/ lunes 25 de noviembre de 2024

Poder Nacional / Aumenta la tensión militar en Ucrania

Al momento de redactar esta colaboración, intercambio de ataques con misiles de última tecnología, entre Rusia y Ucrania, así como la machacona retórica de la amenaza de armas nucleares por parte de Vladimir Putin, señalan que dichas evidencias son claras expresiones respecto de que vivimos los momentos de mayor tensión desde que inicio la invasión rusa el 24 de febrero de 2022. Incluso el presidente ruso, declaró que se había revisado y actualizado la doctrina militar de su país, justo en cuanto a la utilización de armamento nuclear.

Max Rutte, secretario general de la Organización del Tratado Atlántico Norte y el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump sostuvieron su primera reunión para tratar de forma directa la situación militar y diplomática del conflicto bélico ruso-ucraniano. Pero el principal dato de la peligrosa internacionalización, es la absoluta y plena confirmación de los entre 10 mil y 12 mil soldados de Corea del Norte, que estarían a punto de ser enviados al frente de guerra. Así, la posibilidad de un recrudecimiento de la guerra, es una completa realidad.

Los diversos esfuerzos de las comunidad internacional y de los organismos multilaterales, han fracasado uno tras otro. A la vista solo se perciben escenarios que van de malos a pésimos, como se señaló; de manera desafortunada y simultánea, en ambos contextos –me refiero al recrudecimiento en el conflicto en Medio Oriente, se suceden noticias y decisiones por parte de los tomadores de decisiones directamente involucrados, que alejan las condiciones para un mínimo diálogo. Ni pensar, por ahora, en procesos consistentes para construir la paz.

La invasión rusa, marca una ruta muy peligrosa para la extensión física y cronológica de un nuevo tipo de guerra, en donde la nueva tecnología, sobre todo por lo que hace a los drones, se ha aplicado con sorprendente capacidad de destrucción y de letalidad. No hay por el momento, una forma efectiva y confiable para detener u obstaculizar las decenas de esos aparatos que integran verdaderos enjambres. Recordemos que “dron” en inglés significa abejorro. En función de su autonomía de vuelo y al no ser tripulados, en los hechos no hay frentes de guerra delimitados, ni tampoco hay instalación que esté fuera de su alcance. Los drones han sido utilizados extensamente tanto por Rusia como por Ucrania.

Un paso más hacia una guerra de mayor amplitud, la dio el Presidente de los Estados Unidos, Jospeh Biden, al autorizar la utilización de misiles de largo alcance que fueron proporcionados por su país en meses recientes. Tan sólo horas después, fue desplegados y lanzados a la región de Kursk, en pleno territorio ruso. En prevención a la respuesta de Vladimir Putin, el personal de las embajadas de Estados Unidos, España, e Italia, entre otros decidieron cerrar sus instalaciones, retirar a los funcionarios y prevenir a sus connacionales para abandonar Kiev e incluso Ucrania. Estos hechos, incentivaron por supuesto, la respuesta de la amenaza nuclear de mismo Presidente ruso, así como altos funcionarios tanto civiles como militares.

Al momento de redactar esta colaboración, se tienen reportes de intensos preparativos de parte de las Fuerzas Armadas rusas, para una respuesta contundente e incremental, respecto de los bombardeos misilísticos procedentes de Ucrania. Las condiciones, sin lugar a dudas, van empeorando, pese a la forma increíblemente superficial con que se toma por parte de analistas, comentaristas e incluso medios digitales de comunicación. La situación me recurda el extraordinario libro de Christopher Clark, Sonámbulos. Cómo Europa fue a la guerra en 1914 (Galaxia Gutember). La trama central es cómo sin darse cuenta, los emperadores y líderes políticos de la época, fueron cruzando líneas rojas, hasta llegar a lo que se le denominó “guerra total”.

También Ucrania ha utilizado los misiles de fabricación británica Storm Shadow. Estos se suman ATACMS de manufactura estadounidense; por su parte la respuesta rusa fue lanzando de inmediato, misiles intercontinentales desde la región de Astrakán, logrando destruir zonas industriales en el centro de Ucrania. Se han dado pasos en la ruta de la polarización y escalada militar. Vivimos horas de tensión.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

Al momento de redactar esta colaboración, intercambio de ataques con misiles de última tecnología, entre Rusia y Ucrania, así como la machacona retórica de la amenaza de armas nucleares por parte de Vladimir Putin, señalan que dichas evidencias son claras expresiones respecto de que vivimos los momentos de mayor tensión desde que inicio la invasión rusa el 24 de febrero de 2022. Incluso el presidente ruso, declaró que se había revisado y actualizado la doctrina militar de su país, justo en cuanto a la utilización de armamento nuclear.

Max Rutte, secretario general de la Organización del Tratado Atlántico Norte y el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump sostuvieron su primera reunión para tratar de forma directa la situación militar y diplomática del conflicto bélico ruso-ucraniano. Pero el principal dato de la peligrosa internacionalización, es la absoluta y plena confirmación de los entre 10 mil y 12 mil soldados de Corea del Norte, que estarían a punto de ser enviados al frente de guerra. Así, la posibilidad de un recrudecimiento de la guerra, es una completa realidad.

Los diversos esfuerzos de las comunidad internacional y de los organismos multilaterales, han fracasado uno tras otro. A la vista solo se perciben escenarios que van de malos a pésimos, como se señaló; de manera desafortunada y simultánea, en ambos contextos –me refiero al recrudecimiento en el conflicto en Medio Oriente, se suceden noticias y decisiones por parte de los tomadores de decisiones directamente involucrados, que alejan las condiciones para un mínimo diálogo. Ni pensar, por ahora, en procesos consistentes para construir la paz.

La invasión rusa, marca una ruta muy peligrosa para la extensión física y cronológica de un nuevo tipo de guerra, en donde la nueva tecnología, sobre todo por lo que hace a los drones, se ha aplicado con sorprendente capacidad de destrucción y de letalidad. No hay por el momento, una forma efectiva y confiable para detener u obstaculizar las decenas de esos aparatos que integran verdaderos enjambres. Recordemos que “dron” en inglés significa abejorro. En función de su autonomía de vuelo y al no ser tripulados, en los hechos no hay frentes de guerra delimitados, ni tampoco hay instalación que esté fuera de su alcance. Los drones han sido utilizados extensamente tanto por Rusia como por Ucrania.

Un paso más hacia una guerra de mayor amplitud, la dio el Presidente de los Estados Unidos, Jospeh Biden, al autorizar la utilización de misiles de largo alcance que fueron proporcionados por su país en meses recientes. Tan sólo horas después, fue desplegados y lanzados a la región de Kursk, en pleno territorio ruso. En prevención a la respuesta de Vladimir Putin, el personal de las embajadas de Estados Unidos, España, e Italia, entre otros decidieron cerrar sus instalaciones, retirar a los funcionarios y prevenir a sus connacionales para abandonar Kiev e incluso Ucrania. Estos hechos, incentivaron por supuesto, la respuesta de la amenaza nuclear de mismo Presidente ruso, así como altos funcionarios tanto civiles como militares.

Al momento de redactar esta colaboración, se tienen reportes de intensos preparativos de parte de las Fuerzas Armadas rusas, para una respuesta contundente e incremental, respecto de los bombardeos misilísticos procedentes de Ucrania. Las condiciones, sin lugar a dudas, van empeorando, pese a la forma increíblemente superficial con que se toma por parte de analistas, comentaristas e incluso medios digitales de comunicación. La situación me recurda el extraordinario libro de Christopher Clark, Sonámbulos. Cómo Europa fue a la guerra en 1914 (Galaxia Gutember). La trama central es cómo sin darse cuenta, los emperadores y líderes políticos de la época, fueron cruzando líneas rojas, hasta llegar a lo que se le denominó “guerra total”.

También Ucrania ha utilizado los misiles de fabricación británica Storm Shadow. Estos se suman ATACMS de manufactura estadounidense; por su parte la respuesta rusa fue lanzando de inmediato, misiles intercontinentales desde la región de Astrakán, logrando destruir zonas industriales en el centro de Ucrania. Se han dado pasos en la ruta de la polarización y escalada militar. Vivimos horas de tensión.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso