Hace 20 años desapareció un tercio de los habitantes en California, EU. Se esfumaron los latinos responsables de la agricultura, limpieza y otros empleos impopulares por parte de los norteamericanos más radicales. El sueño de Donald Trump lo hizo realidad el cineasta Sergio Arau, en “Un día sin mexicanos”. Actualmente algunos actores políticos, mercadólogos y dueños de medios, muestran poco interés y respeto al oficio periodístico, que podrían inspirar a “Un día sin periodistas”. Pero mejor vamos por partes:
En México hay 168 mil 729 profesionales de la Comunicación y el Periodismo (Observatorio Laboral e IMCO). En 493 universidades se ofrece la carrera donde actualmente estudian más de 59 mil 563 futuros comunicólogos y periodistas; es el lugar 24 como la carrera con más estudiantes, casi seis de cada 10 son mujeres, su tasa de ocupación es de más de 96%, se desempeñan en servicios diversos (20.9%), sociales (16.9%), profesionales, financieros y corporativos (16.3%), comercio (14.6%) y gobierno y organismos internacionales (9.7%). En su mayoría su “primera chamba” será de subordinados (74.9%), cuenta propia (19%) y empleador (5.3%); y ganarán casi 19 mil pesos (lugar 22 en carrera mejor pagada).
La reputación del gremio periodístico no es la mejor; como lo documenta el Instituto Reuters, Universidad de Oxford, Latinobarómetro y la ENCUP de Segob. Por ejemplo, el 26 de mayo de 2004 el NYT aceptó en una editorial que eligió malas decisiones en el marco de la invasión de EE. UU. a Irak: “Hemos estudiado las acusaciones de credulidad y exageración oficiales. Ya es hora de que encendamos la misma luz sobre nosotros mismos”. Este caso evidencia errores cotidianos por parte de empresas periodísticas, sin embargo, la cancelación de los periodistas parece no tener sentido, ni ser la solución a una sociedad del conocimiento.
En otro campo de la comunicación; algunos “estrategas” de marketing se cuestionan las relaciones con líderes de opinión o medios, debido a que muchos influencers tienen más seguidores que los profesionales de la comunicación. Muchas marcas prefieren generar nexos con estos personajes, que sin generalizar y salvo honrosas excepciones —como el Escorpión Dorado o Chumel—, prefieren volumen de donde llegarán sus mensajes, en lugar de fortalecer sus alianzas con los expertos en generar y transmitir mensajes.
Recientemente en varios medios de información, principalmente en radio, se ha optado por elegir personajes que utilizan los micrófonos para vociferar que a través de “medicina alternativa” se puede curar el cáncer, o estigmatizar el consumo de productos por el hecho de que el conductor no los prefiere. En fin, hay múltiples ejemplos, donde en algunos el ejercicio del periodismo es incómodo para políticos con rasgos populistas, debido a que los ven como artífices de un complot en su contra. Así que ¿Cómo sería un día sin periodistas?
Los programas de radio estarán ocupados por personajes que sin ningún rigor informarán guiones basados en la posverdad, las cabinas estarán vacías, los contenidos se generarán a través de IA, y los algoritmos crearán información sin ningún filtro. En las redacciones se prohibirá el uso de imprentas y toda la información será on line, en algunos años el papel periódico solo se observará en museos, como una pieza intrascendente que su uso más importante fue envolver pescado frío o proteger platos y tazas en las mudanzas.
Un día sin periodistas es una mala broma, de un sueño de los enemigos de la democracia, de las nuevas generaciones de estudiantes que prefieren almacenar likes, que crónicas con rigor científico, de empleadores que consideran la resistencia al cambio tecnológico como la sustitución del conocimiento. En un día sin periodistas jamás un influencer llegará a ser periodista, pero en la vida del más allá, un periodista podrá ser un excelente influenciador con rigor, obviamente con muchísimas excepciones.
Comunicólogo político, académico de la FCPyS UNAM y Maestro en Periodismo Político @gersonmecalco