/ sábado 1 de junio de 2024

Tech trends / Las buenas noticias: buscando una red social con alegría

@daguilargallego X


En un país como el nuestro, donde desgraciadamente las malas noticias son la mayoría, las redes sociales se inundan de videos crudos y de terror que todos consumimos como en una especie de “anestesia” generalizada a noticias que, en cualquier otro país, serían atroces. Ver que un video del asesinato de un candidato en Coyuca de Benítez, Guerrero, es tendencia con millones de reproducciones indica que algo está mal; tanto el emisor como el receptor. Para que ese contenido, y cualquier otro contenido negativo, llegue a nuestro “feed” de las redes sociales es porque hay detrás un algoritmo cuya función es, a toda costa, mantenernos conectados el mayor tiempo posible a costa de nuestra salud mental. Pero es aún más complicado cuando añadimos el contexto de menores y adolescentes. Uno de los casos más emblemáticos es el de Molly Russell, una adolescente británica que, con 14 años, se suicidó en 2017, influenciada por contenido en redes sociales como Instagram y Pinterest. Molly, que sufría de depresión, fue expuesta repetidamente a imágenes y mensajes relacionados con el suicidio debido a los algoritmos de estas plataformas. La investigación reveló que estas empresas no implementaron medidas adecuadas para filtrar contenido dañino, lo que contribuyó a su trágico final. Desde entonces, se ha intensificado el debate sobre la responsabilidad de las redes sociales en la salud mental de los jóvenes.

Pero, ¿por qué consumimos malas noticias y ya no nos hace sentir mal? Para explicarlo, debemos comenzar con un término recientemente acuñado llamado “doomscrolling”, que se refiere al hecho de consumir noticias, la mayoría de las veces negativas, a través de una serie inagotable de más y más noticias que van alimentando el algoritmo. Una teoría que explica esta actividad es que al consumir noticias terribles puede llegar a tener un efecto relativamente calmante en el espectador. Esto lo explican los expertos desde la perspectiva de que el espectador “acepta” que las cosas están mal, las asume, pero desde la comodidad de su sofá, también reconoce que las cosas están mucho mejor para él y se asume ajeno a lo que ve. Esta explicación suena extraña, pero solo así podríamos entender cómo un video de cuerpos descuartizados puede llegar a ser tendencia.

Ante esta realidad, la campaña “Optimism your feed” de LG invita a cambiar el algoritmo de las redes sociales, devolverles la alegría y recibir contenido positivo que aporte algo más que saciar el morbo del instante. Todos, como consumidores y creadores de contenidos en redes sociales, debemos entender nuestra responsabilidad, tanto de consumir como de crear y divulgar contenido que no aporte algo positivo a nuestras vidas o las de nuestros seres queridos. Antes de compartir algo, debemos pensar: ¿me gustaría que mi hijo, mi hermana o mi madre lo viera? Si la respuesta es no, mejor no lo pasemos y no lo consumamos. Hagamos de nuestras redes sociales, nuevamente, un espacio feliz. #Optimismyourfeed