/ lunes 20 de mayo de 2024

Poder Nacional / Por si había duda: la renovada alianza Rusia-China

En variadas ocasiones, he tenido la oportunidad de insistir, en que no vivimos una nueva Guerra Fría ni mucho menos. En aquélla dilatada etapa (1945-1991), la variable principal de confrontación entre el capitalismo y el socialismo (no me detendré en las especificidades de los modelos) era la ideológica. Argumentos y conceptos como la libertad, igualdad, modelos de democracia, participación social, procesos de producción, justicia, entre otros, merecían tratamientos académicos, y programáticos de partidos políticos y gobiernos. Hoy no es así.

La aprobación por parte del Congreso de los Estados Unidos de 68, 800 millones de dólares para armamento destinado a Ucrania en contra de la invasión rusa, la ampliación de la Organización del Tratado Atlántico Norte y ahora, la visita de Vladimir Putin a Pekín, señalan con toda claridad la complicada y peligrosa ruta que siguen los acontecimientos mundiales y las confrontaciones por las hegemonías georegionales, que en nada tienen que ver con proyectos ideológicos. Son directas e inexcusables rivalidades por el poder en sus distintas acepciones.

De acuerdo a la información dada a conocer ampliamente de la reunión entre los líderes de las potencia asiáticas, se firmaron 11 convenios, entre ellos, destacando el suministro de gas y petróleo rusos a China, así como una serie de inversiones conjuntas en sectores como los transportes e informática. Durante la visita Estado, los días 16 y 17, con todo el protocolo correspondiente, Vladimir Putin y Xi Jinping, establecieron una sólida plataforma de una nueva etapa en las relaciones de ambos países. Los simbolismos son esenciales para comprender la consistencia de la renovada alianza: la ceremonia de condecoración del Presidente chino al ruso, con la marcialidad característica de los militares de aquél país, indica un explícito respaldo a las acciones militares en Ucrania, y por lo tanto, a las reivindicaciones de Moscú sobre el territorio invadido.

Espacio sideral, inteligencia artificial, desarrollo tecnológico en general, fueron otros de los asuntos abordados y que se pactaron mediante la firma de acuerdos, lo que sin duda implica que en el que resta de la presente década, por lo menos, el acuerdo Rusia-China, será un desafiante polo de poder para los intereses de los Estados Unidos y la Unión Europea. Sin embargo, las implicaciones también llegarán más pronto que tarde, a la región latinoamericana. De allí que las tensiones en nuestro países, tanto internas como entre varios de los gobiernos, estén en ruta de incrementarse.

La visita de Estado de Putin a China, es la primera que realiza después de su reelección a fines de marzo pasado. Un nuevo elemento a considerar a propósito de la relevancia que tienen las relaciones bilaterales en un contexto, como se señaló arriba, de crecientes tensiones. Por supuesto y así trascendió, la invasión y acciones armadas de Israel en Gaza y Cisjordania, fue un tema que también se abordó. A pesar de que no hubo comunicado conjunto, como se estila en este tipo de encuentros, fue suficiente la información difundida a partir de la firma de los convenios, ceremonias y convivencias durante los dos días para confirmar la consolidación de ese gigantesco bloque geopolítico. Es importante que desde la perspectiva del nuevo gobierno en México, se tome en consideración lo que eso significa. Ya lo veremos.

javierolivaposada@gmail.com

@JOP

En variadas ocasiones, he tenido la oportunidad de insistir, en que no vivimos una nueva Guerra Fría ni mucho menos. En aquélla dilatada etapa (1945-1991), la variable principal de confrontación entre el capitalismo y el socialismo (no me detendré en las especificidades de los modelos) era la ideológica. Argumentos y conceptos como la libertad, igualdad, modelos de democracia, participación social, procesos de producción, justicia, entre otros, merecían tratamientos académicos, y programáticos de partidos políticos y gobiernos. Hoy no es así.

La aprobación por parte del Congreso de los Estados Unidos de 68, 800 millones de dólares para armamento destinado a Ucrania en contra de la invasión rusa, la ampliación de la Organización del Tratado Atlántico Norte y ahora, la visita de Vladimir Putin a Pekín, señalan con toda claridad la complicada y peligrosa ruta que siguen los acontecimientos mundiales y las confrontaciones por las hegemonías georegionales, que en nada tienen que ver con proyectos ideológicos. Son directas e inexcusables rivalidades por el poder en sus distintas acepciones.

De acuerdo a la información dada a conocer ampliamente de la reunión entre los líderes de las potencia asiáticas, se firmaron 11 convenios, entre ellos, destacando el suministro de gas y petróleo rusos a China, así como una serie de inversiones conjuntas en sectores como los transportes e informática. Durante la visita Estado, los días 16 y 17, con todo el protocolo correspondiente, Vladimir Putin y Xi Jinping, establecieron una sólida plataforma de una nueva etapa en las relaciones de ambos países. Los simbolismos son esenciales para comprender la consistencia de la renovada alianza: la ceremonia de condecoración del Presidente chino al ruso, con la marcialidad característica de los militares de aquél país, indica un explícito respaldo a las acciones militares en Ucrania, y por lo tanto, a las reivindicaciones de Moscú sobre el territorio invadido.

Espacio sideral, inteligencia artificial, desarrollo tecnológico en general, fueron otros de los asuntos abordados y que se pactaron mediante la firma de acuerdos, lo que sin duda implica que en el que resta de la presente década, por lo menos, el acuerdo Rusia-China, será un desafiante polo de poder para los intereses de los Estados Unidos y la Unión Europea. Sin embargo, las implicaciones también llegarán más pronto que tarde, a la región latinoamericana. De allí que las tensiones en nuestro países, tanto internas como entre varios de los gobiernos, estén en ruta de incrementarse.

La visita de Estado de Putin a China, es la primera que realiza después de su reelección a fines de marzo pasado. Un nuevo elemento a considerar a propósito de la relevancia que tienen las relaciones bilaterales en un contexto, como se señaló arriba, de crecientes tensiones. Por supuesto y así trascendió, la invasión y acciones armadas de Israel en Gaza y Cisjordania, fue un tema que también se abordó. A pesar de que no hubo comunicado conjunto, como se estila en este tipo de encuentros, fue suficiente la información difundida a partir de la firma de los convenios, ceremonias y convivencias durante los dos días para confirmar la consolidación de ese gigantesco bloque geopolítico. Es importante que desde la perspectiva del nuevo gobierno en México, se tome en consideración lo que eso significa. Ya lo veremos.

javierolivaposada@gmail.com

@JOP