/ viernes 2 de agosto de 2024

Mi mamá y el sexo / Sexo en los Olímpicos

Si usted es de los que ha tomado una fotografía mental de los deportistas olímpicos, especialmente para reflexionar sobre la musculatura o las curvas de sus cuerpos, no se sienta mal. En la antigüedad, los atletas jugaban completamente desnudos.

La perfección del cuerpo era vinculada con la superioridad de los dioses griegos, y desde la mirada de la sexualidad, resulta que la fisionomía que aparenta ser más saludable será más atractiva para un cerebro programado para la reproducción.

El ejercicio de una sexualidad saludable es uno de los temas que más influye en una competencia como los Juegos Olímpicos, pero es de lo que menos se habla. Es obvio que ver a los atletas, gimnastas y nadadores provoca una reacción en los espectadores que no necesariamente se vincula a los méritos deportivos.

Si no fuera así, ¿por qué cree que una deportista como la boxeadora argelina, Imane Khelif, genera tantas reacciones por no encajar en el estereotipo de feminidad que la audiencia espera?

Deportistas Intersexo

Los medios deportivos reportan que Khelif es una mujer "intersexual”, es decir, que desde el nacimiento presentó características sexuales que no encajan con las características esperadas en el cuerpo femenino.

Khelif vivió lo que viven la mayoría de las personas intersexuales: son educadas con el género que, según el médico, era el más adecuado para criarlas. Es decir, al nacer, el doctor determinó que al no tener un pene visible debía ser nombrada como mujer, pero años después, cuando debió probar su género ante las autoridades deportivas, resultó que tiene cromosomas XY y altos niveles de testosterona, características vinculadas con los varones.

Las Naciones Unidas tienen una campaña permanente para hacer conciencia sobre la intersexualidad que se define como nacer con “características sexuales (tales como la anatomía sexual, órganos reproductivos, patrones hormonales y/o cromosomales) que no encajan con los conceptos típicos binarios de cuerpos masculinos y femeninos”.

En los últimos años, ha crecido la sensibilidad hacia las personas intersexuales y el reconocimiento de los abusos específicos de derechos humanos que sufren, como infanticidio, intervenciones médicas obligadas y coercitivas, discriminación en educación, deporte, empleo, así como la falta de acceso a la justicia.

Los expertos calculan que hasta un 1.7 por ciento de la población nace con características intersexuales. En México, eso se traduce en 1.5 millones de personas intersex, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG 2021).

El caso de la argelina sentará un precedente para que en los juegos se siga cuestionando la manera en que se ejecutan. Hay quienes hablan de que, más que una división binaria de las competencias, las categorías deberían supeditarse a la complexión de los cuerpos, sin importar la genitalidad.

En otras palabras, hay pruebas deportivas donde un cuerpo grande y corpulento tendrá más ventajas competitivas, pero hay otras disciplinas en las que una fisionomía menos pesada facilitará hacer piruetas aéreas impresionantes.

De ese modo, polémicas como las de la nadadora transgénero Lia Thomas ya no generarían controversia. Thomas competía en la categoría varonil en la que medir 1.90 no representaba mayor ventaja, pero una vez que inició su transición de género, las críticas se referían a que, como hombre biológico, había competido durante tres años sin mayores méritos deportivos.

Atletas transgénero

Cuando Lia Thomas hizo pública su preferencia por transitar al femenino, aunque aún no había concluido sus cambios físicos y mantenía sus genitales masculinos, comenzó a formar parte del equipo femenil.

Después de haber iniciado su cambio en 2019, en 2022, Thomas ganó como mujer un título universitario, en Estados Unidos. Sus críticos argumentaron que ahora goza de una ventaja fisiológica injusta, por lo que, en medio de las impugnaciones y apelaciones, el Tribunal Arbitral del Deporte determinó que no podría participar en París 2024.

La prueba de verificación de sexo o de género es un proceso para confirmar que la genitalidad del atleta corresponde con su anatomía de nacimiento. Esta práctica nació en la década de los años 40 con revisiones visuales que luego se especializaron con pruebas cromosómicas y de niveles de testosterona.

Sin embargo, en 1999, se prohibieron por ser discriminatorias al dejar fuera a atletas transgénero, así como a mujeres cisgénero y personas intersexuales que pueden tener registros altos de hormonas masculinas.

Actualmente, los atletas transgénero podrían participar en Olimpiadas si sus cambios anatómicos quirúrgicos están completos, incluidas cirugías en los genitales externos, y se verifica que la terapia hormonal no impacta las ventajas relacionadas con el género.

Solo que se deja a consideración de cada federación deportiva la reglamentación respecto al acceso de los deportistas transgénero. En el caso de la natación, se adoptó el mismo criterio que el ciclismo, respecto a aceptar en sus categorías femeninas solo a las nadadoras que comenzaron su transición de género antes de la pubertad.

Equidad en el deporte

Al menos en la ceremonia inaugural de París 2024 se representaron un sinnúmero de referencias a la inclusión y la diversidad, desde artistas drag hasta atletas con prótesis.

Otra particularidad de estos juegos es que, por primera vez, se instalaron salas de lactancia para las deportista. Es increíble que, siendo la lactancia materna inherente al ser humano, a nadie se le haya ocurrido antes.

Lo cierto es que las competencias deportivas, y más aún los Juegos Olímpicos que atraen muchas miradas, son una oportunidad para reflexionar sobre: uno, el cuerpo; dos, el género; tres, los logros personales; y cuatro, la relación con los demás. Estos cuatro elementos son los pilares sobre los que construimos una sexualidad saludable.

Si usted es de los que ha tomado una fotografía mental de los deportistas olímpicos, especialmente para reflexionar sobre la musculatura o las curvas de sus cuerpos, no se sienta mal. En la antigüedad, los atletas jugaban completamente desnudos.

La perfección del cuerpo era vinculada con la superioridad de los dioses griegos, y desde la mirada de la sexualidad, resulta que la fisionomía que aparenta ser más saludable será más atractiva para un cerebro programado para la reproducción.

El ejercicio de una sexualidad saludable es uno de los temas que más influye en una competencia como los Juegos Olímpicos, pero es de lo que menos se habla. Es obvio que ver a los atletas, gimnastas y nadadores provoca una reacción en los espectadores que no necesariamente se vincula a los méritos deportivos.

Si no fuera así, ¿por qué cree que una deportista como la boxeadora argelina, Imane Khelif, genera tantas reacciones por no encajar en el estereotipo de feminidad que la audiencia espera?

Deportistas Intersexo

Los medios deportivos reportan que Khelif es una mujer "intersexual”, es decir, que desde el nacimiento presentó características sexuales que no encajan con las características esperadas en el cuerpo femenino.

Khelif vivió lo que viven la mayoría de las personas intersexuales: son educadas con el género que, según el médico, era el más adecuado para criarlas. Es decir, al nacer, el doctor determinó que al no tener un pene visible debía ser nombrada como mujer, pero años después, cuando debió probar su género ante las autoridades deportivas, resultó que tiene cromosomas XY y altos niveles de testosterona, características vinculadas con los varones.

Las Naciones Unidas tienen una campaña permanente para hacer conciencia sobre la intersexualidad que se define como nacer con “características sexuales (tales como la anatomía sexual, órganos reproductivos, patrones hormonales y/o cromosomales) que no encajan con los conceptos típicos binarios de cuerpos masculinos y femeninos”.

En los últimos años, ha crecido la sensibilidad hacia las personas intersexuales y el reconocimiento de los abusos específicos de derechos humanos que sufren, como infanticidio, intervenciones médicas obligadas y coercitivas, discriminación en educación, deporte, empleo, así como la falta de acceso a la justicia.

Los expertos calculan que hasta un 1.7 por ciento de la población nace con características intersexuales. En México, eso se traduce en 1.5 millones de personas intersex, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG 2021).

El caso de la argelina sentará un precedente para que en los juegos se siga cuestionando la manera en que se ejecutan. Hay quienes hablan de que, más que una división binaria de las competencias, las categorías deberían supeditarse a la complexión de los cuerpos, sin importar la genitalidad.

En otras palabras, hay pruebas deportivas donde un cuerpo grande y corpulento tendrá más ventajas competitivas, pero hay otras disciplinas en las que una fisionomía menos pesada facilitará hacer piruetas aéreas impresionantes.

De ese modo, polémicas como las de la nadadora transgénero Lia Thomas ya no generarían controversia. Thomas competía en la categoría varonil en la que medir 1.90 no representaba mayor ventaja, pero una vez que inició su transición de género, las críticas se referían a que, como hombre biológico, había competido durante tres años sin mayores méritos deportivos.

Atletas transgénero

Cuando Lia Thomas hizo pública su preferencia por transitar al femenino, aunque aún no había concluido sus cambios físicos y mantenía sus genitales masculinos, comenzó a formar parte del equipo femenil.

Después de haber iniciado su cambio en 2019, en 2022, Thomas ganó como mujer un título universitario, en Estados Unidos. Sus críticos argumentaron que ahora goza de una ventaja fisiológica injusta, por lo que, en medio de las impugnaciones y apelaciones, el Tribunal Arbitral del Deporte determinó que no podría participar en París 2024.

La prueba de verificación de sexo o de género es un proceso para confirmar que la genitalidad del atleta corresponde con su anatomía de nacimiento. Esta práctica nació en la década de los años 40 con revisiones visuales que luego se especializaron con pruebas cromosómicas y de niveles de testosterona.

Sin embargo, en 1999, se prohibieron por ser discriminatorias al dejar fuera a atletas transgénero, así como a mujeres cisgénero y personas intersexuales que pueden tener registros altos de hormonas masculinas.

Actualmente, los atletas transgénero podrían participar en Olimpiadas si sus cambios anatómicos quirúrgicos están completos, incluidas cirugías en los genitales externos, y se verifica que la terapia hormonal no impacta las ventajas relacionadas con el género.

Solo que se deja a consideración de cada federación deportiva la reglamentación respecto al acceso de los deportistas transgénero. En el caso de la natación, se adoptó el mismo criterio que el ciclismo, respecto a aceptar en sus categorías femeninas solo a las nadadoras que comenzaron su transición de género antes de la pubertad.

Equidad en el deporte

Al menos en la ceremonia inaugural de París 2024 se representaron un sinnúmero de referencias a la inclusión y la diversidad, desde artistas drag hasta atletas con prótesis.

Otra particularidad de estos juegos es que, por primera vez, se instalaron salas de lactancia para las deportista. Es increíble que, siendo la lactancia materna inherente al ser humano, a nadie se le haya ocurrido antes.

Lo cierto es que las competencias deportivas, y más aún los Juegos Olímpicos que atraen muchas miradas, son una oportunidad para reflexionar sobre: uno, el cuerpo; dos, el género; tres, los logros personales; y cuatro, la relación con los demás. Estos cuatro elementos son los pilares sobre los que construimos una sexualidad saludable.