Por Manuel Guadarrama
¡México es un país próspero, justo e incluyente! (Feliz día de los santos inocentes). Así nos gustaría ver los encabezados de la prensa al publicarse los resultados de las distintas métricas que evalúan a nuestro país, pero aún no es así. La frase “un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla” ha demostrado cumplirse. Discutir y escudriñar el pasado siempre es útil, pero pensar en el futuro resulta conveniente. El pasado divide, el futuro une. Todos queremos un mejor mundo y país para vivir.
Pensar en el futuro lejos de generar ansiedad debe ayudarnos a planear de mejor forma, a ser estratégicos en las acciones y a tomar decisiones de forma informada. Predecir el futuro es imposible, pero estar preparados nos ayuda a ser resilientes. Traducido para el presidente, nos ayuda a trabajar en la construcción de capacidades para resistir, adaptarse y recuperarse del impacto de una amenaza, regresando al punto de origen o a uno mejor.
Pensar en futuros posibles nos ayuda a identificar qué queremos y cómo podemos acercarnos a la meta. Pensar más allá de lo coyuntural y el discurso mañanero permite comprender de forma holística los problemas cada vez más complejos que enfrentamos como sociedad. No hay situación o circunstancia que no esté relacionada con múltiples causas y consecuencias. Eliminar el cortoplacismo permitirá que tracemos una ruta para tener mejores instituciones y gobernanza.
A punto de que termine un año complicadísimo, a continuación algunos aspectos para pensar, repensar, debatir y actuar en el año que está a punto de comenzar:
- Lograr que el origen no sea destino para los mexicanos. Que se rompan las inercias y se logre una mayor movilidad social.
- Conquistar más ciencia y menos obediencia.
- Reactivar la economía, impulsar sectores estratégicos y fomentar la inclusión laboral.
- Construir finanzas públicas sanas y sostenibles. Que la asignación de recursos se base en resultados.
- Obtener que la inversión pública otorgue más beneficios que costos y los programas sociales cumplan el objetivo de desarrollo social y no electoral.
- Disminuir los riesgos de corrupción en las compras públicas, en especial en insumos médicos y las tan esperadas vacunas.
- Construir un Estado de Derecho que se apegue a la ley, respete la propiedad pública y privada, así como las libertades individuales.
- Evitar simular e implementar un Estado Abierto, transparencia y rendición de cuentas.
- Una democracia que funcione, que respete la autonomía de los órganos autónomos, que premie y castigue el desempeño de los legisladores que se pretendan reelegir.
- Evitar evaporar el patrimonio del Estado, que al final de cuentas es de los mexicanos.
Este año que termina nos enfrentamos a los cuatro jinetes del apocalipsis: el covid-19, el desempleo, el populismo y la mentira. Afortunadamente se combate cada uno de ellos. Pensemos en un mejor futuro, pensemos en un México competitivo.
P.d. Termina un año extraño y difícil. Que el siguiente año sea provechoso y lleno de alegrías. Felices fiestas.
Coordinador de Gobierno y finanzas del IMCO.
@ManuGuadarrama