/ viernes 16 de agosto de 2024

Un Baile Submarino

Segunda parte.

por Luis Gabriel Aguilar-Estrada, Estancia Posdoctoral CONAHCyT-Cibnor, Nataly Quiroz-González, UNAM y Elisa Serviere-Zaragoza, Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor)

¿Moluscos vampiros?

En el grupo de moluscos existen algunos ejemplos de organismos parásitos, por ejemplo en los caracoles de la familia Eulimidae es común encontrar a miembros de esta familia siendo exoparásitos de algunos grupos de equinodermos como las estrellas de mar o los ofiuroideos, donde se alimentan de los fluidos corporales de estos animales marinos (Custodio et al., 2020). Las principales consecuencias de esta relación para los equinodermos, se incluye la pérdida de nutrientes, ya que los eulímidos, en muchos casos, se colocan alrededor de la zona del estómago y succionan los fluidos estomacales. Otra afectación es que pueden perder la autotomía, el caracol Stylifer linckiae, al penetrar el brazo de la estrella de mar, provoca la pérdida de esta capacidad. Algunos caracoles marinos pertenecientes al orden Neogastropoda actúan como parásitos en ambientes marinos, por ejemplo el caracol parásito del género Urosalpinx puede infectar y alimentarse de otros moluscos, como bivalvos y caracoles (Keen, 1971). Este mismo comportamiento ocurre en los piramidélidos, estos moluscos carecen de rádula y son ectoparásitos de poliquetos (gusanos anillados), otros gasterópodos y bivalvos. El modo de parasitar a su huésped es mediante una bomba de saliva que transporta enzimas, la cual, junto con la probóscide, le ayuda a perforar el esqueleto de su huésped y así logra obtener sus fluidos corporales. Una de las consecuencias que puede generar en los bivalvos es que éstos no se desarrollen completamente, debido a la gran cantidad de parásitos que poseen. Finalmente, no sólo los murciélagos, sanguijuelas y mosquitos chupan sangre, también existen caracoles que pueden hacerlo y pertenecen a la familia Colubrariidae, conocidos como “caracoles vampiros”, los cuales se encargan de “chupar” sangre, principalmente, a los peces (Hernández-Mireles y Vital-Arriaga, 2019).

¿Mare nostrum o Mare nullius? La batalla por los recursos en el mar

Para entender la batalla por recursos en el mar es importante conocer dos conceptos importantes: los recursos y las condiciones ambientales. Los recursos son los componentes que los organismos consumen para poder sobrevivir, crecer y reproducirse. Estos componentes habitualmente se consumen o se agotan, y los organismos compiten por ellos mediante diferentes estrategias. Los recursos al escasear pueden generar una ventaja competitiva entre dos o más organismos. En el ambiente marino algunos ejemplos de recursos son la cantidad de alimento, disponibilidad de espacio, número de hembras, entre otros.

En cuanto a las condiciones ambientales, éstas no se consumen ni se agotan, de manera general no se compite por ellas. Si las condiciones son desfavorables, los organismos pueden llegar a estresarse debido a las condiciones ambientales que no les permiten vivir adecuadamente y en ocasiones pueden morir. Dichas condiciones son muy variadas, en el mar podemos mencionar el agua, luz solar, salinidad, temperatura o pH, entre otras.

Cuando los organismos compiten, lo hacen por los diferentes recursos que se encuentran en los ambientes marinos. La competencia, es una de las relaciones ecológicas más importantes, en ella dos especies diferentes pueden verse afectadas perjudicialmente tras competir por alguna clase de recurso, así se puede ver afectado su crecimiento o la supervivencia.

Existen varias formas de explicar la competencia, una de las más comunes a partir del principio de exclusión competitiva. En general, la competencia es más intensa en especies cuyas características del hábitat sean más cercanas o estén sobrepuestas que entre los que están más alejadas.

¿Dos especies pueden coexistir en el mismo sitio? ¿Quién gana y quién pierde?

Una de las relaciones ecológicas más comunes entre moluscos marinos es la competencia por recursos, como el alimento y el espacio. Por ejemplo, diferentes especies de caracoles marinos pueden competir por el mismo tipo de alimento. Un ejemplo de lo anterior es lo que ocurre con las diferentes especies de moluscos en arrecifes de coral, en estos sitios podemos encontrar diferentes tipos de hábitats como las macroalgas, arena, corales o pastos marinos. Es en estos lugres donde se pueden encontrar a diferentes especies de moluscos herbívoros compitiendo por un mismo tipo de alga o incluso pueden competir con otros herbívoros como los erizos de mar. En otros ambientes como los manglares, habitualmente podemos encontrar dos grupos muy importantes de moluscos: los mejillones y los ostiones, ambos son organismos que se alimentan de la materia orgánica que flota en el agua, al ser animales filtradores, filtran el agua en busca de plancton, con lo que compiten con otros animales que se alimentan por filtración. En este lugar ambos grupos de moluscos se encuentran adheridos a las ramas de los manglares, donde es más común encontrar una gran cantidad de ostiones, más que mejillones. Ambas especies compiten por el espacio que se puede encontrar sobre las ramas de los mangles. Las ostras han desarrollado un sustancias parecidas al cemento que utilizan para poderse adherir a diferentes superficies, incluso, es común encontrara a diferentes ejemplares viviendo unos encima de otros.

Con respecto al espacio que puede ocupar una especie, por ejemplo entre las rocas del litoral, lugar donde se ubica la mayoría de los moluscos, la disponibilidad de alimento puede variar ampliamente. Esto puede generar diferentes acomodos, donde los organismos se pueden agregar cerca de los lugares donde encuentran su alimento o en sitios donde se pueden proteger de las condiciones ambientales. Por ejemplo, los mejillones o las litorinas pueden tener una localización donde los individuos están muy cerca unos de otros o en ocasiones pueden ubicarse en sitios distantes.

Existe una forma un poco más amigable de la competencia, que se conoce como coexistencia, donde un par de especies habitan lugares semejantes y tienen comportamiento y uso de los recursos de forma similar. Por ejemplo, diferentes géneros de moluscos como Littorina, Nerita o Fissurella que se encuentran en el litoral pueden desarrollarse sobre diferentes superficies sobre las rocas, por ejemplo habitan conformando parches. Estos tres tipos de moluscos litorales son herbívoros, que pueden alimentarse de las macroalgas que se adhieren a las rocas que forman el litoral, de esta forma los moluscos del género Littorina se ubican en la zona intermareal, los individuos del género Nerita pueden habitar en la parte más expuesta del litoral (supramareal) y los moluscos del género Fissurella pueden encontrarse en las oquedades que se forman entre las rocas en la zona más baja hacia el mar (submareal), estas diferencias ecológicas hacen posible que se minimice la competencia y estos organismos puedan coexistir en una especie de zonación del litoral marino. En otras palabras, esto permite que muchas especies se “acomoden” en un ambiente, ya que cada una puede explotar distintos “compartimientos” del mismo (Carabias et al., 2009).

¿Son los moluscos ingenieros?

Los moluscos también pueden modificar su entorno, por lo que se les ha llamado ingenieros del ecosistema (Gutiérrez et al., 2003), ya que pueden crear diferentes hábitats para otras especies. Los mejillones, por ejemplo, se agrupan en bancos que formados por su propia agregación, muy parecido a los arrecifes de coral, estas aglomeraciones de mejillones proporcionan zonas de refugio para los invertebrados bentónicos, enriqueciendo la biodiversidad del fondo marino. Las ostras, pueden filtrar grandes cantidades de agua, lo cual puede afectar a otras especies, en su mayoría, mejorando la calidad del agua para otros animales marinos, esto lo logran al eliminar partículas de materia orgánica del agua y así pueden contribuir a mejorar las condiciones del agua de mar en donde se encuentran.

Impacto del cambio climático y la contaminación

Las relaciones ecológicas de los moluscos marinos también se ven afectadas por el cambio climático y la contaminación ambiental. El aumento de la temperatura del agua y la acidificación oceánica pueden alterar las relaciones tróficas y la distribución de especies. Es sabido que al aumentar el pH del océano esto disminuye el CaCO3 para las especies que tienen algún tipo de estructura hecha de este material como: crustáceos, equinodermos y moluscos. Además, la contaminación por microplásticos y productos químicos puede tener efectos negativos en la salud y el comportamiento de los moluscos marinos, alterando sus interacciones con otros organismos (Fortunato, 2015).

Un mundo por descubrir

Los moluscos marinos participan en una red compleja de interacciones ecológicas que influyen en la dinámica y estabilidad de los principales ecosistemas acuáticos como: litorales rocosos, arrecifes de coral y manglares. Comprender este tipo de relaciones es parte fundamental para iniciar con labores de concientización y conservación de este grupo de invertebrados, ya que ellos son uno de los actores más importantes para la conservación y gestión sostenible de nuestros océanos, garantizando la estabilidad y diversidad de la vida marina en el futuro. Las interacciones ecológicas de los moluscos marinos son un campo de estudio fascinante que aún está siendo explorado por los científicos. Cada nueva interacción que se descubre nos ayuda a comprender mejor la compleja red de vida que existe en los océanos.

Foto 1. Parasitismo_Eulimidos_Equinodermos. Fuente: https://www.gbif.org/es/what-is-gbif

Foto 2. Competencia_Ostiones_y_Mejillones_Manglar. Autora: Rebeca González Aldana

Referencias

Carabias, J., Meave, J. A., Valverde, T., & Canón Santana, Z. (2009). Ecología y medio ambiente en el siglo XXI. Pearson Educación.

Custodio, H.; Gentile, L.; Darrigran, G. (2020). Eulimidae, una familia de moluscos... ¿¡parásitos!?. Boletín Biológica, 14 (44), 51-53. En Memoria Académica. Disponible en: https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.14682/pr.14682.pdf

Fortunato, H. (2015). Mollusks: tools in environmental and climate research. American Malacological Bulletin, 33(2), 310-324. https://doi.org/10.4003/006.033.0208

Gutiérrez, J. L., C. G. Jones, D. L. Strayer y O. O. Iribarne. (2003). Mollusks as ecosystem engineers: the role of shell production in aquatic habitats. Oikos 101(1): 79-90. DOI: https://doi.org/10.1034/j.1600-0706.2003.12322.x

Hernández-Mireles, J. M. y Vital-Arriaga, X. G. 2019. Moluscos parásitos. Ciencia y Desarrollo.

Keen, A. M. (1971). Sea shells of Tropical West America Marine mollusks from Baja California to Peru. California, Standford, California: Standford University Press.

Smith, T.M., Smith, R.L. (2007). Ecología. Sexta Edición, Pearson Educación, S.A., Madrid, España

(Hernández-Mireles y Vital-Arriaga, 2019).

Nota. Se sugiere la lectura de: https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/un-baile-submarino-alianzas-competencias-y-mas-las-sorprendentes-interacciones-de-los-moluscos-en-el-mar-12370198.html


Segunda parte.

por Luis Gabriel Aguilar-Estrada, Estancia Posdoctoral CONAHCyT-Cibnor, Nataly Quiroz-González, UNAM y Elisa Serviere-Zaragoza, Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor)

¿Moluscos vampiros?

En el grupo de moluscos existen algunos ejemplos de organismos parásitos, por ejemplo en los caracoles de la familia Eulimidae es común encontrar a miembros de esta familia siendo exoparásitos de algunos grupos de equinodermos como las estrellas de mar o los ofiuroideos, donde se alimentan de los fluidos corporales de estos animales marinos (Custodio et al., 2020). Las principales consecuencias de esta relación para los equinodermos, se incluye la pérdida de nutrientes, ya que los eulímidos, en muchos casos, se colocan alrededor de la zona del estómago y succionan los fluidos estomacales. Otra afectación es que pueden perder la autotomía, el caracol Stylifer linckiae, al penetrar el brazo de la estrella de mar, provoca la pérdida de esta capacidad. Algunos caracoles marinos pertenecientes al orden Neogastropoda actúan como parásitos en ambientes marinos, por ejemplo el caracol parásito del género Urosalpinx puede infectar y alimentarse de otros moluscos, como bivalvos y caracoles (Keen, 1971). Este mismo comportamiento ocurre en los piramidélidos, estos moluscos carecen de rádula y son ectoparásitos de poliquetos (gusanos anillados), otros gasterópodos y bivalvos. El modo de parasitar a su huésped es mediante una bomba de saliva que transporta enzimas, la cual, junto con la probóscide, le ayuda a perforar el esqueleto de su huésped y así logra obtener sus fluidos corporales. Una de las consecuencias que puede generar en los bivalvos es que éstos no se desarrollen completamente, debido a la gran cantidad de parásitos que poseen. Finalmente, no sólo los murciélagos, sanguijuelas y mosquitos chupan sangre, también existen caracoles que pueden hacerlo y pertenecen a la familia Colubrariidae, conocidos como “caracoles vampiros”, los cuales se encargan de “chupar” sangre, principalmente, a los peces (Hernández-Mireles y Vital-Arriaga, 2019).

¿Mare nostrum o Mare nullius? La batalla por los recursos en el mar

Para entender la batalla por recursos en el mar es importante conocer dos conceptos importantes: los recursos y las condiciones ambientales. Los recursos son los componentes que los organismos consumen para poder sobrevivir, crecer y reproducirse. Estos componentes habitualmente se consumen o se agotan, y los organismos compiten por ellos mediante diferentes estrategias. Los recursos al escasear pueden generar una ventaja competitiva entre dos o más organismos. En el ambiente marino algunos ejemplos de recursos son la cantidad de alimento, disponibilidad de espacio, número de hembras, entre otros.

En cuanto a las condiciones ambientales, éstas no se consumen ni se agotan, de manera general no se compite por ellas. Si las condiciones son desfavorables, los organismos pueden llegar a estresarse debido a las condiciones ambientales que no les permiten vivir adecuadamente y en ocasiones pueden morir. Dichas condiciones son muy variadas, en el mar podemos mencionar el agua, luz solar, salinidad, temperatura o pH, entre otras.

Cuando los organismos compiten, lo hacen por los diferentes recursos que se encuentran en los ambientes marinos. La competencia, es una de las relaciones ecológicas más importantes, en ella dos especies diferentes pueden verse afectadas perjudicialmente tras competir por alguna clase de recurso, así se puede ver afectado su crecimiento o la supervivencia.

Existen varias formas de explicar la competencia, una de las más comunes a partir del principio de exclusión competitiva. En general, la competencia es más intensa en especies cuyas características del hábitat sean más cercanas o estén sobrepuestas que entre los que están más alejadas.

¿Dos especies pueden coexistir en el mismo sitio? ¿Quién gana y quién pierde?

Una de las relaciones ecológicas más comunes entre moluscos marinos es la competencia por recursos, como el alimento y el espacio. Por ejemplo, diferentes especies de caracoles marinos pueden competir por el mismo tipo de alimento. Un ejemplo de lo anterior es lo que ocurre con las diferentes especies de moluscos en arrecifes de coral, en estos sitios podemos encontrar diferentes tipos de hábitats como las macroalgas, arena, corales o pastos marinos. Es en estos lugres donde se pueden encontrar a diferentes especies de moluscos herbívoros compitiendo por un mismo tipo de alga o incluso pueden competir con otros herbívoros como los erizos de mar. En otros ambientes como los manglares, habitualmente podemos encontrar dos grupos muy importantes de moluscos: los mejillones y los ostiones, ambos son organismos que se alimentan de la materia orgánica que flota en el agua, al ser animales filtradores, filtran el agua en busca de plancton, con lo que compiten con otros animales que se alimentan por filtración. En este lugar ambos grupos de moluscos se encuentran adheridos a las ramas de los manglares, donde es más común encontrar una gran cantidad de ostiones, más que mejillones. Ambas especies compiten por el espacio que se puede encontrar sobre las ramas de los mangles. Las ostras han desarrollado un sustancias parecidas al cemento que utilizan para poderse adherir a diferentes superficies, incluso, es común encontrara a diferentes ejemplares viviendo unos encima de otros.

Con respecto al espacio que puede ocupar una especie, por ejemplo entre las rocas del litoral, lugar donde se ubica la mayoría de los moluscos, la disponibilidad de alimento puede variar ampliamente. Esto puede generar diferentes acomodos, donde los organismos se pueden agregar cerca de los lugares donde encuentran su alimento o en sitios donde se pueden proteger de las condiciones ambientales. Por ejemplo, los mejillones o las litorinas pueden tener una localización donde los individuos están muy cerca unos de otros o en ocasiones pueden ubicarse en sitios distantes.

Existe una forma un poco más amigable de la competencia, que se conoce como coexistencia, donde un par de especies habitan lugares semejantes y tienen comportamiento y uso de los recursos de forma similar. Por ejemplo, diferentes géneros de moluscos como Littorina, Nerita o Fissurella que se encuentran en el litoral pueden desarrollarse sobre diferentes superficies sobre las rocas, por ejemplo habitan conformando parches. Estos tres tipos de moluscos litorales son herbívoros, que pueden alimentarse de las macroalgas que se adhieren a las rocas que forman el litoral, de esta forma los moluscos del género Littorina se ubican en la zona intermareal, los individuos del género Nerita pueden habitar en la parte más expuesta del litoral (supramareal) y los moluscos del género Fissurella pueden encontrarse en las oquedades que se forman entre las rocas en la zona más baja hacia el mar (submareal), estas diferencias ecológicas hacen posible que se minimice la competencia y estos organismos puedan coexistir en una especie de zonación del litoral marino. En otras palabras, esto permite que muchas especies se “acomoden” en un ambiente, ya que cada una puede explotar distintos “compartimientos” del mismo (Carabias et al., 2009).

¿Son los moluscos ingenieros?

Los moluscos también pueden modificar su entorno, por lo que se les ha llamado ingenieros del ecosistema (Gutiérrez et al., 2003), ya que pueden crear diferentes hábitats para otras especies. Los mejillones, por ejemplo, se agrupan en bancos que formados por su propia agregación, muy parecido a los arrecifes de coral, estas aglomeraciones de mejillones proporcionan zonas de refugio para los invertebrados bentónicos, enriqueciendo la biodiversidad del fondo marino. Las ostras, pueden filtrar grandes cantidades de agua, lo cual puede afectar a otras especies, en su mayoría, mejorando la calidad del agua para otros animales marinos, esto lo logran al eliminar partículas de materia orgánica del agua y así pueden contribuir a mejorar las condiciones del agua de mar en donde se encuentran.

Impacto del cambio climático y la contaminación

Las relaciones ecológicas de los moluscos marinos también se ven afectadas por el cambio climático y la contaminación ambiental. El aumento de la temperatura del agua y la acidificación oceánica pueden alterar las relaciones tróficas y la distribución de especies. Es sabido que al aumentar el pH del océano esto disminuye el CaCO3 para las especies que tienen algún tipo de estructura hecha de este material como: crustáceos, equinodermos y moluscos. Además, la contaminación por microplásticos y productos químicos puede tener efectos negativos en la salud y el comportamiento de los moluscos marinos, alterando sus interacciones con otros organismos (Fortunato, 2015).

Un mundo por descubrir

Los moluscos marinos participan en una red compleja de interacciones ecológicas que influyen en la dinámica y estabilidad de los principales ecosistemas acuáticos como: litorales rocosos, arrecifes de coral y manglares. Comprender este tipo de relaciones es parte fundamental para iniciar con labores de concientización y conservación de este grupo de invertebrados, ya que ellos son uno de los actores más importantes para la conservación y gestión sostenible de nuestros océanos, garantizando la estabilidad y diversidad de la vida marina en el futuro. Las interacciones ecológicas de los moluscos marinos son un campo de estudio fascinante que aún está siendo explorado por los científicos. Cada nueva interacción que se descubre nos ayuda a comprender mejor la compleja red de vida que existe en los océanos.

Foto 1. Parasitismo_Eulimidos_Equinodermos. Fuente: https://www.gbif.org/es/what-is-gbif

Foto 2. Competencia_Ostiones_y_Mejillones_Manglar. Autora: Rebeca González Aldana

Referencias

Carabias, J., Meave, J. A., Valverde, T., & Canón Santana, Z. (2009). Ecología y medio ambiente en el siglo XXI. Pearson Educación.

Custodio, H.; Gentile, L.; Darrigran, G. (2020). Eulimidae, una familia de moluscos... ¿¡parásitos!?. Boletín Biológica, 14 (44), 51-53. En Memoria Académica. Disponible en: https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.14682/pr.14682.pdf

Fortunato, H. (2015). Mollusks: tools in environmental and climate research. American Malacological Bulletin, 33(2), 310-324. https://doi.org/10.4003/006.033.0208

Gutiérrez, J. L., C. G. Jones, D. L. Strayer y O. O. Iribarne. (2003). Mollusks as ecosystem engineers: the role of shell production in aquatic habitats. Oikos 101(1): 79-90. DOI: https://doi.org/10.1034/j.1600-0706.2003.12322.x

Hernández-Mireles, J. M. y Vital-Arriaga, X. G. 2019. Moluscos parásitos. Ciencia y Desarrollo.

Keen, A. M. (1971). Sea shells of Tropical West America Marine mollusks from Baja California to Peru. California, Standford, California: Standford University Press.

Smith, T.M., Smith, R.L. (2007). Ecología. Sexta Edición, Pearson Educación, S.A., Madrid, España

(Hernández-Mireles y Vital-Arriaga, 2019).

Nota. Se sugiere la lectura de: https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/un-baile-submarino-alianzas-competencias-y-mas-las-sorprendentes-interacciones-de-los-moluscos-en-el-mar-12370198.html