/ martes 28 de mayo de 2024

Nuestras tierras, nuestro futuro

Por: Mtra. Mariana González Araujo*

Este año 2024, el día mundial del medio ambiente se centrará en el llamado “Nuestras tierras, nuestro futuro”. Un lema que en el contexto actual toma un significado de mayor relevancia pues en estos días donde en todo el mundo ha experimentado olas de calor, estrés hídrico y fenómenos extremos, como inundaciones y deslaves, este lema da lugar para atender lo evidente, es prioritario hablar y atender la emergencia climática.

Por ello, el próximo 5 de junio, conmemoraremos el día del medio ambiente con propuestas que sumen a la regeneración de los ecosistemas para evitar que siga la degradación de los suelos, detener los procesos de desertificación, así como regenerar las tierras para aumentar la resiliencia de nuestras ciudades.

Este llamado coincide también con el de la COP16 sobre la Convención de la Lucha contra la Desertificación, que se llevará a cabo en Riad, Arabia Saudita en el mes de diciembre. Esta convención cumple este año su treinta aniversario y lo celebrará con la reunión multilateral más grande que haya organizado Arabia Saudita con lo cual busca catalizar tres esfuerzos centrales: restauración de tierras, resiliencia frente a la sequía y lograr una transición verde.

Tanto el día del medio ambiente como la COP16 tienen mucho en común, ambos buscar regenerar los ecosistemas para hacer frente al cambio climático, en específico a los procesos de desertificación tales como: la degradación de la cobertura forestal y vegetal, la erosión de los suelos, la salinización, la compactación de los suelos y la acumulación de sustancias tóxicas.

Y estos se pueden concatenar, por ejemplo, al faltar la cobertura forestal o vegetal -que puede ser provocada por la tala excesiva de árboles y el desplazamiento de áreas verdes- se pierde la muralla natural que las protegía del aire y el agua. Sin protección, es más fácil que el aire erosione el suelo, por el viento al igual con la lluvia, pues al quitar los árboles se despoja al suelo de su capacidad de retención.

Por esta situación, el agua y el viento puede ocasionar aún más erosión y de forma más rápida, es por esto que escuchamos de inundaciones o deslaves cada vez mayores, así como de fuertes vientos que acompañan a las precipitaciones, pues al no tener algo que las ralentice, la lluvia y el viento son más intensos y alcanzan mayor velocidad a su paso.

Con las inundaciones se podría pensar que el agua sobra y que no hay un tema de escasez, pero no es así. El ciclo hidrológico presenta un desequilibrio justo por cuestiones extremas de cambio climático relacionadas con la pérdida de cobertura vegetal, por ejemplo, al no contar con esta protección el efecto albedo aumenta, el cual tiene que ver con la capacidad del suelo de absorber el calor de los rayos del sol, lo que aumenta las temperaturas.

Por ello, tanto el día del medio ambiente como la COP16 deben representar puntos de referencia para guiar nuestro camino en la regeneración. Cualquier acción cuenta y si regeneramos ecosistemas, generamos resiliencia. Regenerando las áreas verdes y recuperando los árboles podemos disminuir inundaciones, la temperatura y las ráfagas de viento. Y nos sumaremos a trabajar por“Nuestras tierras, nuestro futuro”.

* Profesora de Medio Ambiente de la licenciatura en Relaciones Internacionales.

Por: Mtra. Mariana González Araujo*

Este año 2024, el día mundial del medio ambiente se centrará en el llamado “Nuestras tierras, nuestro futuro”. Un lema que en el contexto actual toma un significado de mayor relevancia pues en estos días donde en todo el mundo ha experimentado olas de calor, estrés hídrico y fenómenos extremos, como inundaciones y deslaves, este lema da lugar para atender lo evidente, es prioritario hablar y atender la emergencia climática.

Por ello, el próximo 5 de junio, conmemoraremos el día del medio ambiente con propuestas que sumen a la regeneración de los ecosistemas para evitar que siga la degradación de los suelos, detener los procesos de desertificación, así como regenerar las tierras para aumentar la resiliencia de nuestras ciudades.

Este llamado coincide también con el de la COP16 sobre la Convención de la Lucha contra la Desertificación, que se llevará a cabo en Riad, Arabia Saudita en el mes de diciembre. Esta convención cumple este año su treinta aniversario y lo celebrará con la reunión multilateral más grande que haya organizado Arabia Saudita con lo cual busca catalizar tres esfuerzos centrales: restauración de tierras, resiliencia frente a la sequía y lograr una transición verde.

Tanto el día del medio ambiente como la COP16 tienen mucho en común, ambos buscar regenerar los ecosistemas para hacer frente al cambio climático, en específico a los procesos de desertificación tales como: la degradación de la cobertura forestal y vegetal, la erosión de los suelos, la salinización, la compactación de los suelos y la acumulación de sustancias tóxicas.

Y estos se pueden concatenar, por ejemplo, al faltar la cobertura forestal o vegetal -que puede ser provocada por la tala excesiva de árboles y el desplazamiento de áreas verdes- se pierde la muralla natural que las protegía del aire y el agua. Sin protección, es más fácil que el aire erosione el suelo, por el viento al igual con la lluvia, pues al quitar los árboles se despoja al suelo de su capacidad de retención.

Por esta situación, el agua y el viento puede ocasionar aún más erosión y de forma más rápida, es por esto que escuchamos de inundaciones o deslaves cada vez mayores, así como de fuertes vientos que acompañan a las precipitaciones, pues al no tener algo que las ralentice, la lluvia y el viento son más intensos y alcanzan mayor velocidad a su paso.

Con las inundaciones se podría pensar que el agua sobra y que no hay un tema de escasez, pero no es así. El ciclo hidrológico presenta un desequilibrio justo por cuestiones extremas de cambio climático relacionadas con la pérdida de cobertura vegetal, por ejemplo, al no contar con esta protección el efecto albedo aumenta, el cual tiene que ver con la capacidad del suelo de absorber el calor de los rayos del sol, lo que aumenta las temperaturas.

Por ello, tanto el día del medio ambiente como la COP16 deben representar puntos de referencia para guiar nuestro camino en la regeneración. Cualquier acción cuenta y si regeneramos ecosistemas, generamos resiliencia. Regenerando las áreas verdes y recuperando los árboles podemos disminuir inundaciones, la temperatura y las ráfagas de viento. Y nos sumaremos a trabajar por“Nuestras tierras, nuestro futuro”.

* Profesora de Medio Ambiente de la licenciatura en Relaciones Internacionales.