/ sábado 10 de junio de 2023

Trump, CNN y el falso equilibrio informativo 

La semana pasada, la cadena de noticias CNN anunció la salida de su director general, Chris Licht, quien había llegado este puesto apenas hacía 13 meses con promesas de recuperar rating y renovar la forma de trabajo en una corporación que, según él, había perdido el rumbo. Con todo, quizá el compromiso más difícil de cumplir –y probablemente el que terminó por decidir su salida—tuvo que ver con “volver a hacer de CNN la arena neutral de la verdad, como alguna vez lo fue”. Sin embargo, a pesar del reto que esto significa en nuestros tiempos de “infodemia”, me parece que el problema de Licht se explica más por la forma particular en que decidió poner en marcha esta “neutralidad”, especialmente al haber organizado un foro televisado para entrevistar a Donald Trump el 10 de mayo pasado, que terminó siendo una plataforma para la promoción de este personaje político.

Desde 2016, entonces bajo la dirección de Jeff Zucker, CNN había llevado a cabo una cobertura crítica sobre Donald Trump que le valió ser calificada por el propio Trump como un medio “mentiroso y difusor de falsedades (fake news)”, enemigo no solo de su persona, sino de la recuperación de la verdadera grandeza estadounidense. Por eso, desde que Licht anunció su intención de volver a dar espacio a Trump muchos, adentro y afuera de CNN, levantaron la ceja no por rechazar la necesidad de cubrir un asunto “noticiable” –es decir, de interés público suficiente como para ser reportado—sino por la manera particular en que propuso iniciar este regreso.

Visto el desastre que resultó para CNN la experiencia de dar un foro a Trump para que durante una hora diera rienda suelta a sus bravuconadas, provocaciones y mentiras ante un público lleno de entusiastas trumpistas que le festejaban cada frase a costa de una entrevistadora que, aunque bien preparada, fue incapaz de contenerlo, parece fácil desacreditar ahora la iniciativa de Licht. Pero aquí lo interesante es el debate que se desató en los espacios de opinión estadounidenses de forma previa a este debate y que en su centro implicaban una reflexión sobre los alcances y los límites de la libertad de expresión.

Aquellos que entienden la libertad de expresión con base en una lectura un tanto maximalista de la Primera Enmienda de la constitución estadounidense –donde, en principio, ninguna ley puede restringirla ni limitarla--, aplaudían la decisión de Licht. No sólo se trataba de un personaje que podría volver a ser el candidato Republicano a la presidencia (condición suficiente como para darle cobertura), sino que, en aras de devolver el equilibrio a la cadena, era necesario darle el espacio y la oportunidad de presentar sus ideas en un espacio que le había cerrado esta oportunidad por más de seis años. Así, si CNN quería volver a ser ese árbitro imparcial frente a la vida pública, este foro podría ser una buena oportunidad para recuperar audiencia, sobre todo entre los sectores conservadores que sentían que la cobertura se hacía exclusivamente desde miradas liberales. Con esto en la mesa, valía la pena el intento, según Licht.

Para otros expertos, el anuncio de CNN se interpretó como una apelación simplista de recurrir a un supuesto equilibrio informativo con el verdadero objetivo de lograr incrementar sus ratings. Desde luego, la pretensión comercial siempre estuvo presente, pero aquí interesa analizar el argumento del equilibrio informativo. Para estos otros expertos, darle un espacio así a un personaje que no se contiene ante los datos ni las evidencias, que es capaz de torcer cualquier argumento, y para quien los hechos o la verdad es solo lo que sale de su boca en el momento, no representaba ningún tipo de equilibrio informativo, ni redundaba en beneficio de la audiencia o la de sociedad en general. Es más, se trataba de una trampa falaz en donde, en un espacio supuestamente neutral y dedicado a lo informativo, se daría promoción –y legitimidad—a un personaje capaz de decir cualquier cosa. Licht se defendía diciendo que se le encararía con la fuerza de los datos y las evidencias.

Me parece que el resultado del experimento de CNN deja un par de lecciones importantes sobre nuestro entorno informativo. En primer lugar, la defensa del equilibrio informativo debe ponderarse con la razonabilidad de las posiciones de los invitados. En una época en donde, mediante las redes sociodigitales, cualquiera puede tener voz, los medios informativos están obligados a mantener sus espacios en los límites de la argumentación razonable, fundamentada, veraz y comprobable si deseen tener un papel que jugar en nuestra vida pública. Organizar espacios en donde se invite a un astrónomo y a un defensor del “terraplanismo” para poner a discusión si la Tierra es esférica es potencialmente riesgoso para tener sociedades mejor informadas. En segundo lugar, el experimento de CNN demostró –una vez más—que el entorno comunicacional es fácilmente proclive al espectáculo y al entretenimiento. ¿Significa esto renunciar a la verdad y a la evidencia por show? No, de ningún modo. Significa pensar e imaginar nuevos formatos entretenidos que sean capaces de enganchar con la verdad y competir, mercados comunicativos como los actuales, con el espectáculo. Como recientemente dijo en un evento de periodismo en Londres Shirish Kulkarni, miembro del Buró de Periodismo de Investigación, la “gente se aleja de los informativos porque se han vuelto o banales, muy pesimistas o han dejado de darle sentido a la vida cotidiana”. Es ahí donde está la salida, no en los falsos “equilibrios informativos”, como muestra el caso de Chris Licht en CNN.