Desde hace unas semanas, el volcán Popocatépetl (La Montaña que Humea en náhuatl) tuvo una actividad creciente que generó exhalaciones, erupciones y tremores, provocando una importante cantidad de caída de ceniza.
Desde 1994, el Popocatépetl inició un nuevo proceso eruptivo de acuerdo con los expertos y desde ese año es vigilado con 16 estaciones de monitoreo que abarcan tres parámetros de observación como lo recomienda la Asociación Internacional de Vulcanología y Química del Interior de la Tierra. El primero de ellos comprende los sismos y tremores; el segundo, la emisión de gases; y, el tercero, la deformación de la superficie del volcán.
A esta vigilancia se agregan tres pilares importantes de la protección civil y la prevención de desastres en México como son, por un lado, el Sistema Nacional de Protección Civil, cuya finalidad es establecer un mecanismo que permita a las autoridades y a la sociedad actuar de manera eficiente y rápida; por otro lado, la Coordinación Nacional de Protección Civil que es el órgano que ejecuta y da seguimiento al Programa Nacional en la materia 2022-2024; y, finalmente, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), que busca promover la capacitación profesional y técnica sobre el tema, así como apoyar la difusión de medidas de preparación y autoprotección de la población ante la contingencia de un desastre.
Precisamente ha sido el Cenapred el que decretó recientemente el tránsito de la fase dos, color amarillo, a la fase tres, color amarillo. No debe olvidarse que este Centro estableció el denominado Semáforo de Alerta Volcánica, el cual es un sistema que consta de tres colores, a saber, verde, amarillo y rojo. Cada color significa un nivel de actividad volcánica, lo cual necesita una respuesta proporcional y adecuada por parte de las autoridades y poblaciones circundantes. El color verde se divide en dos fases, pero significa una actividad volcánica normal, mientras que el color amarillo, el cual tiene tres etapas, significa prepararse para una posible evacuación. Finalmente, el color rojo, compuesto de tres fases también, representa alarma.
Ante dicha actividad del Popocatépetl, la Secretaría de la Defensa Nacional cuenta con el Plan de Operaciones Popocatépetl cuyo papel es apoyar a las autoridades civiles y auxiliar a la población civil en las zonas de riesgo cuando la actividad de este volcán se incremente y se determine la evacuación de las poblaciones de las áreas de riesgo. Así, más de 7,000 soldados han sido movilizados a los estados de México, Puebla y Morelos ante una eventual organización de una evacuación de las poblaciones cercanas al Popocatépetl, además de establecer un perímetro de seguridad en torno al mismo de 12 kilómetros.
México no se encuentra solo en este tipo de contingencias. Uno de los países que ha apoyado a nuestra nación para mejorar los conocimientos existentes con relación a la prevención de desastres ha sido Japón. El país asiático es probablemente el más comprometido con plantear mecanismos de prevención y disminución de riesgos ante desastres ocasionados por fenómenos naturales. Con nuestra nación concretó, en mayo de 2022, el denominado Proyecto para el Fortalecimiento de la Gobernanza para la Reducción del Riesgo de Desastres en México con dos programas piloto en la Ciudad de México y Chiapas.
Aunque en el largo plazo la actividad volcánica puede llegar a generar beneficios como suelos fértiles y la formación de acuíferos, por ahora lo urgente es concentrarse en las cuestiones técnicas y de políticas públicas para brindar atención a la población aledaña que tendría que abandonar sus comunidades. Una comprensión integral de lo que acontece con el Popocatépetl y otros volcanes activos siempre brindará mejores respuestas ante sus manifestaciones naturales.
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