/ jueves 18 de agosto de 2022

Los exagerados

Toda cuestión tiene dos puntos de vista: el equivocado y el nuestro.

Marcos Mundstock


La vida pública en México transcurre entre dos lecturas de los sucesos cotidianos. Para el inquilino de Palacio Nacional todo va bien. El prometido “cambio de régimen” es un hecho. Sus ideas son certeras e inéditas, van viento en popa. Los cambios son evidentes. La población los percibe y goza. Los homicidios dolosos disminuyen, la personas disfrutan las calles, pueden salir en las noches sin miedo y, por supuesto, ya no hay masacres. La consigna de “primero los pobres” es una realidad que permea los domicilios de las clases subalternas.

Las mujeres se sienten seguras, las violencias que antes padecían bajo los dictados del neoliberalismo no existen más. Los refugios para ellas ya no son necesarios y desaparecieron justamente porque el machismo y el patriarcado fueron barridos por la vigorosa y sensible 4T.

Las medicinas y, sobre todo, la de los infantes con algún tipo de cáncer se repartieron con asombrosa eficiencia. Los migrantes son recibidos con calidez y se les han proporcionado todas las garantías para que su estancia en México sea respetuosa de sus derechos humanos. Las pequeñas y medianas empresas han sido apoyadas en todo momento, especialmente en la pandemia. La pobreza y la desigualdad social disminuyeron por el impacto de las eficaces políticas sociales.

Las conferencias mañaneras son bocanadas de aire fresco que orientan a la población y la educan, no se ataca a nadie ni mucho se calumnia a las voces críticas. Los periodistas que asisten a dichas ceremonias son personas profesionales que no reciben ninguna consigna.

Las corcholatas presidenciales son respetuosas de las leyes y no usan recursos públicos para promocionarse. La Guardia Nacional no está militarizada y ahora que será absorbida, vía un “acuerdo” por la SEDENA, no violará la Constitución ni los derechos humanos. Los ataques de corte terrorista que se presentaron el pasado fin de semana, en algunos estados de la república, fueron producto de una conspiración entre el débil narcotráfico y las fuerzas conservadoras aliadas. Todo lo difundido fue una “exageración” de “los medios controlados por los enemigos de la transformación” para afectar al gobierno federal, especialmente al presidente, quien sufre ataques infundados.

Las opiniones contrarias de los hechos aquí descritos son de las fuerzas conservadoras y corruptas que quieren “conservar sus privilegios”. Una aclaración: el tecleador, autor de estas líneas, únicamente describió datos verificables, no es conservador y no busca privilegios, por la sencilla razón que nunca los ha tenido. No somos exagerados. Simplemente el presidente vive en su mundo imaginario, a costa de las mayorías.

pedropenaloza@yahoo.com/Twitter:@pedro_penaloz

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