El 8 de marzo de 2000 en el evento del Día Internacional de la Mujer, esperábamos que Zedillo decidiera que la Comisión de la Mujer se transformaba en un mecanismo institucional para el adelanto de las mujeres, con mayores funciones, acorde a los objetivos de la Plataforma de Beijing. Decepcionadas particularmente las mujeres del partido del Presidente, tuvieron que disciplinarse ante la negativa de Zedillo.
La elección de ese año la ganó Fox. Y las mujeres de todos los partidos, parlamentarias, de organizaciones feministas, académicas y funcionarias, exigimos debía concretarse el Instituto Nacional de las Mujeres.
La LVIII legislatura, con las legisladoras de todos los partidos, aprueba la Ley del Inmujeres a finales del 2000, y en 2001 los consejos ciudadanos de la Junta de Gobierno del Inmujeres le proponemos a Fox una terna de la cual elige a la primera Presidenta de este importante organismo público descentralizado, con personalidad jurídica, patrimonio propio, autonomía técnica, cuyo objetivo es promover y fomentar las condiciones que posibiliten la no discriminación, la igualdad de oportunidades y tratos entre mujeres y hombres, todos los derechos de las mujeres, su participación plena en todas las esferas de la vida; y para concretarlo se establece que la transversalidad de la perspectiva de género debe aplicarse en todas las dependencias del gobierno federal.
Llega Calderón; lo recibimos con dos nuevas leyes: la ley general para el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia y la ley general para la igualdad entre mujeres y hombres, con presupuestos federales para que los congresos locales legislaran en estas materias y se les apoyara en la implementación de políticas a favor de los derechos de las mujeres.
Con Peña se atienden diversas recomendaciones de organismos internacionales y se establece un Sistema de Indicadores para el Seguimiento del Programa para la Igualdad, que además retoma los Objetivos para el Desarrollo Sostenible.
Muchas dificultades, obstáculos, resistencias, simulaciones contra estas políticas hemos soportado. Algunos altos funcionarios se enfadan cuando les exigimos presupuestos y acciones concretas contra la discriminación de las mujeres o contra el feminicidio.
Hoy prácticamente en todas las dependencias del gobierno federal, hay una Unidad o Dirección que se dedica a promover la igualdad y trabajan más o menos coordinadas al Inmujeres.
En los estados las dificultades son más persistentes, los Institutos de las mujeres y/o secretarías para la igualdad tienen muchas carencias y sobreviven cambios con toda la intención de minimizar a estos mecanismos.
El 1 de diciembre llega nuevo gobierno federal; hay indicios de que se quieren desaparecer las Unidades de género de las dependencias federales, y opiniones que señalan que el Inmujeres quedará sectorizado a una nueva secretaría.
Hay que hablar claro. No basta que nos digan que la mitad del gabinete serán mujeres si éstas no tienen compromiso o no les interesan los derechos de las mujeres, y su actuación no será distinta a la de un hombre androcéntrico y patriarcal. Las mujeres que hemos luchado contra la desigualdad no nos quedaremos calladas. Esperamos que las feministas que acompañan a López Obrador no se disciplinen ante este posible retroceso.
Defensora de los derechos humanos.
@angelicadelap