Ya pasó una semana y seguimos sin saber qué fue lo que sucedió el pasado jueves 25 de julio, respecto de la presentación ante las autoridades judiciales estadounidenses de dos importantes cabecillas del crimen organizado complejo –es decir el que es capaz de producir y exportar cualquier tipo de drogas. Las especulaciones desde nuestra opinión pública continúan. Como lo apunté en la entrega anterior, se sigue bordando en el vacío con especulaciones sin sustento alguno. Aquí es importante señalar, que quienes tenemos el gran privilegio de tener alguna forma de difundir nuestras reflexiones, es que debemos evitar incursionar en la fantasía. En fin.
Respecto al asunto de la presentación ante las autoridades judiciales de los Estados Unidos de Ismael Zambada García y Joaquín Guzmán López, debemos reconocer dos verdaderas cualidades en cuanto al manejo de información respecto de la Seguridad Pública: la primera, la disciplina mostrada por las agencias civiles de los Estados Unidos para la situación. No hay una filtración, una sola “voz anónima” ni alguna muestra de fisuras, en cuanto a la secrecía de la operación realizada para conducir la que sin duda es el cabecilla del narcotráfico más relevante del siglo XXI en México. La segunda, la sincronía desde la Casa Blanca para lanzar una formal y decidida política en contra del tráfico y consumo de fentanilo, misma que ha contado con el apoyo del Congreso y retirando así, una de las principales banderas de la campaña racista, xenófoba y anti mexicana de Donald Trump.
Mientras tanto, el tema para las dinámicas políticas y de seguridad pública en nuestro país sigue generando una amplia sensación de incomunicación con los Estados Unidos, que ante el inminente relevo en la Presidencia de la República de México, no es precisamente el mejor escenario de entrega/recepción. Es del todo oportuno que en las áreas civiles del equipo de la futura Presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, estén tomando nota detallada de lo que acontece en el proceso Zambada-Loera López, para que desde hoy, no mañana, ni el primero de septiembre, ni menos aún, a partir del primero de octubre. Desde luego que los contactos y conversaciones ya deben estar en funciones. De lo contrario, es un mal presagio.
El desarrollo de los juicios traerán, por supuesto, sensacionales revelaciones, pero insisto, sin prueba documental alguna, pues así funciona el sistema y leyes penales en los Estados Unidos. Incluso con dichos de delincuentes, recordemos, Genaro García Luna se encuentra sujeto a juicio a la espera de sentencia, probablemente, hacia fines de este año, luego acusaciones sin sustento probatorio. Por lo tanto, debemos prepararnos para una serie de declaraciones altisonantes que de suyo generarán una enorme tensión en las semanas que le restan al sexenio del Presidente López Obrador. A lo que debemos sumar, la polarizada campaña presidencial en los Estados Unidos y que lo que se vaya dando a conocer en el procedo de Zambada-Guzmán López, como parte sustancial de las propuestas de republicanos y demócratas, respecto del tráfico y consumo de drogas en su país.
Ahora bien, desde el gobierno de México, es indispensable que por su parte se den a conocer los elementos con los que se cuenta en torno al proceso Zambada-Guzmán López. No debe seguirse por la ruta de la información equívoca, ni menos desde los exhortos al Presidente Biden para que dé a conocer los detalles de la operación. Eso no va a suceder. Incluso, visto con alguna dosis de optimismo, es un buen momento/coyuntura para revisar y actualizar los servicios de inteligencia civiles de nuestro país.
@JOPso