Por: Brenda Ríos
Entre historias desgarradoras, muchas con lágrimas y voces llenas de dolor, las mujeres juarenses narraron en un encuentro con Claudia Sheinbaum el contexto en el que se encuentran al trabajar en la industria maquiladora, una realidad que se encuentra en una situación de violencia histórica.
Para mí, que estuve presente en aquel diálogo, lo puedo describir como un encuentro alentador, aquellas mujeres que tuvieron la valentía de hablar, se sintieron respaldadas y empatizadas: hablaron y sus peticiones fueron escuchadas. Por años los y las trabajadoras de la industria maquiladora en la frontera no se han sentido ni valorados ni protegidos, por lo que la seguridad laboral se ha convertido en un tema imprescindible para ellos, quienes son la columna vertebral de la industria maquiladora.
La gira de trabajo de la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México en Ciudad Juárez priorizó las condiciones laborales, los salarios y un desarrollo más equitativo, pues es una región que es pieza clave para la economía del estado y ésta ha sido sido abandonada por años. En una ciudad aterrorizada por la violencia hacia las mujeres, la necesidad del actuar de las autoridades frente a esta situación es necesaria.
Ciudad Juárez ha sido escenario de una problemática que data de décadas: la violencia de género y los feminicidios. Las mujeres que laboran en las maquiladoras, fábricas que ensamblan productos para la exportación, enfrentan diariamente situaciones de vulnerabilidad y miedo. La falta de seguridad y la impunidad en los casos de agresiones y asesinatos han generado un ambiente de temor que afecta no sólo a las trabajadoras, sino también a sus familias y comunidades en general.
Según registros, en Ciudad Juárez más de 2 mil 400 mujeres han sido asesinadas y hay más de 300 desaparecidas; algunas historias en el contexto maquilador, donde al salir de sus labores desaparecen. Una cruel realidad, pues desde hace años en este estado abandonado por la justicia, las mujeres se ven en la necesidad de dejar solos a sus hijos para sacar a sus familias adelante, caminan trayectos solas, sin seguridad, enfrentándose a una violencia sistémica.
Su interés genuino por empatizar con el pueblo se reflejó en su actitud decidida y valiente para la construcción del destino que el Estado desesperadamente busca consolidar. El diálogo permitió que sensibilizara con las historias y entendiera el tema para plantear propuestas reales, que lleven a proyectos con soluciones verdaderas y acabar con los privilegios, defender los intereses de las mexicanas, antes que intereses extranjeros o cúpulas del poder que tanto daño le han causado al país.
Como líder comprometida, demostró su voluntad de trabajar incansablemente para abordar los desafíos más apremiantes que afectan a la región. Ya sea en temas de seguridad, educación, salud o desarrollo económico, priorizando siempre el interés del pueblo de Chihuahua, velando por su bienestar y protegiendo sus derechos.
La visita de Claudia simbolizó solidaridad, con un enfoque claro y decidido: priorizar la seguridad de las mujeres maquiladoras, con la búsqueda de soluciones concretas para erradicar la violencia de género y trabajar por el bienestar de las y los trabajadores, brindar seguridad laboral y condiciones dignas para la vida de quienes radican en la frontera.