven Bewzzo, opinara así del artista:
“Con el brío tan característico de su temperamento, el maestro Leonardo Nierman discurre acerca de los 20 años que le tomó descubrir, según él, su propia mediocridad como violinista de concierto. Mientras considera su perdurable amorío con la música, sus dedos se doblan y tuercen con habilidad el metal recién desprendido de una botella de vino.
“Con una destreza inconsciente lo acaricia y lo convierte en elegantes formas abstractas -espirales y curvas diminutas, plantas aplanadas que reflejan la luz de la vela- sólo para hacer apañuzcado y mejorado casualmente al cenicero vacío. Como en todos los elementos de su obra en cada uno de sus gestos -hasta en el más nimio- hay una autoridad que nada tiene que ver con afectaciones y que, en cambio, forma parte de una vigorosa elocuencia personal de una resonante ejecución, templada a lo largo de una vida de búsqueda artística. Los caprichos de la fama y búsqueda de sustento en el sentido inherente del juego y en el ilimitado optimismo que respira gran parte de su arte.
“Siempre hay música – inspiradora, colorativa, vigorizante- que influye en este personaje excepcional y creativo, a quien Sir Neville Marimer describió alguna vez como -un músico que pinta- “Cuando ha sido homenajeado públicamente, puede que su reconocimiento predilecto no fuese un listón tricolor, ni un medallón, ni un ceremonioso pergamino sellado. Ahora, igual que muchas veces antes, a Nierman se le honra con un concierto – de Johannes Brahms, por ejemplo como el que recibió en elegante salón donde se firmó la Constitución de México- ejecutado por una orquesta cuyos integrantes, espíritus creativos afines, inclinaron su cabeza hacia él. Reconociendo a un compatriota que construyó –con toneladas de acero retorcido y piedra--, lo que ellos mismos luchan por proyectar a través de una efímera onda de sonido.
“Nierman nació con muchas de las cualidades del genio, caracterizado por Goethe como el poder de producir aquellas acciones y consideraciones que generan consecuencias con vidas perdurables en su periodo maduro de expresión creativa.
“El artista fue propenso a engendrar monumentos positivos –a la paz, a las musas y al futuro--, en vez de los temas alérgicos a los que se abocó en el pasado. Sus vocabularios verbal y artístico, están ahora matizados por una intensidad lúdica y dualista--, él habla de tormentas espirituales y de búsqueda de equilibrio”. Después de este tan presente recuerdo, un beso nos viene bien a todos. Gracias.