/ lunes 22 de julio de 2024

Trump en campaña; renuncia de Biden

A lo largo de este año, he dejado constancia en este espacio, de la forma en la que vienen involucionando las relaciones –de la más diversa índole, entre México y los Estados Unidos. Comerciales, diplomáticas, políticas, migratorias y ahora, aunque desde nuestro país se trate de justificar que el acelerado deterioro de los últimos días se debe al proceso electoral en ese país, lo cierto es que observamos de una marcada inercia y por lo tanto, previsible cuanto a los pasos a seguir por los grupos de presión estadounidenses.

Los insultos proferidos contra nuestro país, funcionarios y gobierno, por el formal candidato presidencial del Partido Republicano, no es otra cosa que una “introducción” de lo que será en el caso de que gané por segunda ocasión la Sala Oval de la Casa Blanca. Sumemos a ese riesgo, las posiciones marcadamente anti mexicanas del aspirante a la Vicepresidencia de ese mismo partido. En ese sentido, llama la atención la sobrerreacción de actuales y futuros funcionarios de la alta burocracia mexicana, ante lo que es una verdadera evidencia.

Más aún, con el sensato anuncio de la retirada de su candidatura a la reelección por parte del Presidente Joseph Biden, el escenario implica que de parte de las estructuras de análisis político e Inteligencia de México, una serie de opciones en donde la lógica sea la de “ganar-ganar”. Argumentar rivalidades presentes y pasadas, en nada van a contribuir a la recomposición de las deterioradas relaciones incluso, con el conjunto de los países latinoamericanos. Está demostrado: la radicalización solo genera confrontaciones estériles es la inversa: perder-perder.

La coyuntura cuando se impone al proyecto, entorpece la realización del mismo. Ante la dinámica radicalizada de la sociedad y electorado en los Estados Unidos, la lógica impone una postura desde nuestro país, de construcción de acuerdos, de acercamientos y sobre todo, de entendimientos, que superan por mucho las dinámicas electorales. Estados Unidos y México, son Geopolítica indisoluble. De allí que el desarrollo de la invasión de Rusia a Ucrania, gravite en las relaciones de los próximos gobiernos de Claudia Scheibaum Pardo y, de esperar, Kamala Harris. Consideremos que Canadá y ese país son aliados comerciales, al tiempo que forman parte vertebral de la Organización del Atlántico Norte.

Una de las tres democracia formadoras y base del mundo moderno, aludo a las de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, se encuentra bajo presión e incluso, sujeta a cuestionamientos esenciales. La pluralidad que implica la diversidad cultural, de oriundez, lingüística, procedencia religiosa, entre otras ventajas poco valoradas hoy día, desde la perspectiva de la dinámica electoral de nuestro país vecino del norte, por supuesto que se encuentran en severo riesgo ¿Quién defiende y promueve la democracia en el contexto internacional?

De allí que desde nuestra democracia y a partir de la ejemplar cita ciudadana del pasado 2 de junio, podemos plantear el ejemplo de lo que no debe ocurrir, es decir, la exclusión como principio de acción y probable gobierno. En la democracia, todos hacemos falta. Solo Donald Trump y sus votantes, suponen lo contrario, de allí el riesgo para la filosofía y práctica de la diversidad. Atendamos al proceso político electoral de Estados Unidos. Preparemos la dinámica de colaboración y no de confrontación.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso


A lo largo de este año, he dejado constancia en este espacio, de la forma en la que vienen involucionando las relaciones –de la más diversa índole, entre México y los Estados Unidos. Comerciales, diplomáticas, políticas, migratorias y ahora, aunque desde nuestro país se trate de justificar que el acelerado deterioro de los últimos días se debe al proceso electoral en ese país, lo cierto es que observamos de una marcada inercia y por lo tanto, previsible cuanto a los pasos a seguir por los grupos de presión estadounidenses.

Los insultos proferidos contra nuestro país, funcionarios y gobierno, por el formal candidato presidencial del Partido Republicano, no es otra cosa que una “introducción” de lo que será en el caso de que gané por segunda ocasión la Sala Oval de la Casa Blanca. Sumemos a ese riesgo, las posiciones marcadamente anti mexicanas del aspirante a la Vicepresidencia de ese mismo partido. En ese sentido, llama la atención la sobrerreacción de actuales y futuros funcionarios de la alta burocracia mexicana, ante lo que es una verdadera evidencia.

Más aún, con el sensato anuncio de la retirada de su candidatura a la reelección por parte del Presidente Joseph Biden, el escenario implica que de parte de las estructuras de análisis político e Inteligencia de México, una serie de opciones en donde la lógica sea la de “ganar-ganar”. Argumentar rivalidades presentes y pasadas, en nada van a contribuir a la recomposición de las deterioradas relaciones incluso, con el conjunto de los países latinoamericanos. Está demostrado: la radicalización solo genera confrontaciones estériles es la inversa: perder-perder.

La coyuntura cuando se impone al proyecto, entorpece la realización del mismo. Ante la dinámica radicalizada de la sociedad y electorado en los Estados Unidos, la lógica impone una postura desde nuestro país, de construcción de acuerdos, de acercamientos y sobre todo, de entendimientos, que superan por mucho las dinámicas electorales. Estados Unidos y México, son Geopolítica indisoluble. De allí que el desarrollo de la invasión de Rusia a Ucrania, gravite en las relaciones de los próximos gobiernos de Claudia Scheibaum Pardo y, de esperar, Kamala Harris. Consideremos que Canadá y ese país son aliados comerciales, al tiempo que forman parte vertebral de la Organización del Atlántico Norte.

Una de las tres democracia formadoras y base del mundo moderno, aludo a las de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, se encuentra bajo presión e incluso, sujeta a cuestionamientos esenciales. La pluralidad que implica la diversidad cultural, de oriundez, lingüística, procedencia religiosa, entre otras ventajas poco valoradas hoy día, desde la perspectiva de la dinámica electoral de nuestro país vecino del norte, por supuesto que se encuentran en severo riesgo ¿Quién defiende y promueve la democracia en el contexto internacional?

De allí que desde nuestra democracia y a partir de la ejemplar cita ciudadana del pasado 2 de junio, podemos plantear el ejemplo de lo que no debe ocurrir, es decir, la exclusión como principio de acción y probable gobierno. En la democracia, todos hacemos falta. Solo Donald Trump y sus votantes, suponen lo contrario, de allí el riesgo para la filosofía y práctica de la diversidad. Atendamos al proceso político electoral de Estados Unidos. Preparemos la dinámica de colaboración y no de confrontación.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso