por María Angélica Arce Mora
Como es la tradición en los trabajos de la Asamblea General de las Naciones Unidas, cada año durante el mes de octubre los representantes de los 193 Estados Miembros de la ONU se reúnen en la Primera Comisión para examinar temas de desarme y seguridad internacional.
Durante muchos años México fue el primer orador en el debate general de este foro multilateral, distinción otorgada por el liderazgo asumido en temas de desarme nuclear, como la conclusión del Tratado de Tlatelolco, o de desarme convencional mediante una participación destacada en el control y erradicación del tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras.
Este año, los trabajos del 79° período de sesiones de la Asamblea General, en la Primera Comisión fueron de particular importancia por los antagonismos entre las dos principales potencias nucleares, Estados Unidos y Rusia, y por los desafíos a nivel mundial derivados del proceso de transición hegemónica.
La delegación mexicana participó en las negociaciones de diversas resoluciones, entre las cuales destaca la iniciativa conjunta con Australia y Nueva Zelandia sobre el Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares cuya entrada en vigor sigue pendiente hasta que los Estados poseedores de armas nucleares lo ratifiquen. En la práctica, este tratado ha logrado una moratoria en la realización de este tipo de ensayos.
De igual manera, México apoyó, junto con Brasil, Irlanda, Nueva Zelandia y. Sudáfrica, entre otros Estados, los esfuerzos para la adopción de la resolución sobre el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares que persigue el objetivo de un mundo libre de armas nucleares. Este tratado fue adoptado en 2017, entró en vigor en 2021 y la tercera reunión de Estados Parte se celebrará en Nueva York, en marzo de 2025.
México también apoyó la nueva resolución que convoca a un grupo de 25 expertos con el mandato de elaborar un estudio amplio sobre las zonas libres de armas nucleares con recomendaciones para fortalecer las existentes, como la establecida en América Latina y el Caribe, y para la creación de nuevas zonas incluido el Medio Oriente. El secretario general de las Naciones Unidas deberá presentar este estudio durante el 81° período de sesiones de la Asamblea General en el otoño de 2026.
En lo relativo a armas convencionales, México contribuyó a la adopción de la resolución sobre sistemas de armas autónomos letales, como seguimiento a una decisión similar en 2023. Existe la preocupación por las consecuencias negativas de este tipo de armamento en la seguridad y estabilidad a nivel regional e internacional, ya que se puede desatar una carrera armamentista, un aumento en la intensidad de los conflictos y crisis humanitarias, así como el acceso por actores no estatales o por destinatarios no autorizados. Esta resolución subrayó la importancia de examinar los desafíos planteados por estos sistemas de armas incluyendo consideraciones de tipo jurídico, tecnológico, ético, con perspectivas humanitarias y de seguridad con objeto de salvaguardar la paz y seguridad internacionales.
México se unió a la aprobación unánime de la resolución sobre el comercio ilícito de armas pequeñas y ligeras en todos sus aspectos, como seguimiento al Programa de Acción para prevenir, combatir y erradicar este tipo de comercio ilícito, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2001. La resolución adoptada hace dos semanas destaca la necesidad de llevar a cabo esfuerzos a nivel nacional, regional e internacional para hacer frente a la proliferación sin control de este tipo de armamento que constituye una seria amenaza a la paz, reconciliación, seguridad, estabilidad y desarrollo sostenible en muchas regiones donde persisten los conflictos o en zonas donde se lleva a cabo un proceso de reconstrucción de la paz.
Otro tema de grandes desafíos es el relativo a la aplicación de la inteligencia artificial en el ámbito militar. México se unió a la adopción de la resolución que aborda las consecuencias de dicha aplicación en la paz y seguridad internacional. El texto aprobado convoca a un diálogo multilateral en todos los foros pertinentes para examinar la aplicación responsable de la inteligencia artificial en el sector militar con la participación de las Naciones Unidas, los Estados miembros, el sector académico, la sociedad civil, organizaciones regionales e internacionales y el sector privado.
La contribución mexicana a los trabajos de la Primera Comisión sigue el tradicional apoyo hacia el logro de un desarme general y completo, salvaguardando los avances en la desnuclearización de América Latina y el Caribe, y participando de manera destacada en nuevos temas por los desafíos planteados a la paz y a la seguridad internacional.
(Las opiniones en este artículo son responsabilidad exclusiva de la autora.)
Co-coordinadora de la Unidad de Estudio y Reflexión sobre el Sistema de Naciones Unidas, Paz y Seguridad Internacionales