/ viernes 19 de abril de 2024

México, Ecuador y el futuro del sistema interamericano

No me detengo en el contexto sobre la crisis diplomática que atraviesa la relación México-Ecuador –ya analizada a profundidad, y con conocimiento de causa, por diversos colegas. Solamente añadir que el asalto del gobierno ecuatoriano a la embajada de México en Quito, es una señal por demás preocupante para la seguridad del Hemisferio Occidental. Concretamente, la ruptura entre México y Ecuador pone de relieve las vulnerabilidades del sistema interamericano en su conjunto.

A mediados de 2021, mi equipo de trabajo y un servidor construimos una serie de escenarios para América Latina y el Caribe, considerando los principales riesgos –y oportunidades– para la paz, seguridad y estabilidad hemisféricas. En el escenario catastrófico llamado “Historia sin Fin”–descrito brevemente en estas páginas deEl Sol de México con previa autorización de la institución solicitante–, se contempla una mayor ocurrencia de conflictos interestatales.

La probabilidad de guerras entre países latinoamericanos –y su impacto–, se encuentra interconectada con diversas variables estructurales, que muchas de ellas ya podrían considerarse tendencias, por ejemplo: la fragmentación política-ideológica en la región; la convergencia de disputas territoriales históricas y discursos políticos revisionistas; la existencia de vastos recursos naturales estratégicos en países específicos; el incremento de capacidades militares de países antidemocráticos; la operación de grupos no estatales violentos –grupos delictivos, subversivos o terroristas–; y la competencia estratégica entre Estados Unidos y China en el Hemisferio Occidental.

No obstante, es importante señalar que al momento de realizar este ejercicio prospectivo, pasamos por altouna variable que hoy adquiere mucho más sentido a la luz de los últimos acontecimientos, y que será imprescindible incorporar al escenario catastrófico. Me refiero a la erosión del Derecho Internacional y del orden basado en reglas. De nuevo, esta variable estructural bien podría estar cerca de convertirse en una tendencia global, ya sea por la invasión de Rusia a Ucrania, la guerra entre Israel y Hamás o, en este caso, la vulneración de la inmunidad diplomática de la embajada mexicana en Quito, contraviniendodiversas convenciones internacionales.

Naturalmente, no se pretende anunciar que la crisis entre México y Ecuador derivará en un conflicto armado –cuestión que por diversos factores no es plausible, uno de ellos la geografía. En cambio, lo que se quiere subrayar es que el asalto a la embajada de México, sumado a otras señales recientes en América Latina y el Caribe, nos inserta un poco más en la trayectoria de ese escenario catastrófico para la región. De ahí que este evento no sólo se trate de un mal precedente que debilita al Derecho Internacional –que, con sus fallas y limitaciones, todavía tendría que importar–, sino que también socava la estabilidad del sistema interamericano. De ahí que México, y los demás países latinoamericanos, tengan que ser contundentes para que este tipo de eventos no se vuelvan a repetir. Mucho trabajo diplomático por delante –pero también de disuasión estratégica. Al final del día, nadie se beneficiaalquitarse los guantes y empezar a boxear sucio.


Discanto:"En la guerra, resolución; en la derrota, desafío; en la victoria, magnanimidad; en la paz, buena voluntad" – Winston Churchill.

No me detengo en el contexto sobre la crisis diplomática que atraviesa la relación México-Ecuador –ya analizada a profundidad, y con conocimiento de causa, por diversos colegas. Solamente añadir que el asalto del gobierno ecuatoriano a la embajada de México en Quito, es una señal por demás preocupante para la seguridad del Hemisferio Occidental. Concretamente, la ruptura entre México y Ecuador pone de relieve las vulnerabilidades del sistema interamericano en su conjunto.

A mediados de 2021, mi equipo de trabajo y un servidor construimos una serie de escenarios para América Latina y el Caribe, considerando los principales riesgos –y oportunidades– para la paz, seguridad y estabilidad hemisféricas. En el escenario catastrófico llamado “Historia sin Fin”–descrito brevemente en estas páginas deEl Sol de México con previa autorización de la institución solicitante–, se contempla una mayor ocurrencia de conflictos interestatales.

La probabilidad de guerras entre países latinoamericanos –y su impacto–, se encuentra interconectada con diversas variables estructurales, que muchas de ellas ya podrían considerarse tendencias, por ejemplo: la fragmentación política-ideológica en la región; la convergencia de disputas territoriales históricas y discursos políticos revisionistas; la existencia de vastos recursos naturales estratégicos en países específicos; el incremento de capacidades militares de países antidemocráticos; la operación de grupos no estatales violentos –grupos delictivos, subversivos o terroristas–; y la competencia estratégica entre Estados Unidos y China en el Hemisferio Occidental.

No obstante, es importante señalar que al momento de realizar este ejercicio prospectivo, pasamos por altouna variable que hoy adquiere mucho más sentido a la luz de los últimos acontecimientos, y que será imprescindible incorporar al escenario catastrófico. Me refiero a la erosión del Derecho Internacional y del orden basado en reglas. De nuevo, esta variable estructural bien podría estar cerca de convertirse en una tendencia global, ya sea por la invasión de Rusia a Ucrania, la guerra entre Israel y Hamás o, en este caso, la vulneración de la inmunidad diplomática de la embajada mexicana en Quito, contraviniendodiversas convenciones internacionales.

Naturalmente, no se pretende anunciar que la crisis entre México y Ecuador derivará en un conflicto armado –cuestión que por diversos factores no es plausible, uno de ellos la geografía. En cambio, lo que se quiere subrayar es que el asalto a la embajada de México, sumado a otras señales recientes en América Latina y el Caribe, nos inserta un poco más en la trayectoria de ese escenario catastrófico para la región. De ahí que este evento no sólo se trate de un mal precedente que debilita al Derecho Internacional –que, con sus fallas y limitaciones, todavía tendría que importar–, sino que también socava la estabilidad del sistema interamericano. De ahí que México, y los demás países latinoamericanos, tengan que ser contundentes para que este tipo de eventos no se vuelvan a repetir. Mucho trabajo diplomático por delante –pero también de disuasión estratégica. Al final del día, nadie se beneficiaalquitarse los guantes y empezar a boxear sucio.


Discanto:"En la guerra, resolución; en la derrota, desafío; en la victoria, magnanimidad; en la paz, buena voluntad" – Winston Churchill.