/ viernes 5 de julio de 2024

Mi mamá y el sexo / ¿Falsas alcaldesas trans en Michoacán?

Por Delia Angéica Ortiz*

Fingirse “trans” para burlar a las autoridades electorales y ocupar una alcaldía —lo que significa recibir un salario de casi 100 mil pesos— fue lo que pasó en Michoacán, en las recientes elecciones.

La autoridad electoral de ese estado promovió el registro de candidaturas “trans”, en especial de mujeres transgénero y transexuales para elevar la posibilidad de que personas identificadas con el género femenino accedieran a cargos públicos.

A eso se le conoce como “acción afirmativa”, es decir, una medida para promover la paridad de género en posiciones de poder, pues en 2020, en el país, los hombres ocuparon 77% y las mujeres, 23% de las presidencias municipales.

Aceptar a mujeres trans como candidatas para elevar la participación del género femenino, sería una medida positiva en sí misma. Sin embargo, están resultando controversiales y fáciles de burlar.

Tan es así que de los hombres biológicos que decían identificarse como parte del género femenino, para contender por gobiernos municipales el pasado 2 de junio, ganaron ocho a quienes se les cuestiona que realmente tengan una identidad de género “trans” (hacia lo femenino).

Foto: PREP IEM

Aunque tengan preferencias homosexuales, eso no significa que se identifiquen como mujeres. Una cosa es por quiénes sentimos atracción sexual y otra, muy diferente, con qué género nos sentimos identificados. Las ocho personas que resultaron electas como “alcaldesas” fueron reportadas ante la autoridad judicial electoral para determinar si se quedan con el cargo o no.

De los ochos, solamente de dos circulan declaraciones sobre el tema. Estoy usando pronombres masculinos, porque ninguno de ellos ha manifestado que se identifique con el femenino “la”. El uso de pronombres es una de las principales exigencias de las personas trans para que se respete la manera en que ellas, ellos y elles piden ser nombrados.

Una cosa es por quiénes sentimos atracción sexual y otra, muy diferente, con qué género nos sentimos identificados

Octavio Chávez Aguirre, del PT-PES, “alcaldesa” electa de Lagunillas —quien de hecho se reelige en el cargo y en la elección anterior no se había postulado con una acción afirmativa de paridad de género—, declaró autoreconocerse como mujer. “Me registré como yo me siento por dentro”, comentó, a la prensa local, con ciertas reservas.

Este político (insisto en que uso el masculino porque él no ha pedido lo contrario) argumentó que la sexualidad es parte de la intimidad y que hay quienes deciden no exponerlo abiertamente para evitar violencia por el machismo que prevalece en estados como Michoacán.

En el caso de Daniel Herrera Martín del Campo, de Movimiento Ciudadano, alcaldesa electa de Tanhuato, advirtió ser un hombre homosexual, pero admitió no identificarse como mujer, de acuerdo con un audio que difundió la red social LGBTTTIPQ+ Tanhuato. En el audio se escucha que él desconocía que el partido lo había registrado como mujer.

Entre la mala fé y la desinformación parece que hay una línea muy delgada. Evidentemente hay un abuso contra la comunidad de la diversidad sexual, pero la acción afirmativa iba encaminada a garantizar la paridad de género. Dar más espacio a las mujeres.

Este tema no deja de ser menor, porque también hay feministas que consideran que las mujeres trans no son tales, sino hombres. Así que todas las lagunas que evidenció el caso de las falsas alcaldesas trans deben atenderse para que no vuelvan a ocurrir.

Así como se erradicó la práctica de postular a mujeres que en cuanto asumían el cargo renunciaban para que un suplente varón ocupara la posición, también ahora se debe revisar cómo las autoridades electorales garantizarán que todos los sectores de la población estén representados en cargos públicos. Sin trampas.

*Delia Angélica Ortiz es periodista especializada en inclusión y diversidad.

Por Delia Angéica Ortiz*

Fingirse “trans” para burlar a las autoridades electorales y ocupar una alcaldía —lo que significa recibir un salario de casi 100 mil pesos— fue lo que pasó en Michoacán, en las recientes elecciones.

La autoridad electoral de ese estado promovió el registro de candidaturas “trans”, en especial de mujeres transgénero y transexuales para elevar la posibilidad de que personas identificadas con el género femenino accedieran a cargos públicos.

A eso se le conoce como “acción afirmativa”, es decir, una medida para promover la paridad de género en posiciones de poder, pues en 2020, en el país, los hombres ocuparon 77% y las mujeres, 23% de las presidencias municipales.

Aceptar a mujeres trans como candidatas para elevar la participación del género femenino, sería una medida positiva en sí misma. Sin embargo, están resultando controversiales y fáciles de burlar.

Tan es así que de los hombres biológicos que decían identificarse como parte del género femenino, para contender por gobiernos municipales el pasado 2 de junio, ganaron ocho a quienes se les cuestiona que realmente tengan una identidad de género “trans” (hacia lo femenino).

Foto: PREP IEM

Aunque tengan preferencias homosexuales, eso no significa que se identifiquen como mujeres. Una cosa es por quiénes sentimos atracción sexual y otra, muy diferente, con qué género nos sentimos identificados. Las ocho personas que resultaron electas como “alcaldesas” fueron reportadas ante la autoridad judicial electoral para determinar si se quedan con el cargo o no.

De los ochos, solamente de dos circulan declaraciones sobre el tema. Estoy usando pronombres masculinos, porque ninguno de ellos ha manifestado que se identifique con el femenino “la”. El uso de pronombres es una de las principales exigencias de las personas trans para que se respete la manera en que ellas, ellos y elles piden ser nombrados.

Una cosa es por quiénes sentimos atracción sexual y otra, muy diferente, con qué género nos sentimos identificados

Octavio Chávez Aguirre, del PT-PES, “alcaldesa” electa de Lagunillas —quien de hecho se reelige en el cargo y en la elección anterior no se había postulado con una acción afirmativa de paridad de género—, declaró autoreconocerse como mujer. “Me registré como yo me siento por dentro”, comentó, a la prensa local, con ciertas reservas.

Este político (insisto en que uso el masculino porque él no ha pedido lo contrario) argumentó que la sexualidad es parte de la intimidad y que hay quienes deciden no exponerlo abiertamente para evitar violencia por el machismo que prevalece en estados como Michoacán.

En el caso de Daniel Herrera Martín del Campo, de Movimiento Ciudadano, alcaldesa electa de Tanhuato, advirtió ser un hombre homosexual, pero admitió no identificarse como mujer, de acuerdo con un audio que difundió la red social LGBTTTIPQ+ Tanhuato. En el audio se escucha que él desconocía que el partido lo había registrado como mujer.

Entre la mala fé y la desinformación parece que hay una línea muy delgada. Evidentemente hay un abuso contra la comunidad de la diversidad sexual, pero la acción afirmativa iba encaminada a garantizar la paridad de género. Dar más espacio a las mujeres.

Este tema no deja de ser menor, porque también hay feministas que consideran que las mujeres trans no son tales, sino hombres. Así que todas las lagunas que evidenció el caso de las falsas alcaldesas trans deben atenderse para que no vuelvan a ocurrir.

Así como se erradicó la práctica de postular a mujeres que en cuanto asumían el cargo renunciaban para que un suplente varón ocupara la posición, también ahora se debe revisar cómo las autoridades electorales garantizarán que todos los sectores de la población estén representados en cargos públicos. Sin trampas.

*Delia Angélica Ortiz es periodista especializada en inclusión y diversidad.