/ martes 21 de mayo de 2024

Perspectiva de Género / La sutileza de la resistencia

Por Estela Casados*

La semana pasada se realizó la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2024, de la Universidad Veracruzana, en la ciudad de Xalapa. Fue ahí donde tuve la fortuna de presentar el libro La sutileza de la resistencia. Mujeres y emociones contra el despojo en la frontera sur de Chiapas, el cual fue editado por la Cátedra Interinstitucional UdeG, Ciesas, Jorge Alonso, Cooperativa Editorial Retos y el CLACSO. Su autora es Carolina Elizabeth Díaz Iñigo.

Ese libro fue un descubrimiento importante y representó una lectura interesante, pues contribuye a los movimientos de mujeres que han visibilizado que las emociones son fundamentales para reconstruir y transformar el tejido social.

En este sentido, el propósito principal de la obra es identificar el papel y la relevancia de las emociones en la participación y liderazgo de mujeres en el Soconusco de Chiapas.

Díaz Iñigo inicia el libro preguntándose (obviamente, preguntando también a quien lee) por qué las emociones son relevantes en los estudios acerca del poder y la resistencia. ¿Qué significa la práctica de la sutileza en la participación y liderazgo de las mujeres? La autora señala que la participación de las mujeres del Soconusco en la lucha contra la minería y por la conservación del territorio se desarrolla en un contexto fronterizo de múltiples violencias, a partir de las cuales, incluso, se le ha puesto precio a la cabeza de alguna de ellas. “Yo voy a trabajar con la sutileza. Es tiempo de la sutileza”, menciona una de las lideresas. ¿Qué significa esto?

La sutileza, señala Carolina, “es la manifestación de la política hecha por las mujeres, la cual representa la forma estratégica que debe tomar la resistencia de los oprimidos en situaciones de peligro extremo… representa la corporeización de la estrategia política de las mujeres, evidencia una afronta al poder y su dominio.

Es la manifestación de la resistencia y lucha por la vida en un contexto de violencia y despojo. Es combate emocional. Es un disfraz para lograr contender en espacios políticos ampliamente masculinos. En muchos casos parece ser invisible, pero no ausente. Requiere de detenimiento, observación, intuición y apertura para poder ser contemplada” (p. 270).

Señala que las emociones, tales como el amor, alegría, enojo, miedo, incertidumbre, entre muchas más, son estratégicas para quienes luchan en medio de movimientos sociales y de resistencia. Si sus integrantes manejan de manera estratégica sus emociones ante la adversidad, tendrán mayores elementos para participar activa y efectivamente en la arena política.

Carolina afirma que las mujeres que fueron partícipes de La sutileza de la resistencia… pudieron dar cuenta de que las emociones constituyen un fuerte lazo en las relaciones sociales y, simultáneamente, constituyen un distintivo importante en las relaciones políticas establecidas en sus relaciones de lucha contra la minería y la depredación de su territorio.

En lo personal, unir este rompecabezas analítico con el que nos reta Carolina y cuyas piezas estratégicamente va colocando a través de su inteligencia antropológica y expositiva, me trasladó de inmediato a nuestra propia experiencia en el movimiento feminista veracruzano y el trabajo que hacemos de sistematización sobre violencias contra mujeres en Veracruz.

En tanto feministas y defensoras de derechos de las mujeres, ¿hemos dado tiempo a la sutileza para potenciar nuestro actuar desde la resistencia? ¿O solo nos hemos retraído como una ola para tomar un impulso que nunca llega? ¿Qué enseñanzas deja a feminismos de otras latitudes la aplicación de la sutileza en tanto estrategia? He de confesar que sigo rumiando las respuestas, no sin ausencia de un poquito de impotencia.

*Coordinadora del Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres. Universidad Veracruzana

Por Estela Casados*

La semana pasada se realizó la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2024, de la Universidad Veracruzana, en la ciudad de Xalapa. Fue ahí donde tuve la fortuna de presentar el libro La sutileza de la resistencia. Mujeres y emociones contra el despojo en la frontera sur de Chiapas, el cual fue editado por la Cátedra Interinstitucional UdeG, Ciesas, Jorge Alonso, Cooperativa Editorial Retos y el CLACSO. Su autora es Carolina Elizabeth Díaz Iñigo.

Ese libro fue un descubrimiento importante y representó una lectura interesante, pues contribuye a los movimientos de mujeres que han visibilizado que las emociones son fundamentales para reconstruir y transformar el tejido social.

En este sentido, el propósito principal de la obra es identificar el papel y la relevancia de las emociones en la participación y liderazgo de mujeres en el Soconusco de Chiapas.

Díaz Iñigo inicia el libro preguntándose (obviamente, preguntando también a quien lee) por qué las emociones son relevantes en los estudios acerca del poder y la resistencia. ¿Qué significa la práctica de la sutileza en la participación y liderazgo de las mujeres? La autora señala que la participación de las mujeres del Soconusco en la lucha contra la minería y por la conservación del territorio se desarrolla en un contexto fronterizo de múltiples violencias, a partir de las cuales, incluso, se le ha puesto precio a la cabeza de alguna de ellas. “Yo voy a trabajar con la sutileza. Es tiempo de la sutileza”, menciona una de las lideresas. ¿Qué significa esto?

La sutileza, señala Carolina, “es la manifestación de la política hecha por las mujeres, la cual representa la forma estratégica que debe tomar la resistencia de los oprimidos en situaciones de peligro extremo… representa la corporeización de la estrategia política de las mujeres, evidencia una afronta al poder y su dominio.

Es la manifestación de la resistencia y lucha por la vida en un contexto de violencia y despojo. Es combate emocional. Es un disfraz para lograr contender en espacios políticos ampliamente masculinos. En muchos casos parece ser invisible, pero no ausente. Requiere de detenimiento, observación, intuición y apertura para poder ser contemplada” (p. 270).

Señala que las emociones, tales como el amor, alegría, enojo, miedo, incertidumbre, entre muchas más, son estratégicas para quienes luchan en medio de movimientos sociales y de resistencia. Si sus integrantes manejan de manera estratégica sus emociones ante la adversidad, tendrán mayores elementos para participar activa y efectivamente en la arena política.

Carolina afirma que las mujeres que fueron partícipes de La sutileza de la resistencia… pudieron dar cuenta de que las emociones constituyen un fuerte lazo en las relaciones sociales y, simultáneamente, constituyen un distintivo importante en las relaciones políticas establecidas en sus relaciones de lucha contra la minería y la depredación de su territorio.

En lo personal, unir este rompecabezas analítico con el que nos reta Carolina y cuyas piezas estratégicamente va colocando a través de su inteligencia antropológica y expositiva, me trasladó de inmediato a nuestra propia experiencia en el movimiento feminista veracruzano y el trabajo que hacemos de sistematización sobre violencias contra mujeres en Veracruz.

En tanto feministas y defensoras de derechos de las mujeres, ¿hemos dado tiempo a la sutileza para potenciar nuestro actuar desde la resistencia? ¿O solo nos hemos retraído como una ola para tomar un impulso que nunca llega? ¿Qué enseñanzas deja a feminismos de otras latitudes la aplicación de la sutileza en tanto estrategia? He de confesar que sigo rumiando las respuestas, no sin ausencia de un poquito de impotencia.

*Coordinadora del Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres. Universidad Veracruzana