/ martes 10 de diciembre de 2024

¿Multilateralismo climático en crisis?

Por Andrea Calderón Romero, estudiante del Doctorado en Seguridad Internacional de la Universidad Anáhuac México

La Conferencia de las Partes (COP) es el foro de negociación multilateral más importante en temas climáticos en el marco de las Naciones Unidas. No existe otro espacio en el que los representantes de 200 naciones y de la sociedad civil trabajen en conjunto para tratar de frenar el aumento de la temperatura global y los impactos del cambio climático. Sin embargo, está lejos de ser un foro perfecto.

La 29ª COP se llevó a cabo en Bakú, Azerbaiyán, del 11 al 22 de noviembre. Se plantearon metas financieras ambiciosas y de transición a energías limpias. Al igual que sus antecesoras, no estuvo exenta de polémica y de momentos de tensión, lo cual responde, primordialmente, a la correlación de poder y responsabilidad para alcanzar las metas climáticas entre países desarrollados y en vías de desarrollo.

En los temas climáticos subyace un principio de responsabilidad compartida; sin embargo, existen grandes disparidades a escala global en cuanto a la emisión de gases invernadero y las medidas a considerar para contrarrestar sus efectos. Mientras que la mayor vulnerabilidad recae en los países en vías de desarrollo, son los países desarrollados los mayores emisores. De acuerdo con el Atlas de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial 2023, hay 10 países que, en conjunto, emiten más del 60% de estos, entre los que se encuentran China, Estados Unidos, Alemania y Canadá, cuya mayoría está clasificada también como países de alto ingreso. De ahí deriva la responsabilidad de financiar a los países en vías de desarrollo para generar mejores estrategias de adaptación, lo cual ha sido uno de los principales cuellos de botella.

Durante esta reunión, los representantes de los países de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS) se retiraron de la mesa de negociación de financiamiento argumentando no ser tomados en cuenta, mientras que el riesgo de su desaparición total es latente para los próximos diez años.

Otra fuente de tensión son los intereses geopolíticos de los estados que priorizan la inversión en energías fósiles y de aquellos estados petroleros que han albergado las COP. En esta ocasión, el director ejecutivo azerbaiyano de la COP, Elnur Soltanov, buscó oportunidades de inversión en los gasoductos de su país, siendo una franca contradicción a las metas de la COP.

El regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos no presenta un panorama muy alentador para el multilateralismo climático. Ya una vez se retiró del Acuerdo de París y, en repetidas ocasiones ha declarado su escepticismo, o negación, sobre el cambio climático y la designación de Chris Wright, defensor de energías fósiles y fracking como su futuro ministro de Energía, que sigue la misma narrativa. Estados Unidos tiene especial relevancia en la responsabilidad de disminuir las emisiones de gas invernadero que, de abandonar de nueva cuenta el multilateralismo, sentará un peligroso precedente para otras naciones con igual o mayor responsabilidad.

No existe foro multilateral perfecto, las diferencias de poder se hacen latentes y visibles. No obstante, en temas climáticos el que existe en Naciones Unidas es el único que existe y mucho se ha logrado en ese marco. El tiempo en la materia apremia.


Por Andrea Calderón Romero, estudiante del Doctorado en Seguridad Internacional de la Universidad Anáhuac México

La Conferencia de las Partes (COP) es el foro de negociación multilateral más importante en temas climáticos en el marco de las Naciones Unidas. No existe otro espacio en el que los representantes de 200 naciones y de la sociedad civil trabajen en conjunto para tratar de frenar el aumento de la temperatura global y los impactos del cambio climático. Sin embargo, está lejos de ser un foro perfecto.

La 29ª COP se llevó a cabo en Bakú, Azerbaiyán, del 11 al 22 de noviembre. Se plantearon metas financieras ambiciosas y de transición a energías limpias. Al igual que sus antecesoras, no estuvo exenta de polémica y de momentos de tensión, lo cual responde, primordialmente, a la correlación de poder y responsabilidad para alcanzar las metas climáticas entre países desarrollados y en vías de desarrollo.

En los temas climáticos subyace un principio de responsabilidad compartida; sin embargo, existen grandes disparidades a escala global en cuanto a la emisión de gases invernadero y las medidas a considerar para contrarrestar sus efectos. Mientras que la mayor vulnerabilidad recae en los países en vías de desarrollo, son los países desarrollados los mayores emisores. De acuerdo con el Atlas de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial 2023, hay 10 países que, en conjunto, emiten más del 60% de estos, entre los que se encuentran China, Estados Unidos, Alemania y Canadá, cuya mayoría está clasificada también como países de alto ingreso. De ahí deriva la responsabilidad de financiar a los países en vías de desarrollo para generar mejores estrategias de adaptación, lo cual ha sido uno de los principales cuellos de botella.

Durante esta reunión, los representantes de los países de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS) se retiraron de la mesa de negociación de financiamiento argumentando no ser tomados en cuenta, mientras que el riesgo de su desaparición total es latente para los próximos diez años.

Otra fuente de tensión son los intereses geopolíticos de los estados que priorizan la inversión en energías fósiles y de aquellos estados petroleros que han albergado las COP. En esta ocasión, el director ejecutivo azerbaiyano de la COP, Elnur Soltanov, buscó oportunidades de inversión en los gasoductos de su país, siendo una franca contradicción a las metas de la COP.

El regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos no presenta un panorama muy alentador para el multilateralismo climático. Ya una vez se retiró del Acuerdo de París y, en repetidas ocasiones ha declarado su escepticismo, o negación, sobre el cambio climático y la designación de Chris Wright, defensor de energías fósiles y fracking como su futuro ministro de Energía, que sigue la misma narrativa. Estados Unidos tiene especial relevancia en la responsabilidad de disminuir las emisiones de gas invernadero que, de abandonar de nueva cuenta el multilateralismo, sentará un peligroso precedente para otras naciones con igual o mayor responsabilidad.

No existe foro multilateral perfecto, las diferencias de poder se hacen latentes y visibles. No obstante, en temas climáticos el que existe en Naciones Unidas es el único que existe y mucho se ha logrado en ese marco. El tiempo en la materia apremia.