/ jueves 8 de agosto de 2024

Riesgos de México ante las elecciones en EU

Las últimas encuestas y modelos probabilísticos de la elección presidencial en Estados Unidos muestran un repunte significativo de la candidatura demócrata, tras el cambio del Presidente Joe Biden a la Vicepresidenta Kamala Harris.

Cada vez son más las que ponen a Harris arriba de Donald Trump en el voto popular y en varios estados “indecisos” que definirán el resultado, por las características del sistema electoral de ese país. Pero el margen es por demás estrecho. En general, lo que se ve es una competencia cerrada.

Varios medios incluso hablan de que predecir es como lanzar una moneda al aire, “un volado”. Pero es uno de enorme trascendencia: entre dos proyectos políticos con diferencias radicales, de fondo y forma, y enormes implicaciones dependiendo del resultado. En todo el mundo, pero en ningún país, fuera del propio Estados Unidos, más que en México.

En concreto, por el escenario de que Trump vuelva a la Casa Blanca, como pone de relieve el ejercicio de evaluación de riesgos globales al respecto de Economist Intelligence Unit (EIU). Yendo al grano, lo tituló “Trump Risk Index”. Muestra por qué es de anticipar una alta volatilidad en los mercados, incluyendo desde luego el cambiario, hasta los comicios del 5 de noviembre, ante lo mucho que está en juego para nuestro país.

Para EIU, estamos ante un acontecimiento fundamental para la economía mundial y la geopolítica, en concreto, porque, de ganar, el candidato republicano empujaría cambios radicales lo mismo en política comercial que en seguridad nacional. El índice cuantifica y clasifica la exposición de los 70 mayores socios comerciales de Estados Unidos con base en tres áreas: comercio, migración y seguridad. Y no debería ser sorpresa que México encabece el ranking, con una puntuación de vulnerabilidad de 71 sobre 100 puntos.

Para poner en perspectiva, el país que más se nos acerca, Costa Rica, tiene 59 puntos. Alemania, República Dominicana y Panamá, con entre 50 y 53 puntos, completan los cinco que, en general, más tendrían que perder con una victoria de Trump y que éste vaya adelante con políticas radicales que inclusive están comprometidas en la plataforma del Partido Republicano. China y Japón tienen una exposición de 50 y 49 puntos, respectivamente, seguidos, para completar el “top 10”, por El Salvador, Vietnam y Honduras, entre 45 y 48.

Destaca sobremanera el componente de comercio, con un peso de 40% del modelo de riesgo, en el que México tiene un puntaje de exposición de 100 de 100; por mucho, el mayor, sobre 56.3 en seguridad (40% de ponderación) y 44.4 en migración (20%). Para dimensionar, China, país al que Trump ha amenazado con aranceles del 60%, tiene 77 puntos en este factor, y Canadá, 70, completando los tres países más expuestos en esta área.

Mientras que el riesgo de México en exportaciones sensibles para Estados Unidos está sobre 70 puntos, el de China está abajo de 15, y en cuanto a dependencia en el comercio de bienes, el nuestro está en 100, mientras que el de los chinos está abajo de 17 puntos.

Para calibrar el alcance del riesgo: nuestras exportaciones a Estados Unidos pasan de 475 mil 600 millones de dólares anuales, cuando nuestro PIB anda sobre 1.79 billones. Cerca de 80% de lo que exportamos va a ese país.

Los déficits comerciales son un asunto central en la campaña republicana, y el que se tiene con México sumó 152 mil millones de dólares en 2023, con un crecimiento de 37% desde 2020. En 2026 viene una revisión del TMEC y, con él, inevitablemente, una discusión en Estados Unidos sobre su vigencia, al menos sobre si se extiende más allá de 2036.

Por los antecedentes de su presidencia de 2017 a 2021, no hay garantía que, en un eventual regreso a la Casa Blanca, Trump no utilice el tratado, a pesar de que él mismo firmó el vigente, como palanca para obtener concesiones, sean en materia de migración, seguridad y en materia de política contra los cárteles que en lo que respecta a nuestro propio comercio con China y las inversiones de este último país; es decir, en el tablero de la agenda geopolítica estadounidense, además de como factor de peso en la retórica político-electoral. Y aquí hay que señalar que la inclinación proteccionista de la plataforma republicana es compartida por muchos demócratas.

No debemos menospreciar los riesgos. Como apunta EIU, igual que la exposición comercial, las normas de inmigración radicales que se plantean podrían afectar a millones de mexicanos que entran a o viven en Estados Unidos, tanto legal como ilegalmente.

No podemos simplemente evadir y mirar a otra parte ante lo que plantea una agenda, la del Partido Republicano, tan disruptiva tanto en los temas como en el lenguaje. Hablando de su país “EN GRAVE DECADENCIA”, con su identidad y forma de vida en “más riesgo que nunca”. Donde se pone como prioridad “SELLAR LA FRONTERA Y DETENER LA INVASIÓN MIGRANTE”, “REALIZAR LA OPERACIÓN DE DEPORTACIÓN MÁS GRANDE EN LA HISTORIA”, “DEJAR DE SUBCONTRATAR Y CONVERTIR A ESTADOS UNIDOS EN UNA SUPERPOTENCIA MANUFACTURERA”, “DETENER LA EPIDEMIA DEL CRIMEN MIGRANTE, DEMOLER A LOS CÁRTELES EXTRANJEROS DE LA DROGA…”.

Una plataforma que llama a trasladar miles de tropas hoy estacionadas en el extranjero a su frontera sur, junto con “una política comercial de Estados Unidos Primero”. Nunca se habla ahí de nearshoring en una perspectiva regional o del TMEC, sino de llevar las “cadenas de suministro críticas de regreso a casa”, con aranceles de base, campaña “Buy American and Hire American”, prohibiendo que empresas que subcontraten empleos el extranjero hagan negocios con el Gobierno Federal. No por nada la postergación del proyecto de Tesla.

De preocupar, pero, sobre todo, para ocuparnos. Con visión estratégica, realista y pragmática. Construyendo, gobierno y empresas, resiliencia y alianzas aquí y con aliados del otro lado de la frontera. Abordamos esta parte en otro comentario.

Las últimas encuestas y modelos probabilísticos de la elección presidencial en Estados Unidos muestran un repunte significativo de la candidatura demócrata, tras el cambio del Presidente Joe Biden a la Vicepresidenta Kamala Harris.

Cada vez son más las que ponen a Harris arriba de Donald Trump en el voto popular y en varios estados “indecisos” que definirán el resultado, por las características del sistema electoral de ese país. Pero el margen es por demás estrecho. En general, lo que se ve es una competencia cerrada.

Varios medios incluso hablan de que predecir es como lanzar una moneda al aire, “un volado”. Pero es uno de enorme trascendencia: entre dos proyectos políticos con diferencias radicales, de fondo y forma, y enormes implicaciones dependiendo del resultado. En todo el mundo, pero en ningún país, fuera del propio Estados Unidos, más que en México.

En concreto, por el escenario de que Trump vuelva a la Casa Blanca, como pone de relieve el ejercicio de evaluación de riesgos globales al respecto de Economist Intelligence Unit (EIU). Yendo al grano, lo tituló “Trump Risk Index”. Muestra por qué es de anticipar una alta volatilidad en los mercados, incluyendo desde luego el cambiario, hasta los comicios del 5 de noviembre, ante lo mucho que está en juego para nuestro país.

Para EIU, estamos ante un acontecimiento fundamental para la economía mundial y la geopolítica, en concreto, porque, de ganar, el candidato republicano empujaría cambios radicales lo mismo en política comercial que en seguridad nacional. El índice cuantifica y clasifica la exposición de los 70 mayores socios comerciales de Estados Unidos con base en tres áreas: comercio, migración y seguridad. Y no debería ser sorpresa que México encabece el ranking, con una puntuación de vulnerabilidad de 71 sobre 100 puntos.

Para poner en perspectiva, el país que más se nos acerca, Costa Rica, tiene 59 puntos. Alemania, República Dominicana y Panamá, con entre 50 y 53 puntos, completan los cinco que, en general, más tendrían que perder con una victoria de Trump y que éste vaya adelante con políticas radicales que inclusive están comprometidas en la plataforma del Partido Republicano. China y Japón tienen una exposición de 50 y 49 puntos, respectivamente, seguidos, para completar el “top 10”, por El Salvador, Vietnam y Honduras, entre 45 y 48.

Destaca sobremanera el componente de comercio, con un peso de 40% del modelo de riesgo, en el que México tiene un puntaje de exposición de 100 de 100; por mucho, el mayor, sobre 56.3 en seguridad (40% de ponderación) y 44.4 en migración (20%). Para dimensionar, China, país al que Trump ha amenazado con aranceles del 60%, tiene 77 puntos en este factor, y Canadá, 70, completando los tres países más expuestos en esta área.

Mientras que el riesgo de México en exportaciones sensibles para Estados Unidos está sobre 70 puntos, el de China está abajo de 15, y en cuanto a dependencia en el comercio de bienes, el nuestro está en 100, mientras que el de los chinos está abajo de 17 puntos.

Para calibrar el alcance del riesgo: nuestras exportaciones a Estados Unidos pasan de 475 mil 600 millones de dólares anuales, cuando nuestro PIB anda sobre 1.79 billones. Cerca de 80% de lo que exportamos va a ese país.

Los déficits comerciales son un asunto central en la campaña republicana, y el que se tiene con México sumó 152 mil millones de dólares en 2023, con un crecimiento de 37% desde 2020. En 2026 viene una revisión del TMEC y, con él, inevitablemente, una discusión en Estados Unidos sobre su vigencia, al menos sobre si se extiende más allá de 2036.

Por los antecedentes de su presidencia de 2017 a 2021, no hay garantía que, en un eventual regreso a la Casa Blanca, Trump no utilice el tratado, a pesar de que él mismo firmó el vigente, como palanca para obtener concesiones, sean en materia de migración, seguridad y en materia de política contra los cárteles que en lo que respecta a nuestro propio comercio con China y las inversiones de este último país; es decir, en el tablero de la agenda geopolítica estadounidense, además de como factor de peso en la retórica político-electoral. Y aquí hay que señalar que la inclinación proteccionista de la plataforma republicana es compartida por muchos demócratas.

No debemos menospreciar los riesgos. Como apunta EIU, igual que la exposición comercial, las normas de inmigración radicales que se plantean podrían afectar a millones de mexicanos que entran a o viven en Estados Unidos, tanto legal como ilegalmente.

No podemos simplemente evadir y mirar a otra parte ante lo que plantea una agenda, la del Partido Republicano, tan disruptiva tanto en los temas como en el lenguaje. Hablando de su país “EN GRAVE DECADENCIA”, con su identidad y forma de vida en “más riesgo que nunca”. Donde se pone como prioridad “SELLAR LA FRONTERA Y DETENER LA INVASIÓN MIGRANTE”, “REALIZAR LA OPERACIÓN DE DEPORTACIÓN MÁS GRANDE EN LA HISTORIA”, “DEJAR DE SUBCONTRATAR Y CONVERTIR A ESTADOS UNIDOS EN UNA SUPERPOTENCIA MANUFACTURERA”, “DETENER LA EPIDEMIA DEL CRIMEN MIGRANTE, DEMOLER A LOS CÁRTELES EXTRANJEROS DE LA DROGA…”.

Una plataforma que llama a trasladar miles de tropas hoy estacionadas en el extranjero a su frontera sur, junto con “una política comercial de Estados Unidos Primero”. Nunca se habla ahí de nearshoring en una perspectiva regional o del TMEC, sino de llevar las “cadenas de suministro críticas de regreso a casa”, con aranceles de base, campaña “Buy American and Hire American”, prohibiendo que empresas que subcontraten empleos el extranjero hagan negocios con el Gobierno Federal. No por nada la postergación del proyecto de Tesla.

De preocupar, pero, sobre todo, para ocuparnos. Con visión estratégica, realista y pragmática. Construyendo, gobierno y empresas, resiliencia y alianzas aquí y con aliados del otro lado de la frontera. Abordamos esta parte en otro comentario.