Muchas personas dicen que “no son políticas” o que la política no les interesa. Sin embargo, la realidad es que la política nos afecta a todos, y normalmente cuando alguien dice que no le interesa suele deberse a que se encuentra del lado beneficiado y no del que se ve constantemente atacado. El abiertamente decidir no ser político es ciertamente una decisión personal, pero también es una decisión que es fruto del privilegio.
Y es esto lo que hemos atestiguado con las mujeres jóvenes de la Gen Z, aquellas entre 18 y 29 años (pero principalmente entre 18 y 24 años) que son el grupo más liberal en la historia, de acuerdo con el estudio elaborado por la agencia Glocalities, en el que de manera opuesta se enfatiza la transición de los hombres jóvenes hacia la derecha.
Por otro lado, un análisis elaborado por la agencia Gallup indicó que las mujeres de entre 18 y 29 años se volvieron significativamente más liberales que la generación anterior de mujeres jóvenes. Hoy, alrededor del 40% se identifica con políticas tradicionalmente asociadas a la izquierda, en comparación con sólo el 19% que dicen ser conservadoras. Y lo más importante a notar en este cambio de los últimos años es que al mismo tiempo, las opiniones de los hombres jóvenes (que tienen más probabilidades de ser conservadores que liberales) han cambiado poco.
Las mujeres jóvenes son mucho más liberales que las mujeres de 30 años o más, según el análisis de la encuestadora Gallup, que analizó las respuestas a 54 preguntas sobre creencias políticas realizadas a lo largo del tiempo.
En general, los jóvenes son más liberales que las personas mayores, pero también suelen tener menos probabilidades de votar. Sin embargo, las mujeres de la Generación Z están muy comprometidas políticamente, según muestran los datos, y votan más que los hombres de su edad. Los estudios demuestran que los acontecimientos políticos que se producen cuando los votantes tienen alrededor de 18 años tienen un gran poder a la hora de moldear sus opiniones para toda la vida.
Y es que esta generación de mujeres ha sido testigo del auge del movimiento feminista, el alza del conservadurismo (una probable respuesta al movimiento), el movimiento #MeToo, la amenaza a los derechos reproductivos en diferentes partes del mundo, las amplias denuncias de violencia contra las mujeres, el auge de líderes de estado que abiertamente desdeñan la causa feminista (como Donald Trump y AMLO), entre muchos otros.
A pesar de que estos hayan sido acontecimientos que hayan sido de profunda importancia para las mujeres jóvenes, todas estas causas involucran (y afectan) también a los hombres, y es esencial encontrar espacios para incluirlos a un movimiento que no puede funcionar sin su participación.
Es verdad que las personas somos un reflejo del contexto en el que nos criamos y eso sin duda alguna incluye la época. Y a pesar de que existan personas de otras generaciones que quizá no logran empatar completamente con las mujeres jóvenes, es importante encontrar espacios de diálogo para reducir la brecha que se está creando. Es sumamente importante intentar escuchar, ya que la causa no pertenece a las mujeres jóvenes únicamente. Y ciertamente no han sido las únicas afectadas.
El crecimiento del movimiento es una oportunidad para que encontremos espacios para reevaluar nuestros pensamientos y nuestras creencias, especialmente aquellas que crecimos sin cuestionar. Y el hacerlo no requiere que nos volvamos nuevas personas, sino que nos demos la oportunidad de evolucionar.