/ lunes 19 de agosto de 2024

Regresar la política a su centro

En medio de un panorama político accidentado y complejo, es momento de regresar nuestras energías y nuestra concentración a lo que realmente importa: las personas.

La democracia es el poder del pueblo, y eso significa, sobre todo, ejercer el poder como medio para el Bien Común de todas y todos. Los conflictos son ruidosos y estridentes, pero normalmente son una distracción innecesaria y –francamente– un estorbo para el buen trabajo político. Soy una convencida de que las instituciones deben hacer su trabajo de acuerdo con lo establecido en la ley, sin ser nunca obstruidas por la acción directa del poder.

Actualmente veo con optimismo algunos de los cambios que ocurren en nuestro país. Es profundamente esperanzador ver cómo en unos años, la política ha sido realizada –cada vez en mayor medida– por la acción de valientes mujeres que han impulsado proyectos con una visión renovadora.

Creo que en México estamos listos para transitar a un modelo de Nación verdaderamente demócrata. Estamos listos para asumir un esquema político que permita poner en el centro los intereses de la ciudadanía.

Toda democracia sana se compone de pesos y contrapesos, y su motor siempre es el diálogo. Por supuesto, hay visiones ideológicas diversas, a veces incluso contradictorias. Pero ser capaces de alzar la voz para disentir, mientras se usan las manos para trabajar en conjunto, es una de las señales más claras de que estamos alcanzando ese país por el que lucharon nuestros antepasados.

Poner en el centro a las personas significa construir instituciones dedicadas, desde su normativa hasta su ejecución, a atender las necesidades más sentidas de la ciudadanía. Encontrar el dolor que padecen las y los mexicanos, y darle una respuesta contundente, a través de soluciones que atiendan su necesidad de manera continua y a largo plazo.

Pronto comenzará una nueva etapa en la historia de nuestro país, y como Gobernadora de Chihuahua, me encuentro concentrada en renovar mis convicciones, esfuerzos y ejes de acción, de manera que pueda realizar con mucha mayor asertividad, la tarea que los chihuahuenses me han confiado.

Así mismo, he expresado mi voluntad de trabajar con el nuevo Gobierno Federal en esta línea de colaboración, pues los más beneficiados serán los chihuahuenses. Celebro y agradezco la apertura y la disposición del equipo de transición, así como su voluntad de escuchar las necesidades del Estado de Chihuahua, sin hacer distinciones políticas que sólo nos distraen de lo verdaderamente importante.

Le he pedido al equipo por el que tengo el honor de ser acompañada que no se dejen distraer por los conflictos o las provocaciones mediáticas. Debemos dejar que las instituciones hagan lo suyo, mientras que nosotros seguimos trabajando en un diagnóstico pormenorizado de las necesidades de la ciudadanía, para atenderlas de manera contundente.

La política no se hace ni desde el resentimiento ni desde el escritorio; la política se hace desde el corazón y desde el encuentro con las personas. Y tan solo hace falta salir a la calle y mirar los ojos de las mujeres y hombres que confían en nosotros, para recordar que nuestra tarea es con ellos; nuestra tarea es atender su dolor y responder a sus esperanzas.

En estos tiempos de cambios, la renovación debe ocurrir desde la convicción de regresar la política a su centro, que es el Bien Común de las personas. Es esa mi convicción, y el objetivo con el que nos encontramos trabajando en el Gobierno del Estado de Chihuahua.

En medio de un panorama político accidentado y complejo, es momento de regresar nuestras energías y nuestra concentración a lo que realmente importa: las personas.

La democracia es el poder del pueblo, y eso significa, sobre todo, ejercer el poder como medio para el Bien Común de todas y todos. Los conflictos son ruidosos y estridentes, pero normalmente son una distracción innecesaria y –francamente– un estorbo para el buen trabajo político. Soy una convencida de que las instituciones deben hacer su trabajo de acuerdo con lo establecido en la ley, sin ser nunca obstruidas por la acción directa del poder.

Actualmente veo con optimismo algunos de los cambios que ocurren en nuestro país. Es profundamente esperanzador ver cómo en unos años, la política ha sido realizada –cada vez en mayor medida– por la acción de valientes mujeres que han impulsado proyectos con una visión renovadora.

Creo que en México estamos listos para transitar a un modelo de Nación verdaderamente demócrata. Estamos listos para asumir un esquema político que permita poner en el centro los intereses de la ciudadanía.

Toda democracia sana se compone de pesos y contrapesos, y su motor siempre es el diálogo. Por supuesto, hay visiones ideológicas diversas, a veces incluso contradictorias. Pero ser capaces de alzar la voz para disentir, mientras se usan las manos para trabajar en conjunto, es una de las señales más claras de que estamos alcanzando ese país por el que lucharon nuestros antepasados.

Poner en el centro a las personas significa construir instituciones dedicadas, desde su normativa hasta su ejecución, a atender las necesidades más sentidas de la ciudadanía. Encontrar el dolor que padecen las y los mexicanos, y darle una respuesta contundente, a través de soluciones que atiendan su necesidad de manera continua y a largo plazo.

Pronto comenzará una nueva etapa en la historia de nuestro país, y como Gobernadora de Chihuahua, me encuentro concentrada en renovar mis convicciones, esfuerzos y ejes de acción, de manera que pueda realizar con mucha mayor asertividad, la tarea que los chihuahuenses me han confiado.

Así mismo, he expresado mi voluntad de trabajar con el nuevo Gobierno Federal en esta línea de colaboración, pues los más beneficiados serán los chihuahuenses. Celebro y agradezco la apertura y la disposición del equipo de transición, así como su voluntad de escuchar las necesidades del Estado de Chihuahua, sin hacer distinciones políticas que sólo nos distraen de lo verdaderamente importante.

Le he pedido al equipo por el que tengo el honor de ser acompañada que no se dejen distraer por los conflictos o las provocaciones mediáticas. Debemos dejar que las instituciones hagan lo suyo, mientras que nosotros seguimos trabajando en un diagnóstico pormenorizado de las necesidades de la ciudadanía, para atenderlas de manera contundente.

La política no se hace ni desde el resentimiento ni desde el escritorio; la política se hace desde el corazón y desde el encuentro con las personas. Y tan solo hace falta salir a la calle y mirar los ojos de las mujeres y hombres que confían en nosotros, para recordar que nuestra tarea es con ellos; nuestra tarea es atender su dolor y responder a sus esperanzas.

En estos tiempos de cambios, la renovación debe ocurrir desde la convicción de regresar la política a su centro, que es el Bien Común de las personas. Es esa mi convicción, y el objetivo con el que nos encontramos trabajando en el Gobierno del Estado de Chihuahua.