Hay de todo en la vida, menos casualidades, digo esto, hablando del fracaso de la Selección Mexicana de Fútbol, en el mundial de Qatar, pequeña y enriquecida nación árabe del Golfo Pérsico.
Ocurrió que el representativo mexicano, no logró clasificar tras la primera etapa del torneo, algo que no ocurría desde el campeonato que se jugó en Argentina en 1978, hace 44 años, por lo que la eliminación de nuestro equipo tuvo un mayor sabor a fracaso, pero al no haber mal que por bien no venga, también nos dejó por delante el reto tanto de reconstituir a ese deporte, como el de saber ubicar en qué andamos mal y fortalecernos para hacer de nuestro país esa nación con la que soñamos y merecemos tener.
No falta quien diga, que de pronto un fracaso así de marcado, de pronto es necesario, para cobrar conciencia de aquello que no está bien, algo que puede ser cierto, particularmente en casos como el del fútbol, que al ser el deporte más popular del mundo y desde luego en nuestro país, resulta un gran negocio, tasado en muchos millones de dólares por año.
En este deporte, no solo se obtienen ganancias por los onerosos ingresos vía los derechos en televisión y ahora en redes sociales, también destaca lo que se recauda en cada gira que se hace por Estados Unidos, país en el que México juega prácticamente de local, incluso si debe enfrentar a la selección o a equipos estadounidenses.
Con seguridad, ocurre que los propietarios de los equipos mexicanos, al ver importantes alternativas para hacer grandes negocios, no se preocupen mucho por hacer adaptaciones, pero cuando el “tintineo” de las monedas y las cajas registradoras va dejando de sonar, la preocupación cunde y es cuando se busca hacer algo.
Ahora tenemos por delante un período de cuatro años hasta el siguiente mundial, que organizarán de forma conjunta Canadá, Estados Unidos y México, una oportunidad para lucir ante los propios, pero, sobre todo, un momento para ir más allá de lo popular y crecer en todo aquello que nos demanda el ser una gran nación.
Pensando en hacer de las crisis, oportunidades para superar retos y crecer, el alpinista mexicano, Carlos Carsolio, ser humano número 4 en lograr escalar las 14 cumbres de más de 8 mil metros, aprendió a aprovechar las tormentas en las montañas para fortalecerse en el ascenso, por lo que en vez de evadirlas, las enfrentaba en su punto más difícil, lo que hacía que alcanzara la cumbre cuando el meteoro ya había pasado, algo que facilitaba tanto conquistar la elevación, como regresar con bien al campamento.
En México, lo que necesitamos no es eludir los problemas, sino hacer de estos nuestros aliados para tomar fuerza, adquirir experiencia y salir adelante, fortalecidos y cada vez más capaces de lograr nuestros objetivos.
Hoy tenemos que ver diferencias, ya que mientras Alemania, otro equipo que regresó a casa tras la primera fase, será extrañado por su alto nivel de fútbol, lo que será extrañado de México en Qatar, es que la afición nacional, era la más divertida. ¿Así queremos que nos recuerden?
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