/ miércoles 11 de septiembre de 2024

Mitikah segunda fase

Hace unos días se dio a conocer que Fibra Uno invirtió 7 mil millones de pesos para tomar el control total de Mitikah, del cual han sido protagonistas pero con otros asociados a través de la inversión de fondos para el retiro.

Mitikah es hoy un símbolo del sur de la Ciudad de México. La torre de Cesar Pelli se puede apreciar incluso desde las montañas y, por supuesto, desde los cuatro puntos cardinales. El edificio es bonito; por su redondez, su color cambia a lo largo del día, como efecto de los distintos reflejos de las luces de la ciudad y las luces laterales que le decoran por la noche.

Al nivel de cancha, sin embargo, es decir, desde la calle, se pueden tener múltiples apreciaciones que nos hablan de las dificultades de 180 mil metros cuadrados de construcción de todo el conjunto de Mitikah, en colindancia con el patrimonio histórico del Pueblo de Xoco.

Al abrir el centro comercial y la torre de departamentos, cerró el Centro Coyoacán, un Centro Comercial que tenía El Palacio de Hierro como ancla, pero sin cines ni entretenimiento. Respondió a una época. Hoy, en el entorno del inmueble abandonado se tienen senderos estrechos producto de unas jardineras diseñadas para evitar la instalación de comercio informal, pero que en la práctica son trincheras anti peatones. Para colmo, con las lluvias el espacio abandonado está inundado y los transeúntes no pueden pasar con seguridad.

No deja de ser el colmo que el edificio más alto de la ciudad, que uno de los centros comerciales más exclusivos, estén rodeados de caos y de por lo menos 4 de los cruces peatonales más peligrosos de la ciudad. No todo es culpa de los desarrolladores, la ineptitud en la Secretaría de Movilidad lleva mucha responsabilidad por exigencias no pertinentes a Mitikah.

Con la inversión de Fibra Uno, se anunció que van por la etapa 2 del desarrollo. El Centro Bancomer requiere y merece una renovación. El símbolo ochentero de la modernidad hoy luce arcaico. El predio clave no es ese, sino las casi 3 hectáreas del viejo Centro Comercial, que por su ubicación, uso y derechos adquiridos podrían detonar el desarrollo de 100 mil metros cuadrados adicionales.

Personalmente no me opongo. Si la ley y los planes urbanos reconocen para un predio cierto potencial no deberíamos tener mayor inconveniente en que se desarrolle. La clave está en cómo se gestionan sus impactos y cómo se integra a su entorno.

Me parece que si Clara Brugada y su Secretario de Desarrollo Urbano y Metropolitano, Alejandro Encinas, tienen este desarrollo en el radar, lo mejor no es que se opongan a él, sino que lo vean como una oportunidad para mejorar la calidad de vida para los oriundos del Pueblo de Xoco, y para los miles de transeúntes que cruzan en el entorno por Churubusco, Av. México, Av. Coyoacán, Av. Universidad, Gabriel Mancera, Popocatépetl y la Calzada México Coyoacán. Lo que exigiría es que haya un gran énfasis en la mitigación de impactos y la integración del espacio circundante. Insisto, qué bueno que lleguen las inversiones, pero que se hagan bien y sumando a las comunidades afectadas.

Hace unos días se dio a conocer que Fibra Uno invirtió 7 mil millones de pesos para tomar el control total de Mitikah, del cual han sido protagonistas pero con otros asociados a través de la inversión de fondos para el retiro.

Mitikah es hoy un símbolo del sur de la Ciudad de México. La torre de Cesar Pelli se puede apreciar incluso desde las montañas y, por supuesto, desde los cuatro puntos cardinales. El edificio es bonito; por su redondez, su color cambia a lo largo del día, como efecto de los distintos reflejos de las luces de la ciudad y las luces laterales que le decoran por la noche.

Al nivel de cancha, sin embargo, es decir, desde la calle, se pueden tener múltiples apreciaciones que nos hablan de las dificultades de 180 mil metros cuadrados de construcción de todo el conjunto de Mitikah, en colindancia con el patrimonio histórico del Pueblo de Xoco.

Al abrir el centro comercial y la torre de departamentos, cerró el Centro Coyoacán, un Centro Comercial que tenía El Palacio de Hierro como ancla, pero sin cines ni entretenimiento. Respondió a una época. Hoy, en el entorno del inmueble abandonado se tienen senderos estrechos producto de unas jardineras diseñadas para evitar la instalación de comercio informal, pero que en la práctica son trincheras anti peatones. Para colmo, con las lluvias el espacio abandonado está inundado y los transeúntes no pueden pasar con seguridad.

No deja de ser el colmo que el edificio más alto de la ciudad, que uno de los centros comerciales más exclusivos, estén rodeados de caos y de por lo menos 4 de los cruces peatonales más peligrosos de la ciudad. No todo es culpa de los desarrolladores, la ineptitud en la Secretaría de Movilidad lleva mucha responsabilidad por exigencias no pertinentes a Mitikah.

Con la inversión de Fibra Uno, se anunció que van por la etapa 2 del desarrollo. El Centro Bancomer requiere y merece una renovación. El símbolo ochentero de la modernidad hoy luce arcaico. El predio clave no es ese, sino las casi 3 hectáreas del viejo Centro Comercial, que por su ubicación, uso y derechos adquiridos podrían detonar el desarrollo de 100 mil metros cuadrados adicionales.

Personalmente no me opongo. Si la ley y los planes urbanos reconocen para un predio cierto potencial no deberíamos tener mayor inconveniente en que se desarrolle. La clave está en cómo se gestionan sus impactos y cómo se integra a su entorno.

Me parece que si Clara Brugada y su Secretario de Desarrollo Urbano y Metropolitano, Alejandro Encinas, tienen este desarrollo en el radar, lo mejor no es que se opongan a él, sino que lo vean como una oportunidad para mejorar la calidad de vida para los oriundos del Pueblo de Xoco, y para los miles de transeúntes que cruzan en el entorno por Churubusco, Av. México, Av. Coyoacán, Av. Universidad, Gabriel Mancera, Popocatépetl y la Calzada México Coyoacán. Lo que exigiría es que haya un gran énfasis en la mitigación de impactos y la integración del espacio circundante. Insisto, qué bueno que lleguen las inversiones, pero que se hagan bien y sumando a las comunidades afectadas.

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