/ jueves 21 de noviembre de 2024

Sembrando vida

Hoy el mundo se encuentra en una crisis de muerte y destrucción que, para muchos, parece algo muy difícil de aceptar y comprender: la guerra en Ucrania promovida por los Estados Unidos y la OTAN para mantener a Rusia amenazada y muy ocupada; el genocidio en Palestina que hace a Netanyahu aparecer como el nuevo Hitler vengador contemporáneo, sin que nadie en el mundo parezca poder pararlo; y el arribo del trumpismo y su gabinete lleno de fascistas que amenazan la tranquilidad y la paz de más de 10 millones de migrantes para quienes no es claro el destino que tendrán.

En este contexto global de alta complejidad y muerte al acecho, aparece nuestra presidenta en la reunión del G20 en Brasil con un conmovedor discurso que nos recuerda la importancia de abrirle paso a la vida y a la esperanza.

Claudia Sheimbaum señaló que la economía de la guerra y de la muerte, alcanzó un gasto de más de 2.4 billones de dólares. Frente a esto preguntó a los presentes qué está pasando en nuestro mundo que en tan sólo dos años el gasto en armas creció casi el triple de la economía mundial? Así es el diagnóstico claro y preciso de una mujer que habla poco pero directo, lo necesario para describir la realidad que narra. Queremos pensar que con esta contundencia --al mismo tiempo explícita, pero de compasiva postura--, pudo haber cimbrado los corazones y conciencias de los hombres más poderosos del mundo frente a los cuales habló. Ojalá así haya sido. La propuesta de nuestro país, inspirada en el expresidente López Obrador y expresada en la voz de nuestra presidenta es tan sencilla como profunda y necesaria: sembremos vida en todo el planeta. Una metáfora concreta y sencilla pero de gran fuerza en estos momentos de la historia.

Ahora lo que falta es que esa importante reunión de los líderes más poderosos del mundo, realmente permee el compromiso de realizar acciones que sí se apliquen en todo el planeta y que ayuden a reconfigurar un mundo que en muchos sentidos parece acercarse cada vez más a una monumental decadencia. Necesitamos no perder las esperanzas. Comprender que una gran parte de la responsabilidad corresponde a una ciudadanía bien organizada, bien informada y consciente. En este sentido, los gobiernos, y particularmente el nuestro, siguen teniendo la enorme tarea de informar adecuada y pluralmente a toda la sociedad para mantener la alerta y la movilización en favor de quienes más lo siguen necesitando.

En México se ha logrado reducir la pobreza en el sexenio obradorista: más de diez millones de personas salieron de la extrema pobreza. Y en parte, ello fue también gracias al programa “sembrando vida”, que ahora Claudia propone continuar en México y seguir impulsando en Latinoamérica. El proyecto de reforestar en este nivel, incluye a su vez la posibilidad de capacitar técnicamente a millones de jóvenes para a sembrar árboles maderables y frutales. Economías como las de Guatemala, Honduras y el Salvador -quienes además son unos muy fuerte expulsores de migrantes—pueden ir encontrando una relevante mejoría y así, además de reforestar más de un millón de hectáreas en la región, ayudar en mucho a fortalecer el desarrollo económico de esos países.

La propuesta mexicana establece un fondo mundial que destinaría el 1% de lo que ahora se dedica al gasto militar. La idea es constituir el programa de reforestación "más grande de la historia” y que para concretarlo cada país aporte a este proyecto según sus posibilidades. El objetivo final sería darle un giro de 180 grados a la visión de invertir en guerra y muerte, para ahora hacerlo en paz y mejoramiento de la vida de los más necesitados. En hora buena, justo ahora en qué la paz del mundo está en uno de sus mayores peligros ante el riesgo de que se detone una última tercera guerra mundial. Éxito a los pacifistas.

Hoy el mundo se encuentra en una crisis de muerte y destrucción que, para muchos, parece algo muy difícil de aceptar y comprender: la guerra en Ucrania promovida por los Estados Unidos y la OTAN para mantener a Rusia amenazada y muy ocupada; el genocidio en Palestina que hace a Netanyahu aparecer como el nuevo Hitler vengador contemporáneo, sin que nadie en el mundo parezca poder pararlo; y el arribo del trumpismo y su gabinete lleno de fascistas que amenazan la tranquilidad y la paz de más de 10 millones de migrantes para quienes no es claro el destino que tendrán.

En este contexto global de alta complejidad y muerte al acecho, aparece nuestra presidenta en la reunión del G20 en Brasil con un conmovedor discurso que nos recuerda la importancia de abrirle paso a la vida y a la esperanza.

Claudia Sheimbaum señaló que la economía de la guerra y de la muerte, alcanzó un gasto de más de 2.4 billones de dólares. Frente a esto preguntó a los presentes qué está pasando en nuestro mundo que en tan sólo dos años el gasto en armas creció casi el triple de la economía mundial? Así es el diagnóstico claro y preciso de una mujer que habla poco pero directo, lo necesario para describir la realidad que narra. Queremos pensar que con esta contundencia --al mismo tiempo explícita, pero de compasiva postura--, pudo haber cimbrado los corazones y conciencias de los hombres más poderosos del mundo frente a los cuales habló. Ojalá así haya sido. La propuesta de nuestro país, inspirada en el expresidente López Obrador y expresada en la voz de nuestra presidenta es tan sencilla como profunda y necesaria: sembremos vida en todo el planeta. Una metáfora concreta y sencilla pero de gran fuerza en estos momentos de la historia.

Ahora lo que falta es que esa importante reunión de los líderes más poderosos del mundo, realmente permee el compromiso de realizar acciones que sí se apliquen en todo el planeta y que ayuden a reconfigurar un mundo que en muchos sentidos parece acercarse cada vez más a una monumental decadencia. Necesitamos no perder las esperanzas. Comprender que una gran parte de la responsabilidad corresponde a una ciudadanía bien organizada, bien informada y consciente. En este sentido, los gobiernos, y particularmente el nuestro, siguen teniendo la enorme tarea de informar adecuada y pluralmente a toda la sociedad para mantener la alerta y la movilización en favor de quienes más lo siguen necesitando.

En México se ha logrado reducir la pobreza en el sexenio obradorista: más de diez millones de personas salieron de la extrema pobreza. Y en parte, ello fue también gracias al programa “sembrando vida”, que ahora Claudia propone continuar en México y seguir impulsando en Latinoamérica. El proyecto de reforestar en este nivel, incluye a su vez la posibilidad de capacitar técnicamente a millones de jóvenes para a sembrar árboles maderables y frutales. Economías como las de Guatemala, Honduras y el Salvador -quienes además son unos muy fuerte expulsores de migrantes—pueden ir encontrando una relevante mejoría y así, además de reforestar más de un millón de hectáreas en la región, ayudar en mucho a fortalecer el desarrollo económico de esos países.

La propuesta mexicana establece un fondo mundial que destinaría el 1% de lo que ahora se dedica al gasto militar. La idea es constituir el programa de reforestación "más grande de la historia” y que para concretarlo cada país aporte a este proyecto según sus posibilidades. El objetivo final sería darle un giro de 180 grados a la visión de invertir en guerra y muerte, para ahora hacerlo en paz y mejoramiento de la vida de los más necesitados. En hora buena, justo ahora en qué la paz del mundo está en uno de sus mayores peligros ante el riesgo de que se detone una última tercera guerra mundial. Éxito a los pacifistas.