/ miércoles 10 de enero de 2024

Mi mamá y el sexo | ¿Educación sexual disruptiva?

Seguro han visto los espectaculares donde se ve el rostro de un hombre con el cabello a rape y la leyenda: “No hablar de sexualidad nos hace parte del problema”.

La primera vez que vi la imagen me pareció genial. No sabía que ese hombre es el vocalista de Calle 13, conocido como Residente. Aún recuerdo que la primera canción que escuche de esa agrupación rapera, “Atrévete-te-te”, pegó con tubo, en 2005, precisamente por las referencias que hacía a la sexualidad femenina.

“Señorita intelectual / ya sé que tiene el área abdominal/que va a explotar como fiesta patronal”, cantaban en rap latino.

Ahora con esta campaña que presenta Residente, junto con la marca de condones Prudence, se muestran imágenes y frases bastante atinadas para referirse a un tema que sigue manteniéndose como tabú. “Hablar de sexualidad debería ser tan normal como hablar de fútbol”, se lee en otro de esos espectaculares.

La campaña de la marca de condones va acompañada de un sitio educativo sobre sexualidad, muy al estilo de lo que hace Pornhub, el canal de sexo explícito por internet, o el app de ligue para infieles Ashley Madison.

Han tenido que ser este tipo de empresas las que tomen la estafeta de la educación sexual para atender un problema que solo genera relaciones tóxicas e incluso violencia, sin dejar de contar los problemas de salud pública que provocan las enfermedades de transmisión sexual.

De las estadísticas que comparte Prudence, en su sitio Hablemos sin vergüenza, resulta que a la pregunta sobre ¿a los cuántos años fue tu primera relación sexual?, 68 encuestados respondieron que entre los 10 y los 12 años. Luego 317 personas dijeron que entre los 13 y 15 años. Mientras que 536, entre los 16 y 18 años, y 641 personas lo hicieron después de los 18 años.

Aquí, uno de los datos que más llama la atención es que de los más de 1500 entrevistados, 4% eran niños, lo cual implicaría abuso sexual infantil.

Las otras preguntas también son muy representativas respecto a cómo recibimos la educación sexual. Las respuestas indican que los cuidadores principales, es decir los padres y las madres de familia, son los menos activos en dar este tipo de información a sus hijos.

Tanto los temas de sexualidad, como la información sobre métodos anticonceptivos, son pláticas que recaen mayoritariamente sobre los docentes, quizá porque es un tema obligado en los libros de texto.

El video que aparece con Residente explicando el por qué de esta campaña también suma, porque contribuye a que podamos escuchar de manera natural palabras como pene, vagina, clítoris, orgasmo, condones y lubricantes que permiten referirse al cuidado de la salud sexual.

Sin duda, los medios de comunicación son otro actor fundamental para dar información laica, científica y puntual sobre este tema. Más aún si consideramos que de los encuestados por Prudence, casi 30% respondieron que no recibieron educación sexual de nadie.

Eso significa que 3 de cada 10 personas no reciben este tipo de información fundamental para evitar embarazos no planeados, cuidar la salud sexual y reproductiva, además de evitar violencia sexual.

En algún lugar leí que este tipo de campañas apuestan por la “educación sexual disruptiva” que sonaría a pleonasmo, pues en los tiempos actuales, a pesar de que estamos iniciando 2024, en pleno siglo XXI, pareciera que educar en sexualidad es bastante revolucionario.

Debe dejar de ser así y ser parte de nuestro cotidiano. Como se lee en otro cartel de Residente: “Hablar de sexualidad debería ser tan normal como desayunar”.


*Delia Angélica Ortiz es periodista especializada en inclusión y diversidad.

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