Cynthia Ramírez Manríquez. Directora de comunicación de AMIIF.
La salud de la mujer es la base de las sociedades, las economías y las comunidades de todo el mundo. Y, sin embargo, sigue siendo un tema secundario en todo el mundo.
En una injustificable doble paradoja, nosotras, de acuerdo con la OMS, representamos más del 70% de todo el personal sanitario, pero el 70% de los principales puestos en salud son ocupados por hombres. Esto quiere decir que los sistemas de salud son dirigidos por hombres y sostenidos por mujeres (no fue hasta el año pasado, a 75 años de su fundación, que el Colegio Mexicano de Ginecología y Obstetricia nombró a ¡su primera presidenta!); y por otro lado más de la mitad de las mujeres no pueden acceder a los servicios de atención médica que necesitan.
Nuestros resultados de salud como país son más pobres porque nos estamos perdiendo las perspectivas de las mujeres. Para que la promesa de la cobertura universal de salud se cumpla, necesitamos diversos liderazgos y perspectivas. Hacerlo no solo es lo correcto para las trabajadoras de la salud, sino lo más inteligente para los sistemas de salud.
La segunda acción urgente que hay cambiar es proteger decididamente, con hechos, la salud de las mujeres. Esto es fundamental si queremos avanzar en materia de derechos humanos, igualdad de género y sostenibilidad. Desafortunadamente, la pandemia por covid-19 ha dejado impactos devastadores en la salud de las mujeres y las niñas mexicanas, por ejemplo, las mujeres enfrentaron mayor desempleo; el trabajo de cuidado no remunerado aumentó. Además se vieron más expuestas a la violencia de género, sobre todo en el ámbito doméstico, las citas de control prenatal se redujeron y la prestación de servicios de salud sexual y reproductiva se vieron interrumpidos, lo cual se prevé se verá reflejado en un incremento de los embarazos no planeados.
El 8 de marzo se llenaron los medios de comunicación de promesas. Las mujeres, honestamente, nos merecemos algo mejor, no solo promesas, no solo “atención” un día al año. Invertir en la salud de las mujeres es invertir en México, es la única manera en la que juntos, genuinamente, podremos hacer historia.