/ lunes 30 de septiembre de 2024

Somos territorio

México, país de los más vulnerables del mundo ante la crisis climática acaba de enfrentar al mismo tiempo tormentas/huracanes en sus dos costas, fuertes inundaciones y una serie de sismos en el centro del país. Una vez más y como es de costumbre son las personas que menos tienen que son las más afectadas por estas catástrofes. La ciencia lo dice, esos acontecimientos serán cada vez más frecuentes, cada vez más intensos por la crisis climática provocada por un modelo de “desarrollo” basado en el extractivismo exagerado que ya no es viable.

Frente a las dimensiones de los desastres y de las afectaciones que impactan de manera diferenciada a las poblaciones ya en condición de vulnerabilidad o de exclusión por el sistema hegemónico patriarcal, ya no podemos seguir hablando de “cambio climático”. Estamos frente a un colapso ambiental, frente a una crisis climática que agrava los contextos de desigualdades.

Como consecuencia directa de los desastres meteorológicos varias comunidades se ven forzadas a abandonar sus territorios, su historia, sus fuentes de ingresos, sus lazos comunitarios. Los desplazamientos forzados por causa de la crisis climática son cada vez más frecuentes, pero aún no están reconocidos por el Estado a través de una ley de protección y de reparación integral del daño causado indirectamente por un Estado, que sea por omisión o por impulsar conscientemente políticas que agravan la crisis climática.

La organización Racismo MX evidencia el racismo climático a través de un ejercicio de cartografía que demuestra que las personas racializadas, de pueblos indígenas o afrodescendientes son más afectadas que el resto de las poblaciones. A su vez, la Organización de las Naciones Unidas señala que infancias y mujeres tienen 14 más probabilidades de morir en una situación de desastre climático, y que 4 de cada 5 personas en situación de desplazamiento forzado por cuestiones climáticas son infancias o mujeres.

El corto “Somos Territorio”, una colaboración entre la fundación HIP, American Friends Service Committee, Ayuda en Acción, Derecho A No Obedecer-Corporación Otra Parte y ERIC-Radio Progreso, documenta y visibiliza esos casos de movilidad humana forzada especialmente en la región centro y latinoamericana. México no solamente es un país receptor de esos flujos migratorios forzados por la crisis climática, sino que también hay casos en territorio nacional. La organización Nuestro Futuro ha evidenciado y luchado por los derechos de la comunidad El Bosque en Tabasco devastada por el aumento del nivel del mar y que está en situación de reubicación con un diálogo con las autoridades.

El viernes la presidenta municipal de Acapulco, Abelina López Rodríguez salió desamparada ante medios de comunicación solicitando ayuda: víveres y lanchas para ir a evacuar a la ciudadanía. Nuevamente y afortunadamente se han activado puntos de acopios llamando a la solidaridad ciudadana.

Es urgente emitir la Declaratoria de Emergencia Climática, instalar un fondo de atención a desastres, crear una ley que reconozca el desplazamiento forzado por cuestiones climáticas y que impulse una estrategia nacional de adaptación y mitigación. Los gobiernos locales deben exigirlo. Las poblaciones también. ¡Sin justicia ambiental, no hay justicia social!