¿Ya vieron Pobres Criaturas? Si no la ha visto, pero sigue esta columna regularmente, seguro tiene las herramientas para ver, sin sufrir y sin sentirse incómodo, esta película basada en la novela Poor Things del escritor británico Alasdair Gray.
¿Por qué sin sufrir y sin sentirse incómodo? Porque habrá un sinnúmero de escenas referentes a la sexualiadad, a la genitalidad, al trabajo sexual, al abuso sexual infantil, a la diversidad sexual, a la violencia sexual y a escenas bastante realistas de encuentros sexuales.
Es decir, son 2 horas y 20 minutos de contenido que puede resultar embarazoso si vamos con alguien con quien no hablamos con confianza de estos asuntos.
La fotografía, la iluminación, los colores, la propuesta narrativa, las actuaciones, la dirección son perfectas. Tampoco hay desnudos o escenas sexuales que sobren. Todas se justifican sobre el hilo narrativo de la historia.
También pensé en cómo cada vez es mayor el número de producciones que apuestan por las representaciones gráficas de sexo. Aparentemente es porque entre la audiencia hay un mayor apetito por este tipo de contenido. En “apariencia”, porque la realidad es que el sexo aumenta los puntajes de audiencia de manera orgánica y el tabú en torno al mismo es lo que ha hecho de la pornografía una industria.
Pero qué pasa con estas producciones tipo “Poor Things” o con la serie británica “Sex Education” que transmite Netflix. Son productos audiovisuales que cuentan una historia, pero requieren de escenas con sexo explícito. ¿Qué pasa con los actores y las actrices que deben hacer estas escenas? ¿Cuál es la diferencia entre ellos y quienes trabajan en la industria porno?
Habría que aclarar que en estas películas, en las que participan actores y actrices ganadores del premio Oscar, también han contado que las escenas de sexo explícito no son sencillas e incluso bastante incómodas, a pesar de que se hagan en nombre del séptimo arte.
Es por esto que desde hace unos años, en Reino Unido comenzó a popularizarse la figura del “coordinador de intimidad” que garantiza que no haya contacto real entre las partes más íntimas de los actores, con mantas para ambos y almohadas colocadas discretamente entre los cuerpos. Incluso pueden usar shorts o camisetas que cubran las partes de sus cuerpos que no están en la escena en la que parecen estar desnudos.
Durante la grabación de Poor Things, Emma Stone le comentó a la coordinadora de intimidad Elle McAlpine que ella no la necesitaba para realizar las escenas que debía interpretar como Bella Baxter. Sin embargo, en varias de esas escenas (especialmente las que se refieren al trabajo sexual) participan actores de reparto que sí requerían de las recomendaciones, el apoyo y el cuidado de McAlpine.
"Tú tal vez no me necesites, pero ellos sí me van a necesitar, porque ellos son actores secundarios que van a trabajar con una actriz muy reconocida (incluso ganadora de un Oscar) y con un director que les impone tanto respecto que cuando se sientan incómodos por alguna situación no van a acudir a él sino a mí”, es como recuerda McAlpine que convenció a Stone y al resto de la producción de utilizar a un coordinador de intimidad.
Coordinadores como McAlpine cuentan que, antes de que apareciera la figura del coordinador de intimidad en la industria, era frecuente que los actores no recibieran mayor dirección en este tipo de escena que un “simplemente hazlo”. En cambio, para los coordinadores de intimidad es importante diseñar una coreografía de las escenas con sexo, exactamente como se haría para pedirles a los actores que hagan un baile o una pelea.
Esta técnica permite proteger los sentimientos de vulnerabilidad de los actores y les da herramientas para poder actuar la escena sin recurrir a vivencias personales, pues solo deben seguir una coreografía.
También verifican que sólo las partes del cuerpo que deben ser filmadas queden expuestas, por lo que, sin que el espectador lo sepa, una actriz puede estar usando tangas sin tirantes o una peluca púbica. Lo mínimo que usan son bolsas rígidas para los genitales, por lo que, aunque un actor parezca desnudo, en una escena de sexo simulada nunca lo está.
Hay actrices que no se sienten cómodas con mostrar la desnudez de ciertas partes de su cuerpo, después de platicar con su coordinador se encuentra una solución que permita cubrirla con una prenda color carne.
Incluso se pueden utilizar genitales de silicón que cubran las partes íntimas de los actores, de modo que si el guionista de desnudos o el escritor de escenas sexuales (sí leyó bien, existe esa especialidad) incluyen sexo oral o caricias o tocamientos en pene o vagina, pero estos frotamientos nunca serán reales sobre el cuerpo de la persona que está realizando la actuación.
Así que, los educadores sexuales y sexólogos tienen que ver Poor Things. En tanto que para el público adulto en general, la recomendación es que la vean con mente abierta y sin tabús.