/ lunes 9 de mayo de 2022

Otro pendiente legislativo: la regulación del cannabis

En marzo de 2021 la cámara de diputados aprobó en lo general la Ley Federal para la Regulación del Cannabis, también algunas disposiciones del Código Penal Federal y la Ley General de Salud.

La legislación se enfoca en el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a los Derechos Humanos, y regula los usos permitidos referentes al almacenamiento, comercialización, consumo, cosecha, cultivo, investigación, compra y venta en general, pero primordialmente en los aspectos medicinales, paliativos, farmacéuticos y del tipo científico.

Se refiere también al autoconsumo con fines lúdicos, así como para fines industriales, dirigido principalmente a personas mayores de edad, esto en todo el ciclo, desde su producción hasta el último eslabón que es el consumo, es decir, se prohíbe la participación en cualquiera de sus formas a menores de edad. Se otorga la posibilidad de la obtención de licencias en todo lo que se refiere a la cadena productiva y regula genéricamente algunas prohibiciones donde se incluye el consumo en áreas de trabajo o instalaciones escolares. También se modificó el porte del cannabis para consumo personal siendo este no mayor a 28 gramos para que considerarse lícito.

Desde el punto de vista institucional, se contempla la obligatoriedad para la emisión del reglamento que modifica a las dependencias de gobierno para el funcionamiento de la ley, así como las particularidades de prácticamente toda la actividad a la que se refieren los 55 artículos de la legislación, es decir, hay más de 250 reservas particulares referentes al dictamen sobre la regulación.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación otorgó un amparo a una persona moral para llevar a cabo actividades con fines industriales, contemplando una serie de limitaciones ante el vacío legal todavía pendiente desde hace décadas en el país.

En el Senado de la República se contempla la posibilidad de que las diversas iniciativas presentadas tengan un consenso y pueda aprobarse una probablemente en el siguiente período legislativo.

“El control y regulación del uso del cannabis en los Estados Unidos Mexicanos y su trascendencia social” fue el título de mi tesis de licenciatura escrita hace más de 25 años y la única existente en la historia de la UNAM, desde entonces fue un tema tabú en la facultad de Derecho, cuando en otras latitudes mundiales tenían décadas de haber transitado en ese tema de avanzada.

La discusión es anacrónica, pues hoy los estereotipos de una “ética dominante” relacionados con la política prohibicionista, han causado más muertos que adictos en el mundo como resultado de la guerra contra las drogas, es como luchar contra la herejía, donde tuvo tan malos resultados como lo fue la guerra contra el consumo del alcohol y el tabaco.

La legalización de las drogas siempre será un tema de tensión permanente, ya que hay un enfrentamiento entre la libre elección, la salud pública, la ilicitud y la represión. La prohibición siempre traerá clandestinidad y, por ende, la creación de organizaciones gangsteriles, hoy poderosos cárteles de la droga.

El utilizar todo tipo de sustancias para el autoconsumo desde el punto de vista social, cultural, religioso y lúdico, forma parte de la historia de la humanidad, y ello no puede estar sujeto permanentemente a una cultura dominante, ya que la cronología y los fenómenos sociales nos han enseñado que nada es permanente y así sucede en el mundo, y estos han obligado a la regulación del cannabis.

Europa inició con la regulación del cannabis en Holanda, continuaron prácticamente el resto de países de la Unión Europea, en Latinoamérica una decena de países lo contemplan en su legislación y uno de los países con mayor de consumo de drogas en el planeta, los Estados Unidos, cuenta con un ingreso superior a los 1 mil millones de dólares por concepto de impuestos solamente en el estado de California, cantidad que en una proporción importante se utiliza con fines de mitigación y protección a la salud en dicho país.

Sin duda, una de las rutas para desdramatizar la regulación del cannabis es la educación y la información, que se desde muy temprana edad se informe sobre los mitos, estigma y realidades en el consumo de sustancias que alteran la conducta humana. Con realidad, con consecuencias físicas, emocionales y conductuales, pero sin miedos, creando una cultura de entendimiento, donde la hipocresía y la doble moral no tengan cabida.

Una de las vías, como un grano de arena, para encontrar rutas para la pacificación es la regulación, ya que es un vínculo menos de persecución que puede potenciar económicamente a comunidades históricamente en la miseria, y modificar profundamente la visión de un país persecutor por uno de orientación social, coercitivo en lo ilegal y permisivo en su realidad.