El análisis de las tendencias industriales para el próximo año ratifica que estamos en una etapa de adaptación, la pandemia rompió paradigmas sobre la productividad pero también interrumpió las cadenas de suministro globales, obligándonos a repensar la proveeduría regional y local, por encima de la internacional.
Asimismo, está poniendo a la digitalización en un lugar central de la productividad, donde no se trata de adquirir tecnología nueva sino de repensar qué procesos pueden simplificarse y monitorearse de forma remota; cómo puede usarse la nube para almacenar información y trabajar en plataformas en línea; de qué forma los algoritmos y la inteligencia artificial pueden mejorar las investigaciones y la toma de decisiones de nuestros sectores y, en general, como la inteligencia colectiva puede ayudarnos a aprovechar las oportunidades emergentes que vayan surgiendo en medio de éste reacomodo. En resumen, los expertos coinciden en que, hoy más que nunca, las tecnologías de la información son motores para la transformación de los negocios.
Desde luego, la adquisición de nuevas habilidades por parte de las y los trabajadores y directivos para llevar a cabo las labores que su puesto o perfil profesional requiere, es esencial para subirse a esta tendencia adecuadamente. Esto último es conocido como upskilling y en los próximos meses estaremos escuchando cada vez más sobre este término.
Otro de los temas donde coinciden los analistas, es que habrá cambios en los impuestos para las empresas multinacionales. Esta iniciativa ya se había asomado en pasadas cumbres de Estado, donde el recién electo Joe Biden habló de que las empresas pagaran impuestos ahí donde generan las ganancias, lo cual implicaría una recaudación importante para el país sede pero implicaría un cambio en las ganancias globales y, por lo tanto, en las decisiones de inversiones de las grandes corporaciones.
Este asunto de los impuestos inició con una disputa entre Estados Unidos y la Unión Europea sobre la carga impositiva de los servicios digitales y en poco tiempo se volvió un debate global, así que es muy probable que durante 2022 se concrete un acuerdo global de impuestos, al menos entre las economías participantes en las cumbres de Davos, OCDE y G20.
Por otra parte, los problemas de desabasto de insumos y componentes se atenuará durante el próximo año pero aún no se habla de una solución. Tal ha sido el impacto en las cadenas productivas que aún hoy existen problemas de desabasto de componentes electrónicos para varios sectores, lo que está generando que la manufactura automotriz, por ejemplo, tengas listas de espera para sus clientes.
Finalmente, pero no menos importante, una de las tendencias más fuertes que veremos a partir del próximo año será la necesidad de reducir las emisiones de carbono y repensar la sostenibilidad como una necesidad de los negocios. La transición de combustibles fósiles a energías más limpias, es cada vez más necesaria pero también el uso del carbón en industria pesada, así como la responsabilidad extendida de los residuos es uno de los temas pendientes. Es bien sabido que el combate al cambio climático es una prioridad global de los Estados, donde las empresas no pueden quedar fuera, por lo que será una variable importante en las estrategias de las empresas y también un acalorado debate pues las inversiones que implica son altas y no se logra por decreto.
En fin, estas tendencias no sorprenden a nadie que haya estado al pendiente de los acontecimientos globales de los últimos años, pero con la pandemia de COVID-19 crece la necesidad de resolver estos pendientes de forma creativa y con mucha fortalece ante la incertidumbre.