/ miércoles 22 de noviembre de 2023

Soluciones multilaterales para un mañana mejor 

Catherine Prati Rousselet*

Quien se preocupa por el presente y el devenir sostenible del planeta, debe anclar en su lista de favoritos, el sitio web de indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Le resultará interesante descubrir el “poderoso llamado a la acción” que constituye “la evaluación sincera de los ODS, basada en los datos y estimaciones más recientes”: Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2023: Edición especial, divulgado el pasado 10 de julio y analizado en la Cumbre de los ODS 2023 (18 y 19 de septiembre), previo de la Cumbre del Futuro que se llevará a cabo el año entrante.

Se recomienda irse directamente al “resumen visual” (página 58) que presenta en 17 infografías (una para cada ODS) los aterradores resultados de “medio camino” de una agenda ambiciosa que pretendía “no dejar a nadie atrás” y que, por múltiples factores, está a punto de convertirse, en una “promesa en peligro”.

Se recuerda a los hombres insignes por sus frases ilustres. Los secretarios generales de la ONU no escapan a la regla. Ante el desasosiego por legar, a las generaciones venideras, un mejor mundo (sic), Kofi Annan (1997-2006, “Hacer de la Tierra, un mejor mundo donde vivir”) y Ban Ki-moon (2007-2016, “Ser la generación que escriba el fin del hambre”) fueron mucho más optimistas, ¿diplomáticos?, que Antonio Guterres.

En el prólogo del documento, el actual secretario (2017-2026) afirma que “más de la mitad del mundo está quedando atrás”, “los avances para más del 50% de las metas son endebles e insuficientes, y el 30% están estancados o han retrocedido”. Concluye, “Si no actuamos ahora, la Agenda 2030 podría convertirse en el epitafio del mundo que podría haber sido”. Un veredicto sorprendente para el funcionario más alto de la organización, pero, desafortunada y cruelmente acertado.

Aunque el documento en comento manifiesta que los avances son, posibles, se refiere a la policrisis (crisis climática, guerras, entre otras, en Ucrania y Medio Oriente, poco alentadoras perspectivas económicas mundiales y consecuencias aún no superadas de la pandemia de la covid-19) como uno de los mayores obstáculos para retomar el rumbo y seguir avanzando.

Si bien, la esperanza es inspiradora, es difícil entusiasmarse, ante la consolidación de múltiples gobiernos populistas o personalistas (políticamente hablando) de derecha y de izquierda, todos amedrentadores y poco (o nada) involucrados con la dignidad de la persona.

Es poco probable que los líderes mundiales, convocados a la Cumbre del Futuro, con el lema “soluciones multilaterales para un mañana mejor”, realicen, en tiempo récord, una profunda “reprogramación neuroactiva”. Sin embargo (siempre hay un “sin embargo”), esfuerzos meritorios buscan establecer reglas vinculantes para generar un bienestar sostenible para la humanidad.

En estos momentos, expertos de todo el mundo se han reunido en Nairobi para retomar las negociaciones (que deberán concluir a finales de 2024) destinadas a adoptar una convención internacional para combatir la contaminación causada por el plástico. Anualmente se producen 430 millones de toneladas de plástico cuyos dos tercios perjudican medio ambiente como cadena alimentaria.

¿Un llamado a la acción?


*Coordinadora de Posgrado en la Facultad de Estudios Globales @CathPrati

Catherine Prati Rousselet*

Quien se preocupa por el presente y el devenir sostenible del planeta, debe anclar en su lista de favoritos, el sitio web de indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Le resultará interesante descubrir el “poderoso llamado a la acción” que constituye “la evaluación sincera de los ODS, basada en los datos y estimaciones más recientes”: Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2023: Edición especial, divulgado el pasado 10 de julio y analizado en la Cumbre de los ODS 2023 (18 y 19 de septiembre), previo de la Cumbre del Futuro que se llevará a cabo el año entrante.

Se recomienda irse directamente al “resumen visual” (página 58) que presenta en 17 infografías (una para cada ODS) los aterradores resultados de “medio camino” de una agenda ambiciosa que pretendía “no dejar a nadie atrás” y que, por múltiples factores, está a punto de convertirse, en una “promesa en peligro”.

Se recuerda a los hombres insignes por sus frases ilustres. Los secretarios generales de la ONU no escapan a la regla. Ante el desasosiego por legar, a las generaciones venideras, un mejor mundo (sic), Kofi Annan (1997-2006, “Hacer de la Tierra, un mejor mundo donde vivir”) y Ban Ki-moon (2007-2016, “Ser la generación que escriba el fin del hambre”) fueron mucho más optimistas, ¿diplomáticos?, que Antonio Guterres.

En el prólogo del documento, el actual secretario (2017-2026) afirma que “más de la mitad del mundo está quedando atrás”, “los avances para más del 50% de las metas son endebles e insuficientes, y el 30% están estancados o han retrocedido”. Concluye, “Si no actuamos ahora, la Agenda 2030 podría convertirse en el epitafio del mundo que podría haber sido”. Un veredicto sorprendente para el funcionario más alto de la organización, pero, desafortunada y cruelmente acertado.

Aunque el documento en comento manifiesta que los avances son, posibles, se refiere a la policrisis (crisis climática, guerras, entre otras, en Ucrania y Medio Oriente, poco alentadoras perspectivas económicas mundiales y consecuencias aún no superadas de la pandemia de la covid-19) como uno de los mayores obstáculos para retomar el rumbo y seguir avanzando.

Si bien, la esperanza es inspiradora, es difícil entusiasmarse, ante la consolidación de múltiples gobiernos populistas o personalistas (políticamente hablando) de derecha y de izquierda, todos amedrentadores y poco (o nada) involucrados con la dignidad de la persona.

Es poco probable que los líderes mundiales, convocados a la Cumbre del Futuro, con el lema “soluciones multilaterales para un mañana mejor”, realicen, en tiempo récord, una profunda “reprogramación neuroactiva”. Sin embargo (siempre hay un “sin embargo”), esfuerzos meritorios buscan establecer reglas vinculantes para generar un bienestar sostenible para la humanidad.

En estos momentos, expertos de todo el mundo se han reunido en Nairobi para retomar las negociaciones (que deberán concluir a finales de 2024) destinadas a adoptar una convención internacional para combatir la contaminación causada por el plástico. Anualmente se producen 430 millones de toneladas de plástico cuyos dos tercios perjudican medio ambiente como cadena alimentaria.

¿Un llamado a la acción?


*Coordinadora de Posgrado en la Facultad de Estudios Globales @CathPrati