Por Yael Waisser
El 20 de agosto de 1993 se firmaron los Acuerdos de Oslo. Yasser Arafat representando a la OLP (organización de liberación Palestina) e Itzjak Rabin (representando a Israel) se dieron la mano acordando lo que muchos pensaban imposible. Hoy suena inconcebible, lo sé. ¿Paz entre israelís y palestinos? ¿Cómo, cuando? Intentemos de salir de la burbuja conflictiva en la que nos encontramos actualmente por sólo unos segundos.
Lo voy a repetir una vez más: ¡se firmó la Paz entre palestinos e israelíes! Se vivieron días de esperanza, y aunque duró poco, aprendimos algunas lecciones. La Paz es como las estrellas para los marineros; No sabemos si algún día llegaremos, pero es la ruta que debemos de seguir. Por eso se tiene que empezar a hablar de eso ya. Porque es posible, porque si se pudo, se puede.
Rabin entendía algo fundamental sobre los dos lados del conflicto palestino-israelí, “sin paz, sólo habrá más terror” (Rabin, 1993). También nos enseñó que la única solución radical es La Paz.
Creo que otra de las lecciones fundamentales de Rabin fue que Oslo significaba para él un cimiento de pequeños y grandes pasos que poco a poco llevarían a La Paz. Este quizás es el punto más importante: dejemos de fantasear sobre eso, de decir que algún día palestinos e israelíes vivirán lado a lado tranquilos. Mejor, empecemos a tomar pequeños pasos que se conviertan en grandes acciones. Esto empieza desde casa.
Por otro lado, Rabin insistía en el reconocimiento mutuo de los pueblos. Hoy debemos apostar por este reconocimiento en las conversaciones que tenemos todos los días. Reconozcamos el luto y el dolor profundo por el que están pasando ambos pueblos todos los días, sin poner el dolor de uno sobre el otro. Dejemos el miedo de lado cuando se tienen estas conversaciones incómodas, esto nos ayudará a entender los grises entre el blanco y negro que la polarización ha dejado.
Sí, hay una catástrofe humanitaria en Gaza. Y sí, Israel todavía está en un estado de trauma nacional por lo sucedido el 7 de octubre y porque los secuestrados todavía se encuentran bajo el poder de Hamás. Una cosa no excluye la otra. Empezar a reconocer el dolor mutuo es precisamente lo que nos puede llevar a puentes de paz. Puede que en muchos puntos de vista no estemos de acuerdo, pero seguro que en algo si estamos: los dos pueblos sufren.
El 4 de noviembre de 1995 Itzjak Rabin fue asesinado en Tel Aviv, pero antes dijo sus últimas palabras: “Luché mientras no hubiera posibilidad de paz. Creo que ahora existe una oportunidad para la paz, una gran oportunidad.” Mientras se escuchaba alegremente la letra de la canción “Shir la Shalom” (canción por La Paz) y miles de israelíes bailaban y celebraban, Itzjak recibió una bala y falleció. Pero ese no fue ni es el final. Hoy ya tenemos que hablar de la posibilidad de reconstruir dos sociedades que existan pacíficamente lado a lado. Por eso Itzjak, te prometo ¡no me olvidaré de ti, y tampoco me olvidaré de La Paz!
“Debemos pensar diferente, mirar las cosas de otra manera. La Paz requiere un mundo de nuevos conceptos, nuevas definiciones.”
- Itzjak Rabin.