/ lunes 12 de agosto de 2024

Poder Nacional / Terminaron los Juegos Olímpico París 2024

Es muy interesante observar en este tipo de competencias, es decir, de carácter mundial, el comportamiento deportivo y rendimiento de cada país. Como suele suceder, y ahora no fue la excepción, los protagonistas de los primeros lugares en el cuadro de medallas, fueron potencias a nivel mundial y/o regional.

Estados Unidos, China, Japón, Australia, desde luego Francia, Reino Unido, destacaron por la alta capacidad competitiva en las diversas, muy diversas diría yo, disciplinas. Desde la inexplicable presentación del break dance, que si impera un poco de sensatez en el Comité Olímpico Internacional será su última presentación, hasta las sofisticadas justas en mar abierto (surf, regata, entre otras).

La participación de México fue decepcionante. Por supuesto que este resultado general, de ninguna manera o pone en discusión el enorme esfuerzo de las y los deportistas que obtuvieron tres medallas de plata y dos de bronce, para que nuestro país quedará ubicado en el lugar 65 de 206 representaciones. Una mentalidad conformista, expresaría que “no está mal”, pero con el potencial humano, infraestructura y presupuesto (que debiera destinarse) otras debieran ser las conclusiones. Países como Guatemala (lugar 60), obtuvieron al menos, una presea de oro. O bien, Dominica (posición 62); Uganda (55); Ecuador (49); Filipinas (37); Cuba (32) y así.

Joseph Nye, en un influyente libro, denomina al sentido de pertenencia, idioma, proyección de estilo de vida y cultura de un país, como el poder suave (soft power). Mismo que por las características y opciones que ofrecen las redes digitales de comunicación, puede influir en la conducta y formas de actuar de otras sociedades. Dentro de la lista de elementos que incluye el poder suave, están las competencias deportivas internacionales, sean Juegos Olímpico, el Campeonato Mundial de futbol; o bien justas regionales como los Juegos Panamericanos, Campeonatos mundiales de atletismo, natación, entre otros. Sentirse parte de un “equipo ganador”, desde luego que influye en los ánimos de la población respecto del orgullo y sentido de pertenencia.

México es un país muy importante en el contexto deportivo mundial. A pesar de que muchos o la enorme mayoría de sus directivos no lo sepan o, peor aún por incapacidad, lo ignoran. Es inexplicable el lamentable papel que acabamos de tener el París 2024. Y escribo en plural, pues se trata de la representación nacional y eso nos incluye a todas y todos. Comparar y competir es una de las rutas más antiguas que conducen a la superación; sea personal o colectiva, competir es una sana forma de corregir errores y apuntalar cualidades. De modificar lo que se está haciendo mal, y reforzar lo que se hace bien.

He tratado de difundir la necesidad de contar con un Centro de Lecciones Aprendidas, que cumpla la crucial función de en efecto, articular las mejores opciones con los recursos disponibles para estar en condiciones no solo de aprovechar las oportunidades, sino de crearlas. Por ejemplo. El deporte más popular en México, lo sabemos, es el futbol ¿es posible que México no haya clasificado para la competencia olímpica? Ya no digamos del verdadero desastre de la participación la Copa de las Américas. Pero lo “genial” es contratar a un técnico que ha fracasado de manera reiterada y por supuesto, que lo volverá a hacer. El sentimiento de constante derrota –en esta ocasión, genera desánimo. Por eso es un buen momento que en el cambio de gobierno, se haga una seria y profunda revisión de cómo se encuentra la situación de nuestro poder suave y la proyección de los intereses y Poder Nacionales. Ojalá.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso


Es muy interesante observar en este tipo de competencias, es decir, de carácter mundial, el comportamiento deportivo y rendimiento de cada país. Como suele suceder, y ahora no fue la excepción, los protagonistas de los primeros lugares en el cuadro de medallas, fueron potencias a nivel mundial y/o regional.

Estados Unidos, China, Japón, Australia, desde luego Francia, Reino Unido, destacaron por la alta capacidad competitiva en las diversas, muy diversas diría yo, disciplinas. Desde la inexplicable presentación del break dance, que si impera un poco de sensatez en el Comité Olímpico Internacional será su última presentación, hasta las sofisticadas justas en mar abierto (surf, regata, entre otras).

La participación de México fue decepcionante. Por supuesto que este resultado general, de ninguna manera o pone en discusión el enorme esfuerzo de las y los deportistas que obtuvieron tres medallas de plata y dos de bronce, para que nuestro país quedará ubicado en el lugar 65 de 206 representaciones. Una mentalidad conformista, expresaría que “no está mal”, pero con el potencial humano, infraestructura y presupuesto (que debiera destinarse) otras debieran ser las conclusiones. Países como Guatemala (lugar 60), obtuvieron al menos, una presea de oro. O bien, Dominica (posición 62); Uganda (55); Ecuador (49); Filipinas (37); Cuba (32) y así.

Joseph Nye, en un influyente libro, denomina al sentido de pertenencia, idioma, proyección de estilo de vida y cultura de un país, como el poder suave (soft power). Mismo que por las características y opciones que ofrecen las redes digitales de comunicación, puede influir en la conducta y formas de actuar de otras sociedades. Dentro de la lista de elementos que incluye el poder suave, están las competencias deportivas internacionales, sean Juegos Olímpico, el Campeonato Mundial de futbol; o bien justas regionales como los Juegos Panamericanos, Campeonatos mundiales de atletismo, natación, entre otros. Sentirse parte de un “equipo ganador”, desde luego que influye en los ánimos de la población respecto del orgullo y sentido de pertenencia.

México es un país muy importante en el contexto deportivo mundial. A pesar de que muchos o la enorme mayoría de sus directivos no lo sepan o, peor aún por incapacidad, lo ignoran. Es inexplicable el lamentable papel que acabamos de tener el París 2024. Y escribo en plural, pues se trata de la representación nacional y eso nos incluye a todas y todos. Comparar y competir es una de las rutas más antiguas que conducen a la superación; sea personal o colectiva, competir es una sana forma de corregir errores y apuntalar cualidades. De modificar lo que se está haciendo mal, y reforzar lo que se hace bien.

He tratado de difundir la necesidad de contar con un Centro de Lecciones Aprendidas, que cumpla la crucial función de en efecto, articular las mejores opciones con los recursos disponibles para estar en condiciones no solo de aprovechar las oportunidades, sino de crearlas. Por ejemplo. El deporte más popular en México, lo sabemos, es el futbol ¿es posible que México no haya clasificado para la competencia olímpica? Ya no digamos del verdadero desastre de la participación la Copa de las Américas. Pero lo “genial” es contratar a un técnico que ha fracasado de manera reiterada y por supuesto, que lo volverá a hacer. El sentimiento de constante derrota –en esta ocasión, genera desánimo. Por eso es un buen momento que en el cambio de gobierno, se haga una seria y profunda revisión de cómo se encuentra la situación de nuestro poder suave y la proyección de los intereses y Poder Nacionales. Ojalá.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso