Por Jesús Isaac Flores
En dieciocho días los estadounidenses elegirán a su próximo presidente y existen dos escenarios posibles: Donald Trump tendría cuatro años más en la Casa Blanca o Joe Biden podría hacer historia siendo la persona más vieja en acceder a la cima del poder en Estados Unidos. ¡Y vaya que importa! Los hispanos (y sobre todo los de origen mexicano) se están convirtiendo en la primera minoría demográfica en el vecino del norte, incluso por encima de los afroamericanos. Esta realidad genera resistencias por parte de varios grupos políticos. Por ejemplo, gracias a la reducción del número de casillas de votación en algunos estados clave, si eres hispano o afroamericano, tardarás en promedio 45% más tiempo formado en la fila para votar en comparación con otros grupos poblacionales, esto equivale a cuando menos cinco horas de pie esperando tu turno. En México no tardamos más de veinte minutos en todo el proceso.
Aunque los hispanos están dispersos por el territorio estadounidense, los que viven en la región popularmente conocida como “cinturón del óxido” (formada por los estados de Indiana, Michigan, Minnesota, Pensilvania, Ohio y Wisconsin) son los que más peso político tendrán durante esta elección gracias al controvertido sistema de votación indirecta que utiliza el Colegio Electoral en lugar del sufragio directo de los ciudadanos. El candidato que gane la mayoría de los votos en esos estados ganará la presidencia y apenas unos miles pueden hacer la diferencia. Michigan y Wisconsin son de particular importancia para Trump, quien sólo puede darse el lujo de perder uno de ellos pero no los dos. En 2016 los ganó por un reducido margen de apenas 0.23% para el primero y 0.77% para el segundo. Los demócratas no habían perdido ahí en tres décadas. Un poco de contexto: Felipe Calderón ganó la presidencia de México en 2006 con una diferencia de 0.58% sobre su contrincante, el actual presidente.
Por cada punto porcentual de población hispana viviendo en esa región, es un 12% más probable que su representante en el Congreso sea del partido demócrata. Considerando también a la región suroeste del país, por cada punto adicional de población femenina, la posibilidad de que un demócrata gane un distrito electoral en estos estados se eleva 30% y un increíble 60% para el caso de la población de entre 20 y 25 años. Esto significa que si decides votar y eres una mujer hispana menor de 25 años, probablemente lo harás por los candidatos demócratas y, dado que lo harías en alguno de estos estados, tu voto sería muchas veces más valioso que el de un votante en California o en Alabama. Sin embargo, los latinos no acostumbran votar en las proporciones que otros grupos lo hacen, esto se debe a su estatus legal, a excesivos requisitos burocráticos en algunos estados diseñados para desincentivar el voto y, hay que decirlo, a la indiferencia.
Hay consenso, las consecuencias de esta elección serán tremendas para México y para el mundo. Este noviembre 3, mantengamos la vista en el norte.
Asociado COMEXI
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