Por Pedro Martínez Esponda
“Échec d’une époque” (en español “fracaso de una época”) se lee a ocho columnas en el titular del diario argelino Liberté en su edición del 6 de abril de 2022. Ese día, Liberté publicaba su último número, que conservo enmarcado como uno de los tesoros del tiempo que viví en ese muy querido país.
Su cierre simbolizó la muerte del periodismo crítico en Argelia. Muerte temprana, por cierto, considerando que la prensa argelina independiente surgió a principios de los años noventa.
El 6 de noviembre de 2024 desperté pensando en Liberté y en el fracaso de época. ¿Aplica el titular a México? Más allá de la discusión jurídica sobre la plausibilidad de declarar inconstitucional una reforma constitucional; más allá del debate sobre la legitimidad democrática de Morena; y más allá de los evidentes vicios del actual Poder Judicial, el hecho de fondo es que, en nuestro país, una fuerza política mayoritaria decidió, de último minuto y empleando métodos políticos incendiarios y antidemocráticos, trastocar de raíz al único poder del Estado sobre el que no tenía poder. En otras palabras, no estamos ante una reingeniería republicana del Estado, sino ante realpolitik de libro de texto.
El propio Liberté nos da dos elementos de reflexión. El fracaso de época al que alude el diario argelino se explica con dos elementos mutuamente constitutivos. El primero es el cierre gradual de espacios para el ejercicio de las libertades políticas por parte del Estado argelino, controlado desde su independencia por el ejército. El segundo elemento, igual o más preocupante, tiene que ver con la impotencia pero también la indiferencia de ciertos sectores de la sociedad argelina para la preservación de las instituciones auténticamente democráticas, entre ellas la prensa libre. Liberté murió, no sólo por cuestionar al poder en Argelia, sino también por sus bajas ventas.
El primer elemento en el análisis de Liberté no es todavía visible en México, pero sí previsible. Hoy por hoy, en México, al menos en las grandes ciudades, las libertades políticas y derechos civiles se ejercen más o menos igual que hace uno, seis o 24 años. Yo puedo votar por quien quiera, manifestarme en la calle, o publicar opiniones críticas al gobierno. Pero negar que la reforma judicial y otras reformas (como la probable eliminación del INAI) expande espectacularmente el espacio para la opacidad del gobierno y el silenciamiento de las voces críticas es, no sólo ingenuo, sino francamente desleal. Creer que el ejecutivo y el legislativo favorecerán la llegada de jueces independientes y capaces que exijan cuentas al Estado es como creer que Rosario Piedra Ibarra ha cumplido su tarea al frente de la CNDH. Claramente, no es el caso de la ombudsperson, ni será el caso del nuevo poder judicial.
¿Qué hay, sin embargo, del segundo elemento del análisis de Liberté, relativo la capacidad de la sociedad de defender los derechos civiles? Las y los mexicanos llevamos décadas ejerciendo nuestras libertades políticas. Tenemos una sociedad civil robusta y una tradición crítica arraigada. Los medios no están en manos del Estado. Me rehúso a creer que el movimiento del 68, el levantamiento del EZLN en 1994, la alternancia política del 2000 y e incluso la llegada de la izquierda al poder en 2018 sean un legado fácil de borrar, aun cuando enfrente tengamos a un Congreso de la Unión con mayorías y prácticas que nos recuerdan al México de los 70.
Pero estos legados no se van a defender solos. No podemos caer en la indiferencia. La clave está en el ejercicio y la defensa activa de esas libertades por la vía individual, asociativa y partidista. Necesitamos proteger a nuestra sociedad civil y a nuestros medios críticos, pero, además, es urgente crear una alternativa política de oposición que sea responsable, plural e institucional. La época en que vivimos es una de transformaciones y lucha. Es decir, la democracia todavía no fracasa, pero sí puede fracasar. Lo que suceda depende de nosotras y nosotros.
Abogado internacionalista y académico del Departamento de Derecho de la IBERO
@martinezesponda