/ domingo 13 de octubre de 2024

Sinodo de la sinoalidad

MIRAR

Se está llevando a cabo en Roma la segunda fase de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, con la participación de 368 miembros, de los cuales 96 no son obispos, que también tienen voz y voto. La primera fase fue en octubre del año pasado. De México participan seis obispos y una religiosa.

El objetivo de esta sesión es seguir discerniendo y proponiendo cómo avanzar para ser una Iglesia sinodal que realice mejor la misión que el Señor Jesús nos ha encomendado; es decir, cómo vivir la hermandad entre todos los bautizados, para que, desde nuestro respectivo carisma y ministerio, seamos un reflejo de la Santísima Trinidad, un solo Dios en tres Personas distintas. La asamblea sinodal no es democracia en la Iglesia, sino participación y comunión, para continuar juntos la misión de Jesús, la salvación de la humanidad.

En la primera fase del año pasado, que fue como un desahogo para expresar muchas inquietudes que hay en la comunidad eclesial, salieron temas importantes, de los que se sigue discutiendo con entera libertad. Por ejemplo, la posible ordenación diaconal y presbiteral de mujeres; la pastoral con personas de diferente orientación sexual; la mayor participación del Pueblo de Dios en la selección de nuevos obispos; la revisión de la forma como se prepara en los Seminarios a los futuros sacerdotes, etc. El Papa decidió dar una gran importancia a estos temas, pero quiso que no distrajeran de la finalidad explícita de este Sínodo, y por ello estableció diez grupos de estudio, que analicen estos asuntos con profundidad y hagan propuestas. Algunas voces pidieron que se revisara el celibato como requisito para ser sacerdote en la Iglesia latina, pero este asunto ya se ha tratado en muchas otras ocasiones; por ello, no se discute ahora. Tampoco se pone a discusión la constitución jerárquica de la Iglesia, pues algunos quisieran que ya no hubiera obispos, sacerdotes ni diáconos; pero esto no lo podemos cambiar, pues es de institución divina. En la Iglesia, hay otras formas de participar alternas y complementarias a un Sínodo de Obispos, como son las asambleas eclesiales, los encuentros eclesiales, los sínodos diocesanos y muchos otros organismos que existen, con mucha participación de no clérigos, sin perder el servicio de la autoridad jerárquica.

DISCERNIR

El Papa Francisco, al inaugurar esta segunda sesión del Sínodo de Obispos, ha sido muy claro:

“Cuando decidí convocar como miembros de pleno derecho de esta XVI Asamblea también a un número significativo de laicos y consagrados (hombres y mujeres), diáconos y presbíteros, lo hice en coherencia con la comprensión del ejercicio del ministerio episcopal expresada por el Concilio Ecuménico Vaticano II. No se trata de sustituir unos por otros, agitados con el grito: “ahora nos toca a nosotros, los laicos”, “ahora nos toca a nosotros, los sacerdotes”; no, esto no está bien. Se nos pide más bien ejercitarnos juntos en un arte sinfónica, en una composición que nos acomuna a todos al servicio de la misericordia de Dios, según los diferentes ministerios y carismas que el obispo tiene la tarea de reconocer y promover”.

ACTUAR

Tú, bautizado, aunque no seas obispo, sacerdote o diácono, eres miembro vivo del mismo cuerpo que es la Iglesia. ¿Cuál es tu identidad y tu misión? Sé parte viva y activa en tu parroquia, en tu comunidad, y no una célula muerta. Que el Espíritu Santo nos ayude a vivir la unidad en el amor y en el servicio, y venzamos las competencias y divisiones que son obra del demonio.

MIRAR

Se está llevando a cabo en Roma la segunda fase de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, con la participación de 368 miembros, de los cuales 96 no son obispos, que también tienen voz y voto. La primera fase fue en octubre del año pasado. De México participan seis obispos y una religiosa.

El objetivo de esta sesión es seguir discerniendo y proponiendo cómo avanzar para ser una Iglesia sinodal que realice mejor la misión que el Señor Jesús nos ha encomendado; es decir, cómo vivir la hermandad entre todos los bautizados, para que, desde nuestro respectivo carisma y ministerio, seamos un reflejo de la Santísima Trinidad, un solo Dios en tres Personas distintas. La asamblea sinodal no es democracia en la Iglesia, sino participación y comunión, para continuar juntos la misión de Jesús, la salvación de la humanidad.

En la primera fase del año pasado, que fue como un desahogo para expresar muchas inquietudes que hay en la comunidad eclesial, salieron temas importantes, de los que se sigue discutiendo con entera libertad. Por ejemplo, la posible ordenación diaconal y presbiteral de mujeres; la pastoral con personas de diferente orientación sexual; la mayor participación del Pueblo de Dios en la selección de nuevos obispos; la revisión de la forma como se prepara en los Seminarios a los futuros sacerdotes, etc. El Papa decidió dar una gran importancia a estos temas, pero quiso que no distrajeran de la finalidad explícita de este Sínodo, y por ello estableció diez grupos de estudio, que analicen estos asuntos con profundidad y hagan propuestas. Algunas voces pidieron que se revisara el celibato como requisito para ser sacerdote en la Iglesia latina, pero este asunto ya se ha tratado en muchas otras ocasiones; por ello, no se discute ahora. Tampoco se pone a discusión la constitución jerárquica de la Iglesia, pues algunos quisieran que ya no hubiera obispos, sacerdotes ni diáconos; pero esto no lo podemos cambiar, pues es de institución divina. En la Iglesia, hay otras formas de participar alternas y complementarias a un Sínodo de Obispos, como son las asambleas eclesiales, los encuentros eclesiales, los sínodos diocesanos y muchos otros organismos que existen, con mucha participación de no clérigos, sin perder el servicio de la autoridad jerárquica.

DISCERNIR

El Papa Francisco, al inaugurar esta segunda sesión del Sínodo de Obispos, ha sido muy claro:

“Cuando decidí convocar como miembros de pleno derecho de esta XVI Asamblea también a un número significativo de laicos y consagrados (hombres y mujeres), diáconos y presbíteros, lo hice en coherencia con la comprensión del ejercicio del ministerio episcopal expresada por el Concilio Ecuménico Vaticano II. No se trata de sustituir unos por otros, agitados con el grito: “ahora nos toca a nosotros, los laicos”, “ahora nos toca a nosotros, los sacerdotes”; no, esto no está bien. Se nos pide más bien ejercitarnos juntos en un arte sinfónica, en una composición que nos acomuna a todos al servicio de la misericordia de Dios, según los diferentes ministerios y carismas que el obispo tiene la tarea de reconocer y promover”.

ACTUAR

Tú, bautizado, aunque no seas obispo, sacerdote o diácono, eres miembro vivo del mismo cuerpo que es la Iglesia. ¿Cuál es tu identidad y tu misión? Sé parte viva y activa en tu parroquia, en tu comunidad, y no una célula muerta. Que el Espíritu Santo nos ayude a vivir la unidad en el amor y en el servicio, y venzamos las competencias y divisiones que son obra del demonio.

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