Esta primera colaboración del año, la enfoco a comentar los reportajes generados tanto por el prestigiado Diccionario Oxford (inglés) así como por la Real Academia de la Lengua Española y la agencia de noticias EFE, al seleccionar lo que consideran la “palabra del año”. En esta ocasión para el caso de nuestro idioma, fue la palabra polarización. Tomando en consideración el muy tenso ambiente político en España, pero también los conflictos bélicos que se viven, pareciera que la palabra polarización corre el riesgo también, de ser un vaticinio.
Resulta incontrovertible, que esa palabra incidirá en el ánimo del año que comenzamos. Solo por citar algunos escenarios. Elecciones presidenciales en Rusia, México y Estados Unidos. En ese orden cronológico: marzo, junio y noviembre. Vladimir Putin, muy lejano de las prácticas democráticas, podrá sin duda, perpetuarse hasta el 2030, conforme a las leyes y Constitución de su país. Ya las autoridades electorales han desterrado y encarcelado o potenciales opositoras y opositores. Por lo que hace al Donald Trump, un auténtico conspirador en contra de las instituciones y de las prácticas democrática de su país, ha sido invalidado para participar en las elecciones primarias en los Estados de Maine y Colorado.
En el caso de México, de forma sensible y creciente, la confrontación/polarización, va alcanzado niveles de crispación, lo que en una contienda democrática pudiera entenderse como normal. Pero con el aditivo de las redes digitales de comunicación (mal llamadas “redes sociales”) es preocupante las descalificaciones, insultos, fotomontajes, manipulaciones entre otros ámbitos que en muy poco contribuyen a la calidad del debate. De la consistencia de los argumentos, ni hablar.
La polarización, referida por la RAE y la agencia EFE, también alcanza, como lo señala el reportaje, a diversos ambientes: el deportivo, el cinematográfico e incluso el científico, éste último, centrado en la absurda negación de la actividad humana sobre el casi irreversible cambio climático. Ahora bien. Seguir por esa ruta de la polarización, de ninguna forma es un amable pronóstico, pues justo lo que requerimos es caminas en sentido contrario. En medio de la invasión de Rusia a Ucrania y del conflicto bélico de las Fuerzas Armadas de Israel contra la organización terrorista Hamas (ya calificado de genocidio contra la población civil de Palestina), esa polarización, nos conduce a escenarios de auténticos conflictos.
Cada actor político en una democracia, tiene la irrenunciable obligación de aportar elementos para el debate a la vez, que la construcción puentes hacia sus antiguos adversarios una vez concluida la contienda. Hasta el momento, en el proceso tan dilatado y adelantado de la competencia electoral en México, no se atisban dichas conductas. Se ha privilegiado el insulto y la descalificación. Propuestas, hay pocas. Predomina la polarización, aunque de ninguna forma debiera ser la atmósfera preponderante. Ojalá.
Las contiendas electorales, por así llamarles, tanto en Rusia como en Estados Unidos, desde ahora están marcadas por la sistemática desacreditación entre las y los contendientes. La mesa esta servida para la profundización irreparable entre los y las ahora adversarias. Así es muy difícil construir acuerdos que el desarrollo de los países aquí citados, requiere. La RAE y EFE, deben haber equivocado su diagnóstico e influyente pronóstico. Vaya, es un deseo de año nuevo.
Salud y realizaciones al equipo de la Organización Editorial Mexicana, a sus familias y a las y los lectores. Muchas gracias.