por Bruno Balvanera *
No fue la improbable adhesión de Ucrania a la OTAN, el motivo real detrás de la decisión de Putin para invadir Ucrania fue un deseo imperialista de expansión y de saqueo de un vecino rico desde el punto de vista poblacional, agrícola, industrial y con amplio acceso al mar negro.
Putin es un hombre gris, entrenado a operar como espía y con instintos un tanto primitivos. Prueba de ello es la larga lista de asesinatos o encarcelamientos que ha ordenado, ya sea de oligarcas que pretenden tener poder político, lideres de oposición o espías que lo traicionaron.
Putin no es ni carismático ni buen orador. Desde hace casi 24 años gobierna en base al terror. Se hizo popular cuando llego hace 23 años como un presidente joven y atlético en un país normalmente gobernado por viejos comunistas. Tuvo la suerte de llegar al poder a una Rusia en bancarrota cuando el precio del petróleo estaba muy castigado y que se volvió económicamente poderoso al subir el precio de los energéticos.
Sin embargo, la riqueza del país se ha distribuido entre pocos, ya sea algunos oligarcas que compraron las grandes empresas estratégicas del estado a precios irrisorios o bien aquellos funcionarios de estado que le han demostrado lealtad ya sea por convencimiento o por intimidación.
Al inicio de sus múltiples mandatos desde el inicio del año 2000, Putin se dejó asesorar por neoliberales tecnócratas, algunos de ellos brillantes como el ex ministro de finanzas Kudrin o bien Elvira Nabuilina, actual gobernadora del Banco Central.
Durante más de una década y hasta la primera invasión de Ucrania en 2014 que culminó con la anexión de Crimea, Rusia estrechó relaciones con occidente, atrajo inversión extranjera, creo cadenas de suministros y desarrolló su base industrial. Era una Rusia cercana al occidente que tuvo lugar en el G8 y obtuvo el estatus de observador en la OTAN.
Sin embargo, los proponentes de este modelo económico eran una minoría comparada con las fuerzas internas de los servicios de seguridad, los llamados Siloviki, de los cuales Putin es miembro, quienes finalmente lograron imponerse.
El estado ruso ha sido corrupto, quienes han amasado fortunas ya sea los oligarcas o bien los burócratas de alguna manera representan héroes ante el ruso común que quieren convertirse inmensamente ricos. Se trata de robar a quien se deje, en particular a las arcas del gobierno que no hay quien las respete o defienda.
Esa misma corrupción es culpable en gran medida del fracaso de la operación especial que supuestamente duraría tan solo unos días y lograría apoderarse de Ucrania. Ni el sofisticado armamento que costo una fortuna al erario es de la calidad esperada, ni los soldados ni sus mandos estaban listos y entrenados y mucho menos motivados para hacer y ganar una guerra contra un oponente aguerrido y comprometido.
No se sabe con certeza la cantidad de muertos y heridos rusos hasta la fecha, se estima la baja de unos 200 mil soldados rusos, esto representaría más de 10 veces los soldados rusos muertos en la guerra en Afganistan que duró 10 años. Habría que sumar otros 200 mil inválidos, una cifra también 10 veces superior a Afganistán. Además del costo social directo de las bajas, el aparato productivo del país que de por si tiene las tasas de natalidad bajas, ha perdido una capacidad productiva muy importante.
Debido a las sanciones de los grandes países de occidente, Rusia ha visto congeladas sus reservas internacionales por más de 300 mil millones de dólares, no tiene ya acceso a tecnologías tan necesarias para modernizar sus industrias extractivas y estratégicas, se ve obligada a vender su gas y petróleo a mercados alternativos (India y China principalmente) quienes lo compran con importantes descuentos, su sistema financiero se ha desconectado del SWIFT lo que le imposibilita hacer o recibir transferencias internacionales. Las cadenas productivas se han paralizado. La economía rusa se está y continuará debilitando gradualmente.
El costo de la guerra entre sueldos a militares, armamento y equipo se estima entre 500 y 750 millones de dólares al día y junto con las cargas sociales derivadas de esta representará más del 22% del presupuesto de 2024.
Todo apoyo a Rusia por parte de los grandes organismos financieros internacionales ha sido suspendido, se ha excluido a Rusia de eventos deportivos, culturales y de varios organismos internacionales. No hay más vuelos con occidente y se han suspendido la gran mayoría de visas de turistas rusos. Cuentas y propiedades de una larga lista de rusos, ya sea oligarcas, empresarios o funcionarios, han sido congeladas en varias jurisdicciones.
Los pronósticos económicos para rusia para las próximas décadas son sombríos, pasarán varias generaciones antes de pensar que Rusia podría volver a tener el lugar que tuvo hasta hace unos cuantos años y lejos de la que era al terminar la segunda guerra mundial.
En suma, independientemente del resultado militar, la decisión de Putin de invadir Ucrania en marzo de 2022 marginará profundamente a Rusia en su desarrollo e integración internacional.
* Bruno Balvanera es miembro de la Unidad de Estudio y Reflexión: Crisis Rusia-Ucrania y sus Consecuencias de COMEXI, Ex Director del EBRD
@brunobalvanera