/ lunes 5 de agosto de 2024

Retrato Hereje / Pemex y el ajedrez de Claudia

Hasta el cierre de la semana, reportes de fuentes confiables apuntaban que el presidente López Obrador sostenía con su sucesora, Claudia Sheinbaum, el mayor punto de disentimiento desde que comenzó el proceso de transición, a causa de la insistencia de Palacio para que Octavio Romero Oropeza sea ratificado al frente de Pemex.

La operación de la empresa petrolera mexicana será un punto de quiebre en el manejo de las finanzas públicas durante la administración de la doctora Sheinbaum. Pemex tiene deudas por 106,000 mil millones de dólares y debe a proveedores otros 350,000 millones de pesos, el equivalente a un punto del Producto Interno Bruto (PIB), según reportes oficiales al cierre de 2023.

Romero Oropeza es originario de Tabasco, donde estudió agronomía en el “Colegio Superior de Agricultura Tropical”, eventualmente cerrado por alegatos de fallas graves en la formación de sus alumnos. Compañero de batallas políticas y partidistas de López Obrador desde 1989, fue también su oficial mayor en el gobierno del Distrito Federal (2000-2005), periodo en el que la Auditoría Superior de la Federación reportó descuido sistémico de los controles financieros confiados a Romero Oropeza durante su encomienda capitalina.

Desde hace semanas la presidenta electa ha tomado medidas para impedir o al menos reducir el impacto de la permanencia de Romero Oropeza en Pemex. A ello respondió la designación de su más cercana operadora financiera, Luz Elena González, como próxima secretaria de Energía, en una apuesta por generar un control de daños sobre esa empresa estatal.

Incluso, ha estudiado una nueva estructura del gobierno -en proyecciones diseñadas por Raquel Buenrostro, próxima secretaria de la Función Pública-, para crear una “supersecretaría” de Energía, y absorber lo mismo a Pemex que a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), donde esta semana podría ser anunciado que Víctor Rodríguez Padilla será el sucesor de Manuel Bartlett.

Sheinbaum Pardo notificó también al ratificado secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, que la titular de la subsecretaría de Egresos será ocupada por otra incondicional de ella, Bertha Gómez Castro, quien en el gobierno de la ciudad de México desempeñó la misma responsabilidad bajo la supervisión de la citada González Escobar. En Egresos se halla Juan Pablo de Botton, igualmente cercano a Palacio, pero asumirá la cartera de Administración y Finanzas durante el próximo gobierno capitalino de la morenista Clara Brugada.

La información recabada indica que el argumento de López Obrador para presionar a Sheinbaum por la ratificación de Romero Oropeza es que debe supervisar la entrada en operación de la nueva refinería “Olmeca”, en Dos Bocas, Tabasco. Pero este proyecto fue desarrollado en realidad por la exsecretaria de Energía, Rocío Nahle, actual gobernadora electa en Veracruz.

De acuerdo con cifras oficiales, el costo de la construcción de esa refinería “brincó” de 8 mil millones de dólares a cerca de 17 mil millones de dólares. Se han producido al menos cinco anuncios para su entrada en operación, pospuesta en todas las ocasiones. Expertos han declarado que la refinación en esas instalaciones nunca será rentable, porque resultará más cara que importar gasolinas.

Otros indicadores del desempeño de Romero Oropeza al frente de Pemex revelan una incesante caída en la producción de petróleo, desplome en reservas probadas y probables. Se hallan detenidos los trabajos de exploración y producción de nuevos pozos. Es la empresa en su ramo más endeudada y menos rentable del mundo.

Esa es la herencia envenenada de Romero Oropeza en Pemex. Se ignoran las razones reales por las que el presidente López Obrador desea que se le ratifique en su puesto. Y el dilema de Claudia Sheinbaum es someterse a los pactos palaciegos, o sostener que la economía del país no podrá salir a flote llevando atado el grillete de un Pemex podrido.


Hasta el cierre de la semana, reportes de fuentes confiables apuntaban que el presidente López Obrador sostenía con su sucesora, Claudia Sheinbaum, el mayor punto de disentimiento desde que comenzó el proceso de transición, a causa de la insistencia de Palacio para que Octavio Romero Oropeza sea ratificado al frente de Pemex.

La operación de la empresa petrolera mexicana será un punto de quiebre en el manejo de las finanzas públicas durante la administración de la doctora Sheinbaum. Pemex tiene deudas por 106,000 mil millones de dólares y debe a proveedores otros 350,000 millones de pesos, el equivalente a un punto del Producto Interno Bruto (PIB), según reportes oficiales al cierre de 2023.

Romero Oropeza es originario de Tabasco, donde estudió agronomía en el “Colegio Superior de Agricultura Tropical”, eventualmente cerrado por alegatos de fallas graves en la formación de sus alumnos. Compañero de batallas políticas y partidistas de López Obrador desde 1989, fue también su oficial mayor en el gobierno del Distrito Federal (2000-2005), periodo en el que la Auditoría Superior de la Federación reportó descuido sistémico de los controles financieros confiados a Romero Oropeza durante su encomienda capitalina.

Desde hace semanas la presidenta electa ha tomado medidas para impedir o al menos reducir el impacto de la permanencia de Romero Oropeza en Pemex. A ello respondió la designación de su más cercana operadora financiera, Luz Elena González, como próxima secretaria de Energía, en una apuesta por generar un control de daños sobre esa empresa estatal.

Incluso, ha estudiado una nueva estructura del gobierno -en proyecciones diseñadas por Raquel Buenrostro, próxima secretaria de la Función Pública-, para crear una “supersecretaría” de Energía, y absorber lo mismo a Pemex que a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), donde esta semana podría ser anunciado que Víctor Rodríguez Padilla será el sucesor de Manuel Bartlett.

Sheinbaum Pardo notificó también al ratificado secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, que la titular de la subsecretaría de Egresos será ocupada por otra incondicional de ella, Bertha Gómez Castro, quien en el gobierno de la ciudad de México desempeñó la misma responsabilidad bajo la supervisión de la citada González Escobar. En Egresos se halla Juan Pablo de Botton, igualmente cercano a Palacio, pero asumirá la cartera de Administración y Finanzas durante el próximo gobierno capitalino de la morenista Clara Brugada.

La información recabada indica que el argumento de López Obrador para presionar a Sheinbaum por la ratificación de Romero Oropeza es que debe supervisar la entrada en operación de la nueva refinería “Olmeca”, en Dos Bocas, Tabasco. Pero este proyecto fue desarrollado en realidad por la exsecretaria de Energía, Rocío Nahle, actual gobernadora electa en Veracruz.

De acuerdo con cifras oficiales, el costo de la construcción de esa refinería “brincó” de 8 mil millones de dólares a cerca de 17 mil millones de dólares. Se han producido al menos cinco anuncios para su entrada en operación, pospuesta en todas las ocasiones. Expertos han declarado que la refinación en esas instalaciones nunca será rentable, porque resultará más cara que importar gasolinas.

Otros indicadores del desempeño de Romero Oropeza al frente de Pemex revelan una incesante caída en la producción de petróleo, desplome en reservas probadas y probables. Se hallan detenidos los trabajos de exploración y producción de nuevos pozos. Es la empresa en su ramo más endeudada y menos rentable del mundo.

Esa es la herencia envenenada de Romero Oropeza en Pemex. Se ignoran las razones reales por las que el presidente López Obrador desea que se le ratifique en su puesto. Y el dilema de Claudia Sheinbaum es someterse a los pactos palaciegos, o sostener que la economía del país no podrá salir a flote llevando atado el grillete de un Pemex podrido.