/ lunes 9 de noviembre de 2020

Pulso CDMX | ¡Salvemos el parque de la Casa del Pueblo!

Hace unos días, integrantes del equipo de la Alcaldía Iztapalapa ocuparon una parte del parque de la Casa del Pueblo en la Unidad Habitacional Ermita Zaragoza con material de obras, anunciando la construcción repentina de una prepa del Instituto de Educación Media Superior de la Ciudad de México, desatando la indignación de las y los habitantes y activistas que trabajan con la población local.

Frente al aumento del descontento vecinal y a petición de colectivos ciudadanos y representantes vecinales electos de la zona, la Alcaldía de Iztapalapa tuvo que organizar de emergencia una asamblea para presentar el proyecto desconocido y no consultado. A pesar de haber llevado en plena pandemia a algunas personas adultas mayores cooptadas por las y los funcionarios locales (e incluso externas a la colonia), la oposición de la gente prevaleció por razones justas y legítimas.

El proyecto edificaría cemento en lugar de recuperar un espacio público, apropiado por la población de distintas edades, mediante varias actividades deportivas, culturas o educativas. Pretendería cercar la histórica Ermita de la colonia que alberga un patrimonio cultural nacional: el mural de Benito Messeguer, discípulo de Siqueiros. Huerto urbano, comedor comunitario, jornadas de limpieza y educación ambiental: colectivos de jóvenes han trabajado para recuperar su barrio con actividades comunitarias de solidaridad social que permitieron mejorar la seguridad y la convivencia vecinal demostró con resultados concretos Manuel Narváez del colectivo Raíces del Oriente. Organizaciones de la Sociedad Civil están trabajando junto con las y los habitantes en materia de seguridad alimentaria y construcción de paz en este espacio destacó el activista David Santiago.

Pone en riesgo a la población, creando puntos ciegos propensos a la delincuencia, obstáculos a la accesibilidad y movilidad. No contempla estudios de riesgo del suelo lleno de grietas que no debería permitir la presencia de más inmuebles en la zona, menos de los supuestos 3 mil estudiantes. Vecinos como Arturo Salazar recordaron el compromiso de campaña de la construcción de la prepa por la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum y Alcaldesa Clara Brugada en otro predio cercano, pero no en detrimento de las pocas áreas verdes.

El proyecto vulnera el Derecho a la Ciudad y a la participación. Esta imposición y amenazas por parte del personal de la Alcaldía están provocando un clima de fuerte tensión y atenta a la dignidad de la comunidad local. La Alcaldía Iztapalapa es de las Alcaldías de la Ciudad con menos metros cuadrados de áreas verdes por habitante. “¡No más concreto! No queremos mapas técnicos de un proyecto que no queremos aquí. Queremos que se preocupen del parque, del patrimonio: que lo recuperen y lo mantengan” reclaman las y los vecinos. Solamente después de 9 intervenciones, frente al rechazo creciente y mayoritario de las y los asistentes, el equipo de la Alcaldía decidió callar la voz ciudadana y retirarse.

Todo lo que no controla lo destruye: es uno de los síndromes de un gobierno autoritario. Solamente la organización comunitaria y el activismo por la gente permitirán que gane el bien común por el derecho a respirar que se merecen las y los habitantes de la Ermita Zaragoza.

Hace unos días, integrantes del equipo de la Alcaldía Iztapalapa ocuparon una parte del parque de la Casa del Pueblo en la Unidad Habitacional Ermita Zaragoza con material de obras, anunciando la construcción repentina de una prepa del Instituto de Educación Media Superior de la Ciudad de México, desatando la indignación de las y los habitantes y activistas que trabajan con la población local.

Frente al aumento del descontento vecinal y a petición de colectivos ciudadanos y representantes vecinales electos de la zona, la Alcaldía de Iztapalapa tuvo que organizar de emergencia una asamblea para presentar el proyecto desconocido y no consultado. A pesar de haber llevado en plena pandemia a algunas personas adultas mayores cooptadas por las y los funcionarios locales (e incluso externas a la colonia), la oposición de la gente prevaleció por razones justas y legítimas.

El proyecto edificaría cemento en lugar de recuperar un espacio público, apropiado por la población de distintas edades, mediante varias actividades deportivas, culturas o educativas. Pretendería cercar la histórica Ermita de la colonia que alberga un patrimonio cultural nacional: el mural de Benito Messeguer, discípulo de Siqueiros. Huerto urbano, comedor comunitario, jornadas de limpieza y educación ambiental: colectivos de jóvenes han trabajado para recuperar su barrio con actividades comunitarias de solidaridad social que permitieron mejorar la seguridad y la convivencia vecinal demostró con resultados concretos Manuel Narváez del colectivo Raíces del Oriente. Organizaciones de la Sociedad Civil están trabajando junto con las y los habitantes en materia de seguridad alimentaria y construcción de paz en este espacio destacó el activista David Santiago.

Pone en riesgo a la población, creando puntos ciegos propensos a la delincuencia, obstáculos a la accesibilidad y movilidad. No contempla estudios de riesgo del suelo lleno de grietas que no debería permitir la presencia de más inmuebles en la zona, menos de los supuestos 3 mil estudiantes. Vecinos como Arturo Salazar recordaron el compromiso de campaña de la construcción de la prepa por la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum y Alcaldesa Clara Brugada en otro predio cercano, pero no en detrimento de las pocas áreas verdes.

El proyecto vulnera el Derecho a la Ciudad y a la participación. Esta imposición y amenazas por parte del personal de la Alcaldía están provocando un clima de fuerte tensión y atenta a la dignidad de la comunidad local. La Alcaldía Iztapalapa es de las Alcaldías de la Ciudad con menos metros cuadrados de áreas verdes por habitante. “¡No más concreto! No queremos mapas técnicos de un proyecto que no queremos aquí. Queremos que se preocupen del parque, del patrimonio: que lo recuperen y lo mantengan” reclaman las y los vecinos. Solamente después de 9 intervenciones, frente al rechazo creciente y mayoritario de las y los asistentes, el equipo de la Alcaldía decidió callar la voz ciudadana y retirarse.

Todo lo que no controla lo destruye: es uno de los síndromes de un gobierno autoritario. Solamente la organización comunitaria y el activismo por la gente permitirán que gane el bien común por el derecho a respirar que se merecen las y los habitantes de la Ermita Zaragoza.